¿Qué tienen en común el Día de la Tierra, el Día del Libro y el monstruo del lago Ness además de celebrarse esta semana? Si usted está indeciso de cuál de las tres conmemoraciones festejar, tal vez este texto lo pueda ayudar.
Si hay un libro influyente en la biología de las últimas décadas bien puede tratarse de Diversidad de la Vida del biólogo Edward O. Wilson. Ahí se define biodiversidad como el número de especies existentes en un ecosistema o de manera global. ¿Y qué tan diverso es el mundo? Números van y vienen. De las cifras más citadas y espectaculares es la de Terry Erwin de 30 millones sólo en las selvas tropicales luego de fumigar un árbol y contar la cantidad de bichitos que cayeron al suelo. También depende lo que entienda uno por especie lo cual no acaba de quedar claro con todo y las acaloradas disputas académicas. Si está planeando una boda próximamente, trate de no colocar a un bacteriólogo, un paleontólogo y al veterinario de su gato en la misma mesa para evitar que lleguen a la violencia erudita a causa de esta disputa. Datos más seguros son el cuarto de millón de plantas y más o menos un millón insectos, de los cuales 300 mil son escarabajos. ¿De dónde salieron todos estos bichos? El entusiasmo reproductivo de todas las especies tiene un efecto inesperado que es la separación de los distintos linajes hasta el punto de que se convierten en grupos totalmente aislados tras miles de generaciones de migrar, tener crías, evitar convertirse en la comida de alguien y sortear una enfermedad. El problema es que por más que uno se esfuerce, al final sobreviene la muerte del linaje, de la especie.
Especies han ido y venido a lo largo de millones de años, aunque hoy en día enfrentamos cambios ambientales que ponen en riesgo a todas las especies, incluida la nuestra. De acuerdo con un reciente libro de la CEPAL, la cantidad de CO2 en la atmósfera ha crecido desde poco antes de la Revolución Industrial hasta el año 2005 en un 35%. El metano, otro gas que incrementa la temperatura ambiental, aumentó en un 148% en este mismo periodo.
El aumento en la temperatura también causa que los hielos de las montañas y de los polos se derritan aumentando el nivel del mar y por lo tanto, inundando las zonas costeras. Hay registros que indican que el nivel del mar ha aumentado entre 6 a 10 cm de 1961 al 2003. De de ahí a la fecha se ha perdido más de cuatro millones de km2 de hielo de los polos y las montañas. Estamos cambiando las condiciones del planeta mucho más rápido de lo que las especies pueden resistir. Según el Instituto Nacional de Ecología y SEMARNAT, de 1976 a 1993 perdimos en México 29,765 km2 de bosque, la misma superficie de Guanajuato y de 1993 a 2000 54,306 km2 equivalentes a Campeche. Ante este panorama en 1970 Gaylord Nelson promueve celebrar cada abril 22 el Día de la Tierra, buscando el cambio de hábitos que disminuyan nuestro impulso a la extinción masiva.
Sin embargo, la extinción es el final del juego aún para las especies más dominantes y si no lo cree, recuerde a los dinosaurios. Sus enormes proporciones las podemos intuir de los restos óseos que se fosilizaron y que de vez en vez eran descubiertos por algunos de nuestros perplejos ancestros que imaginaron monstruos y dragones por todos lados. Stephen Jay Gould escribió alguna vez que los dinosaurios nos fascinan a todos porque son enormes, son feroces y ya no existen. A todos nos gustaría que por ahí hubiera alguno, lo que explica el éxito de Parque Jurásico o de la novela El mundo perdido del escritor escocés Arthur Conan Doyle. También explica otro éxito de Escocia, la borrosa foto tomada el 21 de abril de 1934 por el coronel Robert Wilson donde se aprecia la silueta de “Nessie, el monstruo del lago Ness”. En 1960, Denys Tucker, un científico del Museo de Historia Natural de Londres, difundió nuevas fotos falsificadas del dragón Nessie que identificó como un dinosaurio plesiosaurio sobreviviente por millones de años en los aislados lagos escoceses.
En realidad Tucker quería lanzar una campaña para aumentar el interés en la ciencia y en su Museo pero se le salió de control. Su afirmación llegó a aparecer en la prestigiosa revista New Scientist hasta que el fraude se descubrió en 1975. Como dice Robert Park en su libro Ciencia Vudú, lo que puede iniciar con un honesto error científico fácilmente puede convertirse en fraude. Pero las ganas de creer en la existencia de Nessie también reflejan las ganas por seguir oyendo las historias de dragones que se tenían en la Edad Media cuando tras toparse con un fósil, los europeos se pusieron a contar historias de dragones en lo que se inventaba Angry Birds. Éric Buffetaut dice que el dragón representa el mal y las fuerzas oscuras que habitan el corazón humano y por tanto, debe ser vencido por algún héroe que nos represente y de paso, nos redima. Por eso es que San Jorge alguna vez que pasaba por Cataluña decidió rescatar a una doncella de las garras de un dragón y como recompensa, recibió un libro que la chica llevaba consigo para leer algo en lo que esperaba ser devorada. Así que el 23 de abril, día de san Jorge, los catalanes se regalan libros aprovechando que también es el aniversario luctuoso de Cervantes y Shakespeare. Surge de esta manera el Día del Libro. Al igual que los dinosaurios, los libros enfrentan la posibilidad de la extinción debido a objetos no mejores pero diferentes en los que también podemos leer. Celebrar estos tres días, el de Nessie, el del libro y el de la Tierra puede ser una buena forma de evitar la extinción al menos de uno de ellos. Qué regalar será lo complicado, pero no está de más considerar un libro sobre la extinción de los dinosaurios.
¡Aficionados que viven…!
Si usted sospecha que su cura hace cosas raras a solas cada noche, tranquilícese; tal vez está construyendo un...
junio 2, 2016¡Ay, madre!
¿A que no se imagina cómo rayos llegamos a que cada 10 de mayo una fila de Cabecitasblancas estén...
mayo 12, 2016¿Tránsito o transito? Esa es la cuestión
A que nunca imaginó que su auto y una máquina tortilladora podrían parecerse. Ni siquiera teniendo un Pacer.
abril 28, 2016Antes muerto que peatón
No me lo va a creer, pero el consumo de té negro y el comercio de tulipanes se parecen...
abril 14, 2016