Un gobierno que no asume el costo de sus decisiones y errores está cerca de volverse autoritario. Su ineficiencia la justifica con excusas, con omisiones, con una actuación parcial de sus atribuciones, con oportunismo y con argumentos que desestiman e ignoran una realidad con necesidades y dificultades sociales, económicas y políticas.
Las excusas que un gobierno da a su población ante una crisis, tan solo muestra la simulación de tener el control de la situación, lo cual, es preocupante ya que en realidad sale a relucir la incompetencia, el cálculo político y la falta de sensibilidad social para encarar eficientemente las problemáticas internas y globales.
Esto genera un gobierno poco confiable para las y los ciudadanos, para los sectores productivos, y empresariales que van percibiendo con el paso del tiempo, un aumento de incertidumbre, división y fragmentación social, donde la falta de credibilidad y confianza disminuye la calidad moral de quienes toman las decisiones gubernamentales.
En este contexto, tenemos que recordar que antes de la entrada oficial de la pandemia de COVID-19 a México, tuvimos en 2019 una epidemia de inseguridad, donde el 72.9% de la población de 18 años y más consideró que vivir en su ciudad es inseguro; hubo más de 35 mil homicidios, con lo que fue el año más violento que se tenga registro; el 96% de los delitos denunciados en las entidades federativas no fueron resueltos por la autoridad competente y el 93% de los delitos no fueron denunciados; en el rubro de Estado de Derecho nuestro país se ubicó en el lugar 99 de 126 países evaluados.
El año 2020 no mejoró la situación en materia de inseguridad, prueba de ello son los más de 5751 homicidios que reportó el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública en el primer bimestre. A su vez, el incremento de feminicidios en los primeros meses de este año que dio como resultado una marcha de mujeres sin precedentes en todo el país en contra de la violencia y en favor de su seguridad; cifras de la misma autoridad estiman que este delito en el país aumentó 17.1%, esto se traduce en 164 decesos violentos de mujeres.
El INEGI indicó que 2019 cerró con nulo crecimiento económico, ya que el cuarto trimestre no reportó variación con relación al tercer trimestre que fue de -0.3%, con lo que el PIB anual fue de -0.1%. Esto ya apuntaba a una recesión económica en México, además tuvo repercusiones, como que nuestro país saliera del top 10 de los mercados más atractivos para invertir debido al estancamiento y bajo crecimiento, lo que generaría desempleo.
Esto vislumbraba un 2020 complicado en materia económica y que hoy es una realidad, sobre todo porque el Gobierno de México no termina por construir una estrategia integral que dé certidumbre a las inversiones nacionales y extranjeras. Ejemplos de ello fue la contracción en la economía que cayó 0.7% en enero, de acuerdo a la estimación del INEGI, la cual a escala nacional es la más profunda desde el 2009, y también la cancelación de la construcción de la planta cervecera Constellation Brands en Mexicali.
En este sentido, la falta de una estrategia fiscal y económica para atender las necesidades del mercado interno y para enfrentar las consecuencias de la pandemia global de COVID-19, ha acentuado la incertidumbre económica y de inversión, lo cual puede dejar graves estragos en las familias, sectores productivos, empresas mexicanas, y extranjeras que radican en nuestro país.
Prueba de ello, son las calificadoras de riesgo como Moody’s que estima que la economía mexicana se puede contraer alrededor del 3.7% en 2020, donde su recuperación alcanzaría un 0.9% en 2021, esto por las consecuencias de la pandemia; Standard and Poor’s también recortó la calificación por los efectos negativos del COVID-19, estimando una contracción económica de 2 a 2.5% durante este año y para el próximo una recuperación moderada; por su parte, JP Morgan indicó que este año la economía de México podría caer alrededor del -7%, lo cual, se registraría un decrecimiento de 35.5% del PIB.
Por su parte, el desempleo en 2019 afectó a 2.1 millones de personas, esto se reflejó en la caída del 48.2% de altas al seguro social, con lo que el año anterior se convirtió en el más débil en generación de empleos desde 2009.
En 2020 el desempleo creció en febrero a 3.7% en México, de acuerdo con datos del INEGI, por lo que los trabajadores en condiciones críticas alcanzó 23.1%, la tasa más alta desde enero de 2005, esto ocasionado por la deficiente política en materia de generación de empleos y de inversión, sumándose los efectos globales de la pandemia de COVID19.
En 2019, la salud también tuvo un año complicado, ya que la transformación del Seguro Popular al INSABI sin una estrategia financiera y operativa evidenció desde el primer día, las carencias de todo tipo para solventar la demanda de salud de las y los mexicanos sin seguridad social, lo cual vino a agudizar la severa crisis que México tiene en diversas enfermedades, tales como obesidad y sobrepeso que las padecen el 73% de la población; la diabetes con 8.6 millones de diagnosticados y el cáncer de mama con alrededor de 7000 muertes. Además de la falta de medicamentos, personal médico y de infraestructura hospitalaria.
En 2020 el COVID-19 se declaró como una pandemia global, la cual ha afectado la salud y el sector económico de México. Hasta el reporte del 27 de marzo, la Secretaría de Salud informó de 717 casos de personas infectadas, 2475 son casos sospechosos y 12 hay fallecidos, considerando que la cifra puede aumentar.
En este sentido, hay otras enfermedades que han aumentado de manera significativa y alarmante, por ejemplo: los casos de influenza que con base al Informe Semanal de la Temporada de Influenza Estacional (Semana 13-2020) señala que desde la semana epidemiológica 40 del 2019 a la 13 del 2020, se han notificado 5983 casos positivos a influenza y 316 defunciones; tuberculosis respiratoria que se ha contabilizado 6992 casos, lo cual constituye un incremento de 102.2% para los primeros meses del 2020; y el Dengue donde el Informe Semanal de Vigilancia Epidemiológica (Semana 12-2020) señala que los casos acumulados de dengue es de 2183, con una defunción.
Consideraciones
Antes de la pandemia del COVID-19, habían tomado como excusas que los gobiernos del pasado, el neoliberalismo, los conservadores y los fifís tenían la culpa de la inseguridad, la falta de crecimiento económico, el desempleo y las carencias del sector salud, lo cual le han restado credibilidad al Gobierno de México, prueba de ello es la encuesta realizada por GEA-ISA que señala que la aprobación presidencial pasó de 57% (noviembre 2019) a 47% a (marzo 2020); por otro lado, Consulta Mitofsky indicó que de 55.6% (febrero 2020) pasó a 49.6% (marzo 2020)
En este sentido, sería un error de cálculo político y social utilizar como gran excusa y culpar al COVID-19 de la inseguridad, de la debilidad económica, del desempleo y de las problemáticas de salud que atraviesa nuestro país, ya que los datos indican que no se fortalecieron las políticas de seguridad, fiscales, económicas, de empleo, de inversión pública y privada en el momento oportuno.
A México le urge una estrategia de seguridad, una reactivación económica, una política eficiente para generar empleos y fortalecer los servicios de salud que le permita establecer condiciones internas sostenibles de competitividad y dar certidumbre a los inversionistas.
México necesita un gobierno sin excusas; un gobierno eficaz, eficiente y responsable que genere credibilidad, certeza legal, certidumbre económica y cohesión social a través de mecanismos plurales y democráticos que le permitan construir indicadores de confianza que proyecten altos estándares de gobernabilidad, seguridad, salud, crecimiento económico y empleos.
México requiere de la unidad nacional para afrontar los tiempos de dificultad y no excusas unilaterales.
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