Esta semana hubo muchas noticias en el reino de Amlolandia. Estaba pensando en escribir acerca de la debacle de López, Xóchitl Gálvez y la mañanera. Estaba pensando también en escribir acerca del asunto de las “corcholatas” y cómo nuestro tlatoani ya anda repartiendo puestos con singular alegría como si fueran garnachas.
Pero no. El espectáculo grotesco del circo que es la política mexicana puede esperar (como se ven las cosas, el circo tendrá más espectáculo que el de los hermanos Atayde).
Esta semana quiero escribir sobre una noticia que apenas llegó a mi conocimiento, por su más bien escasa cobertura. Esa noticia es que Keith Reid, compositor y poeta británico, falleció el 23 de marzo de 2023, a los 76 años, a causa de cáncer. ¿Y quién fue Keith Reid, se preguntará usted? Tal vez los más roqueros (y con un gusto en particular por el art rock clásico) reconocerá el nombre por una simple razón: “A Whiter Shade of Pale” de Procol Harum, clásico de clásicos, una de las canciones que han estado en las ondas de radio (y ahora streaming) desde que se estrenó, en el ya lejano 1967. Y es que Keith Reid fue quien aportó la letra, mientras que Gary Brooker y Matthew Fisher compusieron la música.
Aunque “A Whiter Shade of Pale” fue una de las aportaciones más notables de Procol Harum al mundo de la música, no fue la única. Sin embargo, al leer los obituarios de Keith Reid en diferentes medios, pareciera que esa fue la única canción valiosa en el catálogo de la banda británica. En realidad, la colaboración entre Brooker, Fisher y Reid fue lo que hizo de Procol Harum una de las bandas más sobresalientes, aunque infravaloradas, del mundo del rock. Las letras de Reid fueron uno de los pilares sobre los que la leyenda de Procol Harum se erigió.
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El estilo lírico de Keith Reid era distintivo y poético y se caracterizó por su habilidad para evocar imágenes vívidas y transmitir emociones profundas a través de sus letras. Al mezclarlas con la música, en ocasiones, majestuosa, de Gary Brooker, las canciones se volvían verdaderas pinturas musicales. Escuchen, por ejemplo, A Salty Dog y díganme si no se sienten en plena navegación hacia lugares “a donde los barcos llegan para morir” (“Where ships come home to die”) Sus composiciones son introspectivas y a menudo exploran temas como el amor, la nostalgia y la melancolía. Los temas que trataba podían ser comunes y comprensibles, pero no por eso menos profundos.
Reid es conocido por su enfoque narrativo, creando historias y escenarios en sus letras, las cuales podían tratar temas trascendentales y profundos, como la vanidad de la victoria (en líneas como “Conquistador, a vulture sits upon your silver shield / And in your rusty scabbard now the sand has taken seed” de Conquistador ). En otras ocasiones, podía ser más divertido y juguetón, como en Rambling On, en donde narra una historia sobre cómo alguien intenta volar después de ver una película de Batman.
Una de las características más destacadas del estilo de Reid es su capacidad para combinar lo oscuro y lo poético con melodías accesibles y arreglos musicales cautivadores. En los álbumes Home (1970) y Broken Barricades (1971), ambos excelentes, las letras tomaron un cariz sombrío y reflexivo, con líneas como “The presses are empty / The editors torn / Whose husband was the first to fall? / Who died the worst death of them all?”
Si hubo una época en la que se le puede reprochar algo a Keith Reid fue en los noventa y en el inicio del milenio, en el que sus letras comenzaron a ser más simples y directas. Aunque no por ello, dejó de dar líneas que, aunque banales, siguen siendo ciertas hoy. Por ejemplo, las líneas “It was black, it was white / We had so much to say / Right or wrong / The truth won’t fade away” del álbum The Prodigal Stranger de 1991. Porque, al fin y al cabo, la verdad siempre será la verdad sin importar cómo la vistamos, ¿no? Dichas letras parecen escritas especialmente para esta época de la posverdad.
Keith Reid demostró ser un maestro en la creación de letras. Muchas de ellas, trascendieron el tiempo y siguen tan frescas como cuando Gary Brooker las cantó por primera vez. Su estilo único dejó una huella imborrable en la música y, aunque él ya haya partido, su legado artístico vivirá por siempre en las canciones de Procol Harum.
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