Heme aquí en la batalla por la supervivencia, mi pasado marca el presente de mi lucha. Esta guerra no significa el triunfo de una conquista ni lleva soldados con armas al confrontamiento.
Es solo un modus vivendi, donde mi tarea es conquistar a todos, lograr que caigan a mis pies someterlos a mi voluntad, pero solo por una ocasión.
Mi alma lleva el pecado mortal de mis actos. Pago el precio de la moral por el número de mis víctimas, que aunque no mueren físicamente, llevan la herida en el alma, en algunos es tan profunda que nunca sana.
El campo de batalla es simplemente un escenario donde mi siguiente víctima puede verme desde su estrado.
El lugar se despliega de noche, mi rostro y mi corazón llevan el maquillaje de la seducción, mientras visto de cuero y tacón.
Ya en la pelea del cuerpo a cuerpo la única regla es no involucrar el odio, pero tampoco el amor, aunque a veces la lujuria nos confunde con el sentimiento mas puro del ser humano, pero al final es todo es deseo… un simple deseo que nos engaña sobre todo cuando más solitarios nos sentimos.
La estrategia es simplemente crear la fantasía de hacer creer que somos viejos amigos, antiguos amantes hasta donde el precio del contrato lo permita.
Así cada noche me visto de tentación para hacer realidad la fantasía de alguien. Sin embargo, mis fantasías difícilmente serán cumplidas pues no son parte de este escenario.
“ESTA ES LA NATURALEZA DE MI SER”.

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