Querida Tora:
Hay una chamaca, en el 18, que está rete loca. Alguien le dijo que se parece mucho a una cantante popular llamada Melissa, y se lo creyó. Entonces, se viste igual que ella, se maquilla para acentuar sus rasgos, se pone lentes de contacto para que sus ojos sean azules, como los de ELLA; y se pega las orejas al cráneo con cinta adhesiva para que no se le vean tan paradas. El brassiere lo rellena con algodón y trapos para alcanzar las dimensiones de Melissa; y lo mismo hace con las caderas y las piernas. Total, que si se mueve de repente se le desconchinfla algo y el parecido se echa a perder. Por eso, ahora habla con la boca cerrada y mirando hacia arriba, para que el peso de las pestañas no le haga cerrar los ojos.
Las chavas de la vecindad están igual de locas, y la tratan como si fuera la verdadera Melissa, la imitan en todo y están convirtiéndose en sus sirvientas (de gratis). Y ya le han pedido que en la próxima fiesta que se haga en la vecindad (Se avecinan dos fiestas de quince años y un aniversario de matrimonio) cante sus canciones. Eso no le gusta mucho a la imitadora, porque si abre mucho la boca se le ven los frenos de los dientes y se le rajan las 27 capas de maquillaje que se tiene que poner; pero está estudiando la manera de hacer “playback” y abrir la boca solamente un poquito.
Pero resulta que la verdadera Melissa se echó un novio, un muchacho bastante guapito que también sale en televisión cantando. Entonces, la chamaca se puso a buscar un muchacho que se pareciera al tal Nepomuceno (Con ese nombre, no sé cómo piensa que va a llegar a ser estrella), pero al que no le faltaba le sobraba, y no encuentra a nadie. Ya a la desesperada puso un anuncio en las redes sociales, y se presentaron muchos que decían parecerse a él; pero a todos los rechazó y hasta los insultó (imitando a su ídolo) por hacerle perder el tiempo. Entonces entró al quite su mamá, harta de oírla gritar y exigir, y se lanzó a la búsqueda. ¿Y qué crees? Tuvo éxito. El muchacho que le llevó a la niña se parece bastante al tal novio.
Pero al muchacho le faltaba mucho para tener la personalidad de Nepo, y tuvo que educarlo. Le costó mucho trabajo, porque el chico es algo lento para todo menos para comer; pero con el tiempo y un ganchito, como se dice vulgarmente, logró hacer de él un muñeco articulado parecido al novio de su ídolo. Pero le faltaba lo más difícil: convencerlo de que se cambiara el nombre, pues el chico decía que el nombre se lo había dado su madre y que era lo único que le quedaba de ella,; y menos para tomar un nombre tan feo como Nepomuceno (¿Pero sabes cómo se llama el chico? Azuceno, como su abuelita, que en paz). Tuvo que prometerle comprarle un coche en cuanto ganara lo suficiente (que no sé cuándo será, porque hasta la fecha no ha ganado un peso, ni cantando ni haciendo nada). Pasó varias semanas entrenándolo para que respondiera al nombre de Nepomuceno. Y cuando lo logró, ¿qué crees? Melissa y su novio tronaron como ejotes, y ahora tiene que buscar a un güero como de dos metros de altura, con estómago de lavadero de clase alta y que responda al nombre de Wolfgang, porque es alemán. Ni su santa madre ha podido localizar a un muchacho con todas esas cualidades, por lo que chava ya está viendo quién le paga un viaje a Alemania para traerse un muchacho así (Se dice que el portero le ha hecho alguna insinuación de que él podría ayudarla; pero es una insinuación sucia, y la madre no quiere que la acepte).
Total, que la chava se desesperó y un domingo se quitó todos los rellenos que usaba, se arrancó las 27 capas de maquillaje y anunció en el patio, a voz en cuello, que dejaba la carrera de cantante. El portero se acercó y le dijo en voz baja (No tan baja que yo no pudiera oírla) que su ofrecimiento seguía en pie, siempre y cuando accediera a visitarlo los martes en la noche en la portería. Ella respondió que iba a consultar con la almohada (Léase mamá), y el martes siguiente fue a tocar a la portería. Menos mal que el portero estaba con la Flor, que si no…
Y es que no es posible duplicar la vida de otra persona. ¿O qué dices tú?
Te quiere
Cocatú
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