Esa bonita temporada del año donde todos nos endeudamos, abrazamos desconocidos, desconocemos familiares y en general estamos donde no deseamos.
En realidad la temporada se llama adviento e incluye los cuatro domingos previos al 25 de diciembre. Al menos en el continente americano. En otras latitudes la celebración se da por fechas varias.
Los ortodoxos rusos celebran Navidad el 6 de enero. Y es que las controversias calendáricas son siempre, además de calendáricas, controversiales; en especial religiosas. Porque no hay que olvidar que se trata de una celebaración religioso por extraño que parezca , al ver a un animador ebrio vestido de Santa en una alberca espuma de un table dance.
En realidad la fecha varía simplemente porque nadie tiene idea de cuándo fue la primera Navidad, el nacimiento de Jesús de Nazaret.
El evangelio de Mateo afirma que Jesús nació durante el gobierno de Herodes el Grande, conocido por su inefable amor a la infancia y quien sabemos murió en el año después de Cristo. Así que Jesús debió nacer antes. En el impresionante The Calendar, David Ewing Duncan comenta que otras fuentes y el resto de los evangelios permiten suponer años varios: 6 o 7 A.C. e incluso 7 D.C.
Sí, al parecer el nacimiento de Jesús fue antes del nacimiento de Jesús. Pero de algo sí se está seguro, era imposible que fuese a finales de diciembre por las condiciones meteorológicas de la temporada en Palestina.
El 25 de diciembre se eligió para tratar de poner algo de orden y aprovechar las festividades a Saturno que seguramente incluían ventas nocturnas y meses sin intereses.
De todas formas durante siglos a nadie le importaba demasiado el nacimiento de Jesús, y de hecho, el nacimiento de casi nadie. Las fechas que se conmemoraban tradicionalmente en la cristiandad medieval eran las muertes. Llevar un registro de cuándo nace la gente es una moda estadística reciente; es más simple de registrar el fallecimiento de algún prócer famoso.
Por ejemplo Nicolás de Bari es celebrado el 6 de diciembre, aniversario de su muerte en Anatolia en 350 después de Cristo.
En 2011 Martha Poza de la Universidad Complutense de Madrid llevó a cabo una revisión histórica e iconográfica de este santo a lo largo de los siglos. Algo así de cómo un obispo turco terminó de Santa Clós. Al parecer la falta de referencias fidedignas de su existencia durante los primeros cinco siglos tras su muerte nunca ha mellado su capacidad de hacer milagros. Sus restos, o los de alguien más descansan precisamente en la basílica de Bari, Italia.
Años más tarde Washington Irving en su Historia de Nueva York lo describe como un tipo regordete y simpático, sombrero de ala, pipa, abrigo verde. Recién llegada la Gran Depresión a los Estados Unidos, Coca-Cola inicia una campaña basada en imágenes de Santa Claus elaboradas por Haddon Sundblom quien lo vistió de rojo y le puso su propio rostro.
Sundblom se inspiró en la descripción de Santa que viene en el texto del sigo XIX La víspera de Navidad de Clark Moore, de dónde toma el nombre la película de Tim Burton.
Desde entonces Santa dejó de repartir juguetes a inicios de diciembre para hacerlo…la víspera de Navidad. Y también tomó el look que podemos ver en la hermosa y cursi Milagro en la calle 34.
Repartir tanto juguete alrededor del mundo no es fácil. Para lograrlo debe recorrer aproximadamente 510,000,000km en Nochebuena (la siguiente Navidad, paciente lector, prometo explicar por qué ésta distancia). Lo anterior significa que la velocidad de crucero del trineo de Santa ronda los 11 mil Km/hora, unos 2 880 km por segundo. Todo eso requiere de los más avanzados sistemas tecnológicos. Roger Highfield autor del navideño Pueden los renos volar?: La ciencia de la Navidad ha comentado la posibilidad de que exista un gran complejo científico subterráneo en el Polo Norte con un ejército de duendes dedicados a las más variadas disciplinas científicas como cálculo de geometrías de plegado del espacio tiempo o computación cuántica para lograr que millones de niños sean felices cada Navidad.
El profesor Ian Stewart, de la Universidad de Warwick declaró hace unos años al periódico británico Telegraph que aunque siempre se ha dicho que la curiosa forma de los cuernos de los renos es para fanfarronear y coquetear con las hembras, eso no tiene sentido. En realidad son artefactos con forma de vórtices fractales que producen un efecto aerodinámico que hace que los renos vuelen más rápido que el aguinaldo. Todo claro.
Sin embargo, aún queda por resolver el misterio del elefante, el camello y el caballo de los Reyes Magos.
En todo caso donde sea que conmemore el nacimiento de Jesús como liberador del alma humana o que simplemente celebre la maravillosa e improbable secuencia pasos que han logrado que usted, su familia, todo Ruiz Healy Times y la CONAGO podamos reír, leer amar y soñar, tenga usted la mejor de las Navidades.
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