Se dice, con distintos matices y propósitos, casi todos de manera crítica, que “en México, no pasa nada, hasta que pasa”. La expresión con todos comprendida es desafortunada desde su literalidad, pues en México cotidianamente pasan cosas de trascendencia para todos, y no obstante ello, la expresión primera se podría complementar con una segunda parte: “En México no pasa nada hasta que pasa; y cuando pasa, no pasa nada”.
En nuestro país, solemos estirar la liga hasta reventarla y hay sectores o actores políticos que practican, como deporte, el estiramiento de liga: el Partido Verde con un desacato continuado a la ley; López Obrador con un discurso engañoso, usufructuado por él mismo; la CNTE con acciones desbordadas de todo orden constitucional y legal.
Como ciudadanos nos debe indignar la agresión física a la que llegaron algunos maestros de la Coordinadora, al rapar a colegas, aunque de otra corriente magisterial, que buscan una posibilidad de ascender a través de la evaluación docente que se establece en la mal llamada “Reforma Educativa”.
Lo grave del asunto es que lo ocurrido en Chiapas no es un evento aislado, sino una práctica continuada que va escalando en animosidad y agresividad: en Michoacán, hace unos días, se tomó por asalto la sede de la Secretaría de Educación en el Estado, destruyendo cuanto a su paso se atravesaba; en Julio de 2012, maestros de la CNTE agredieron a alumnos que estaban haciendo la Prueba Enlace, en la secundaria 128 de Morelia, además de otras acciones agresiva diseminadas en el territorio nacional.
Cada día los actores sociales y laborales (sindicatos), transformados en actores políticos, amenazan con “tomar acciones radicales” si no se consiguen o se les conceden soluciones a demandas, muchas de ellas injustificadas.
Cuando se escarba un poco, sólo un poco, afloran las verdaderas motivaciones de las “protestas”, paros, bloqueos, etc. La organización Mexicanos Primero denunció el lunes pasado en la PGR, con demanda de investigación, al líder de la Sección 22 de la CNTE, en Oaxaca, Rubén Núñez Gines, demandando que se le investigue por cobrar, de manera ilegal, un sueldo no devengado en el aula, con dos plazas.
Se ha tratado de desvirtuar la verdadera naturaleza del conflicto, bajo la premisa de que es solamente un acto de libertad de expresión y manifestación, sin embargo, parte de sus acciones en muchos casos han trasgredido esa barrera y pasan a constituirse en delitos como daño en las cosas y agresiones físicas a personas, éste último, delito que se persigue de oficio.
Aunque es trascendente saber el origen de estas prácticas que dañan el estado de derecho y, en el caso de la CNTE, el proceso educativo de miles de infantes (sin olvidar las acciones que puedan constituir delitos del orden penal), es más valioso que la sociedad vea que hay reacciones apegadas a derecho que tengan como finalidad terminar con los abusos de los integrantes de la CNTE y de otros actores.
Es necesario, insisto, que veamos que hay una respuesta clara y contundente de la autoridad, no sólo educativa, sino de la procuración de justicia y de la de gobernación. Sí pasan cosas en México. Los hechos generalmente afloran y la demanda es que haya consecuencias apegadas a derecho, cuando sean hechos constitutivos de delitos.
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