Cartas a Tora V

¿Qué crees? ¿Qué crees? Lo de los baños está cada día peor. El otro día se atascó el drenaje (los mal pensados dicen que fue culpa del señor del 28), y el olor aumentó considerablemente. Ya se...

15 de septiembre, 2016

¿Qué crees?

¿Qué crees? Lo de los baños está cada día peor. El otro día se atascó el drenaje (los mal pensados dicen que fue culpa del señor del 28), y el olor aumentó considerablemente. Ya se vinieron a quejar de la vecindad de al lado. Entonces, el portero dijo que lo sentía mucho, pero que iban a tener que implantar el Doble Día Sin Baño (eso quiere decir que un día lo pueden usar, y dos no). Se armó un alboroto como no te imaginas. El portero consiguió que en la vecindad de al lado les permitieran usar los baños, pero comprando un boleto y en las horas de poca afluencia. Los vecinos prefieren irse al “King's” y desayunar unos “Barbecue Tacos with Guacamole Sauce”; y en las noches un café con leche porque si no, se salen de su presupuesto. Y los del 35, que tiene seis hijos y tres sobrinos, los mandan a un terreno baldío que está como a tres cuadras. A veces los cacha un policía y no los deja entrar, pero ellos ya encontraron la forma de burlarlo, y van felices.

Los gatos quisiéramos hacer algo, pero estamos muy limitados. A lo mejor podríamos investigar lo que realmente sucede, pero es difícil. En fin, vamos a ver qué pasa.

El portero se está portando bastante bien en este asunto. Trajo unos ingenieros sanitarios para que estudiaran el problema y propusieran una solución, y no ha querido cobrar nada a los vecinos; dijo que alcanzaba con las cuotas de mantenimiento, y están todos muy contentos, diciendo que es un excelente administrador.

Con todo esto, lo de los lavaderos quedó en suspenso. Pero para no perder el tiempo, el portero propuso celebrar un concurso de diseño de lavaderos, al cual todos los vecinos podían entrar. Esto los entusiasmó, pues era señal de que les iba a hacer caso; y el que más y el que menos se fueron a sus viviendas a pensar cómo hacer esos lavaderos.

Los ingenieros sanitarios pusieron manos a la obra, e hicieron un agujero en el piso, junto a los baños; y descubrieron que uno de los tubos estaba roto, y por ahí se derramaba todo. Ya llevamos una semana así, porque no encuentran tubos del diámetro apropiado para cambiarlos, y nos han pedido que tengamos paciencia. Y es que para pasar al segundo patio pusieron sobre el agujero unas tablas; pero son bastante estrechas y no es fácil cruzar por ahí. Ya se han caído tres mujeres y un niño. ¡Ah!, y el borrachito del 56, que no puede caminar en línea recta. Son bastante buena onda esos ingenieros; hasta habilitaron un paso por las azoteas, para que los vecinos no tengan que cruzar el agujero.

Por ese lado, no podemos hacer otra cosa más que esperar. En cuanto a los lavaderos, el portero dice que ha recibido varios proyectos, y que hay cosas muy interesantes. Ahora hay que hacer una proyección financiera. Hay un proyecto, por ejemplo, que propone tirar los lavaderos y comprar lavadoras automáticas. Esto, en principio, entusiasmó a las señoras. Pero no se dieron cuenta de los problemas que podían surgir. ¿Qué pasa si se va la luz y no han terminado de lavar? ¿Y el día que no haya agua? ¿Cómo van a repartir el costo del detergente? ¿Y qué marca van a usar? Porque unas querrán el verde, y otras el azul. Eso, sin contar con que hay que enseñarles a usar las lavadoras; y algunas viejas no saben ni encender correctamente la luz en sus viviendas, y por eso se funden tanto los fusibles. En fin, que habrá que estudiarlo con detenimiento y ver lo que sea mejor para todos.

Mientras tanto, la azotea se ha convertido en lugar de mucho tránsito, y los gatos tenemos que subirnos a los tinacos para tomar el sol y dormir. Yo ya encontré una especie de cama. Todas las mujeres (o casi todas) usan unas cosas que son como dos conchas unidas por una tirita de tela, que yo no entiendo para qué las quieren. Algunas de esas conchas tienen unas varillas duras; pero otras están acojinadas, y resultan muy cómodas. Así que todos los días me robo algunas, y se las devuelvo al otro día. Lo malo es que a veces las sujetan con unas pinzas muy duras, y no me las puedo llevar hasta que alguien viene a ayudarme. Casi siempre es la gatita rubia, que es muy servicial y muy ingeniosa; no hay pinza que se le resista.

Bueno, te dejo. Las cosas están en compás de espera, pero ya te informaré de lo que pase.

Te quiere

         Cocatú

P. D.- A ver si cuando regrese puedo llevarme unas conchas de esas, para que las conozcas.

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