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Atrapador de Gallinas

Una persona no se atreve a enfrentarse a los demás porque quiera conquistarlos, se atreve porque hay mucho más que sueños en el corazón… Una persona no se atreve a enfrentarse a los demás porque quiera conquistarlos, se...

25 de agosto, 2015
kevin_skinner

Una persona no se atreve a enfrentarse a los demás porque quiera conquistarlos, se atreve porque hay mucho más que sueños en el corazón…

Una persona no se atreve a enfrentarse a los demás porque quiera conquistarlos, se atreve porque hay mucho más que sueños en el corazón, porque no sabe la diferencia entre su vida y las otras, porque no conoce el precipicio donde pudieron haber caído muchos. Mantenerse alejado por temporadas o durante toda la vida de las cosas superficiales, de la tecnología, las novedades, la moda y quedarse rodeado únicamente de amigos y familia, hace que una persona se atreva a caminar un poco más lejos solo por ver lo que hay al otro lado, por curiosidad, sin expectativas.

La sencillez de una persona que no sabe de poses ni estereotipos, alguien que atrapa gallinas en los graneros para ganar el sustento de su familia y espera el atardecer después, sentado en las maderas a la entrada de su casa, enseñándose a sí mismo a tocar la guitarra, atrapar también palabras y momentos para regalar música e inventar sus propias canciones.

Se atreve a enfrentar monstruos porque le parece que será divertido, no sabe que se puedan reír de él, no sabe que su forma de hablar y vestir no es la indicada y no sabe que su físico no encaja en la modernidad. No sabe que lo juzgarán por todo eso, porque él no sabe etiquetar a nadie, él solo sabe cantar y quiere cantar en el foro de concursos que sus amigos y su familia le han señalado.

Mucho nos enseñan las personas que tienen poco que se vea porque sus riquezas no se tocan, sus riquezas se sienten. Yo no sé tantas cosas y no sé suficiente de mi vida, de las vidas de los demás, no tenía idea que existiera por ejemplo, el trabajo de atrapar gallinas que hace Kevin Skinner en su natal Mayfield, KY.

Por eso me gusta la gente que parece lejana, ausente, solitaria, abandonada y hasta triste. Esos a los que fácilmente se les llama “pobres”, “ignorantes”, “vagabundos”, “antisociales”, “sucios”, “amargados o acomplejados”. Me apeno delante de ellos porque existe en mí la necesidad de recordar la esencia del ser humano y la única forma de rescatar lo que olvido por andar viviendo en la jungla de concreto, cables y conexiones, es tomarlos de la mano y sentir su riqueza, recordar la mía.

La historia de Kevin Skinner no es la única en el mundo, no es la única que se conoce, existen millones de historias de personas como Kevin que son simplemente felices con lo que tienen, con lo que son, con lo que les toca vivir, quizá un día triunfen de la forma que el mundo conoce y tengan en la mano la riqueza material y nunca lo sabremos. Quizá se queden viviendo así, sencillamente bien sin necesidad de conocer más.

La modernidad también indica dentro de su libreto, que alcanzar el sueño se traduce necesariamente en fama y fortuna, y a veces pasa. El problema es que se llega a pensar que caminar para conseguir el sueño, significa hacerse millonario, y a veces pasa. ¿Y cuando no? Si la meta era solamente dinero a cambio de talento, la frustración lleva a ese precipicio que Kevin Skinner no conoce.

En el concurso de talentos (America’s got Talent 2009) https://www.youtube.com/watch?v=vYtDEFDtIc4 se rieron de Kevin, le criticaron su forma de vestir y de hablar, tenía además de su guitarra y su voz, la ventaja de no conocer a la sociedad de concreto y piedras, entonces nada de eso le importó.

No sabe cuántos tipos de trabajo existen en el mundo, no tiene idea de cuántas carreras académicas existen en las escuelas.

Los amigos de atardeceres lo impulsan porque creen en él y él solo se divierte, los escucha y se anima a concursar un poco por darles gusto, un mucho por atreverse.

De tener en sus manos un puñado de gallinas a atrapar un millón de dólares como premio no lo cambia, regresa a los escalones de su casa a abrazar a su familia y a compartir el dinero entre sus amigos y su gente.

Graba discos, crea sus propias canciones, hace conciertos y conoce personalidades del mundo de la música, no se preocupa por la educación académica de sus hijos, entre tanta fama tuvo también tiempos de confusión y después de todo Kevin Skinner sigue siendo el mismo granjero de siempre, con algo de dinero en el bolsillo.

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