Observatorio ciudadano: El valor de Aristegui

Podrá o no gustarnos el estilo periodístico de Carmen Aristegui, pero hay que reconocer que es una periodista con arrojo, algunas veces al grado de la temeridad. De alguna manera,...

18 de abril, 2015

Podrá o no gustarnos el estilo periodístico de Carmen Aristegui, pero hay que reconocer que es una periodista con arrojo, algunas veces al grado de la temeridad. De alguna manera, es lo que le ha ayudado a forjarse una carrera de muchos años en los medios, y un público que le es fiel.

Pero el valor al que me refiero en el título de esta colaboración es el comercial. No es peyorativa esta expresión ni pretendo denostarla, simplemente es señalar el peso que puede tener en el mercado del periodismo y la información. Y sí, estoy convencido que el valor de su fuerza de trabajo se cotiza alto, muy alto.

Como ha venido evolucionando, el conflicto MVS con Aristegui apunta en una sola dirección: los intereses de ambas partes son irreconciliables. De hecho, eran insuperables desde el anterior conflicto en el que la periodista salió del aire por unos días y con éste, la situación se ha tensado a tal grado que no es sano para nadie (incluyendo al público), que Aristegui regrese.

En los últimos meses de su trabajo en MVS, la periodista se presentaba con el slogan “Más libre que nunca”, lo que en sí mismo tiene un filón de análisis y reflexión importante y que a estas alturas adquiere una connotación de trascendencia.

Las expresiones de la propia Aristegui tras su salida de mediados de marzo, fijaron la ruta del conflicto, misma que acaba de arribar a un puerto firme: el judicial. La guerra que prometió la periodista acaba de exponer el primer ataque de la contienda, con el amparo concedido hace unos días.

En los resolutivos del amparo 672/2015 promovido por la propia Aristegui, el juez octavo de distrito en materia administrativa ordena dejar sin efectos los lineamientos impuestos por la empresa y eventualmente puede determinar la reanudación de las transmisiones del noticiero comandado por Aristegui.

De esto se desprenden dos escenarios posibles: la liquidación conforme a derecho de la relación contractual, acordada entre las partes, y segunda, la que en su caso ordene la autoridad jurisdiccional, reabriendo los micrófonos de MVS a Carmen Aristegui.

Seguramente el contrato que media entre la empresa y la periodista, estipula los casos y sanciones para las partes en virtud de la terminación anticipada y unilateral del mismo. En este sentido me queda claro que, de acuerdo a la información que ha trascendido, MVS tendrá que compensar económicamente a Aristegui. El monto interesa sólo a ellos.

El segundo escenario es el más trascendente, por los alcances que en términos de la libertad de expresión y el ejercicio profesional del periodismo implica. Si la queja inicial de Aristegui ha sido el atentado a la libre expresión, justo cuando se decía más libre que nunca, cómo explicará –llegado el caso- que regrese a una empresa o espacio que no respeta el ejercicio del periodismo que ella hace.

Se esperaría que con la bandera que enarbola de profesionalismo, objetividad, imparcialidad y ética profesional, la periodista hiciera valer la cláusula de conciencia, dando por terminada su relación con la empresa. Sería su victoria y con ello el triunfo de la actividad periodística en general, de lo contrario, si Aristegui toma los micrófonos de MVS, dejará ver que el trasfondo del conflicto se reducía a pesos y centavos.

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