Deconstruir el poder de la palabra

Derrida argumentaba que los conceptos y las palabras no tienen significado fijo o esencial, sino que su significado surge de su relación con otros conceptos y palabras dentro de un sistema.

26 de febrero, 2024 Deconstruir el poder de la palabra

La deconstrucción es un concepto filosófico y teórico que fue desarrollado por el filósofo francés Jacques Derrida en la década de 1960. La deconstrucción se enfoca en analizar cómo las palabras, los conceptos y las ideas están arraigados en sistemas de significado y poder. Un ejemplo sería que las nociones de “normal”, “deber ser” o “trascendental” son simples ideas que quien ostenta los mecanismos de poder, los legitima en tales conceptos, dice la escuela de Frankfurt. Derrida argumentaba que los conceptos y las palabras no tienen significado fijo o esencial, sino que su significado surge de su relación con otros conceptos y palabras dentro de un sistema (1).

Así, podemos tratar de deconstruir la idea de igualdad, de paz, de inclusión, de seres humanos integrales, de respeto, de democracia. Estos conceptos están definidos, conceptualizados desde el poder que respalda un discurso a la medida, a la medida de los caprichos y emociones de quien los da los usa y los pone en práctica. Las palabras de estos dictadores es el marco de la realidad a la que todos se deben someter, so sentencia de muerte, o casi muerte, desaparición, tortura, persecución. Y así desaparecen realidades objetivas, vivas, expresadas y validadas por la palabra que los nombra y por la gente que las defiende porque es parte de la identidad humana.

Así, se quedan sin palabra, sin voz, sin identidad el indígena, despojado de su territorio, de su lengua, de sus costumbres, de sus cosmovisiones y realidades ancestrales que marcaron un tiempo y un contexto vivo. Las mujeres buscadoras, que siguen y siguen tratando de dar paz con mínimos elementos que van encontrando y catalogando entre los muertos para ayudar a identificar a un ser humano desaparecido, gritando en voz alta, pidiendo la palabra que no les ha sido escuchada, arrancadas de la realidad porque así la palabra del poder lo manda. Los defensores del medio ambiente, estorban ante las palabras de poder empresarial que necesitan grandes espacios para poder traer el progreso/modernidad a la sociedad y pueblos donde se instalan a costa de la degradación del aire, el agua, el suelo y las personas que se quedan defendiendo su territorio, que cayendo frente al discurso de poder se venden en esclavitud disfrazada y real, pero real solo para los pobres del lugar ¡que no agradecen el discurso civilizatorio! -aún hoy-.  

Los periodistas que mueren y que son perseguidos por su lealtad y principios de informar a la sociedad con verdad, sin discurso oficial defendido, se arriesgan en aras de un trabajo que, como cualquiera, engrandece al hombre con vocación. La democracia ya no se pronuncia, la palabra democracia no cabe en el discurso oficial, donde la figura del presidente está por encima de la ley y de su figura moral que lo legitima (AMLO). El discurso de un genocida que invita a la masacre de un pueblo, que no oculta en su discurso que debe acabar con todos (los palestinos) los que, en su sentir racista, los minimiza como animales y/o cosas desechables; El mundo calla…el silencio, la palabra no dicha, da poder a la palabra dicha. Y los que tienen el poder de decir la palabra desde el poder, para denunciar la guerra, el genocidio, han creído que tenían poder, no han hecho nada en su pequeño discurso sin fuerza, palabras vacías, sin sentido ni relación auténtica frente a la soberbia de la palabra que reclama vidas.   

La palabra es poder, dice la escuela de Frankfurt, es el propio hombre que desde su voluntad crea la realidad y para eso acude a lo más característico de su ser: LA PALABRA. Y desde la voluntad de unos, se crea la palabra para asignar la realidad que defienden y que no es la realidad de los otros. La otredad se pierde sin la palabra.

Cuántas madres muertas en la búsqueda, cuántos periodistas van, cuántos defensores de derechos, cuántos pueblos olvidados…diría Eduardo Galeano, y los nadies, mejor nadie los nombra.

La educación también calla y no enseña “la palabra” para mantener la sumisión de un discurso legitimado como existencia de una única realidad. Esta educación, dice López Calva, citando a Freire sobre la educación bancaria, “teme también al lenguaje, porque la palabra es creadora de realidades y puede también derrumbar situaciones injustas u opresivas que no permiten el desarrollo humano ni la justicia. Por eso, formar seres a los que se les despoja de su propia palabra y los hace meros repetidores de discursos vacíos que legitiman las realidades del status quo” (López C. 2024).

Al deconstruir debemos enseñar, observar, buscar información, argumentar, pensar críticamente y creativamente para aprender las palabras que incluyan al ser humano. Estamos en el límite de lo más absurdo del ser humano, defendiendo lo que lo hace humano… (la palabra). Hasta donde nos vaciamos como pensadores, educadores y hablantes de las propias cosmovisiones para alzar la voz con las palabras de reconocimiento humano frente a la diversidad que nos constituye.

Deconstruir el poder de la palabra como poder de unos cuantos como forma de enseñar a no pensar, a deconstruirnos como seres humanos; Si no nos escuchan no existimos, enseñar para ser, para existir, para pensarnos y pensar y darle nombre al mundo, al otro, al amor, a la poesía, a los valores, a la vida, a la libertad, al arte de educar.

Referencias:

López Calva M. (febrero 12, 2024) El cuarto Elemento. Educación Futura. De: www.educacionfutura.org/el-cuarto-elemento/

  1. Escuela de Frankfurt (mayo, 18 ,2023) ¿Qué es la deconstrucción? https://laresistenciaradio.com/que-es-la-deconstruccion/?fbclid=IwAR1nKKAR2s7pjVh4zIczt_8Uw5NVNmO70MmJoxECftUzwaA99T3Hq7nQSD4

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María del Pilar Cordero César
Doctora en Pedagogía, con maestría en Pedagogía y Educación Social, con especialidad en Animación Sociocultural. Docente e investigadora en áreas de humanidades, ciencias sociales, educación ambiental y pedagogía. Es voluntaria en ONG que trabajan con personas con discapacidad y apoya actividades de equinoterapia. Actualmente estudia y trabaja en temas de pedagogías emergentes, género y primeros auxilios psicológicos. Le gusta estudiar, investigar y escribir.

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