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ME VOY DE CASA

Hoy me voy de casa. Dejo mis experiencias y cariño que di por ti y mis hijos. Fallé, pero no me arrepiento porque todo lo realicé con amor hacia ti y los hijos. ¿Errores? Muchos. ¿Aciertos? también. ...

2 de abril, 2021

Roman Navarro Cisneros

No puedo culparte por esperar lo que no quisiste dar lo que yo esperaba de ti, pues el tiempo me enseñó que el buen amor se debe dar sin esperar nada a cambio. Viví momentos maravillosos a tu lado: me diste hijos a los cuales amé y enseñé lo mejor de mí, dando el mejor ejemplo como padre y la mejor de mis sabidurías.

Dejo todos los bienes que tengo, pues finalmente trabajé para darlos a ustedes y que tuvieran una vida más cómoda para que no les faltara el sustento ni los lujos. Reconozco que el principio fue austero, hasta mísero, pero por el amor que siento por ti salimos adelante. Me voy contento porque fuiste el motivador de mi éxito y el motor de mi progreso. No hubo un día que no despertara pensando en qué ocupaban para ser mejores personas, para vivir bien económicamente.

No quiero irme sin decir perdón porque no supe ser mejor que el vecino, aquel que me pusiste de ejemplo cada día de cómo trataba a su esposa e hijos. Me voy porque no supe darles la libertad a mis hijos que deseaban, ni la comprensión de sus errores, los cuales yo pagué responsablemente. Es cierto, no les di la libertad de llegar a casa la hora que dispusieran, pero mi preocupación por su bienestar y el riesgo de trasnochar fuera del hogar no me dejaban dormir preocupado por la seguridad de cada uno de ustedes.

Aconsejé que fueran cada día mejores para ustedes mismos, no para mi beneficio; sin embargo, olvidé que cada quién es dueño de su vida y sus decisiones, así que también les pido paguen y arreglen ustedes mismos sus desaciertos. También me abstendré de festejar sus triunfos, pues son solo suyos. Me enseñaron a ver solo por mí porque al ver por ustedes me convertía en egoísta y manipulador, al menos ese fue su reclamo cuando traté de guiar sus pasos por el sendero que yo ya había caminado.

Empezaré de nuevo, pero esta vez mi camino será solitario como aprendí hacerlo aun cuando vivía con ustedes, porque la soledad con compañía es muy fría y la soledad conmigo es más generosa. Los amigos en común también los dejo, pues será muy difícil contestar sus dudas de esta separación, ya que ellos nos veían como ejemplo a seguir.

Las amistades que no compartí con la familia las conservo, ellos sabrán entender mis razones sin cuestionar mis acciones. Necesitare de su aliento y consuelo para mi partida, pues después de todo, una gran parte de mí se perderá en un pasado inmediato al salir de sus vidas.

Pero quedará un enorme hueco en mi vida, donde acomodaré nuevas metas, futuras pasiones que llenarán días en una nueva etapa que llevará como cimiento la fortaleza de volver a empezar y superar mis pasados fracasos.

Deseo que tengan mucha dicha y felicidad, esa que no les supe dar, espero de todo corazón que les vaya muy bien, para que no tengan que volver a buscarme arrepentidos de cometer errores y cargar con culpas.

Adiós, querida familia.

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