“¡No se agrede ni violenta a ninguna mujer! ¡Si agreden a una, nos agreden a todas!” son algunas de las consignas de las mujeres cuando luchamos contra la violencia de género; sin embargo, ¿acaso esa violencia se debe permitir cuando viene de otra mujer, que dice luchar por “la no violencia contra las mujeres” y la víctima viste un uniforme de policía?
Justamente un día antes de entrar en cuarentena, tuve el honor de ser invitada a dar una conferencia a un grupo de mujeres policías en la Universidad de la Policía de la CDMX. El tema de mi conferencia fue “La violencia contra las mujeres en lo social y en lo individual”. Hoy recuerdo muy claramente el dolor y el enojo de esas mujeres al referir la violencia de género y sexual que sufren dentro de la institución a la que pertenecen por parte de sus compañeros y también la violencia que padecen en las marchas feministas, donde son víctimas de mujeres que las violentan y las lastiman con gran furia.
La mayoría de ellas no tienen otras opciones de trabajo para mantener a sus familias. Además, en sus jornadas de trabajo, sus compañeros hombres las humillan y abusan de ellas. Por si lo anterior no bastara, su integridad física y psicológica se ve vulnerada al exponerse a grupos de anarquistas que sin ningún límite las golpean y las agreden, lo cual justifican sin empatía alguna. En estas manifestaciones, las mujeres policías son superadas en número y solo cumplen con su trabajo.
El día de ayer, seis mujeres policías resultaron lesionadas al resguardar las manifestaciones de mujeres que “luchan” por una “vida libre de violencia contra las mujeres”. Qué ironía, ¿no? o más bien, ¡qué incongruentes! Esas mujeres también deben ser protegidas por el simple hecho de serlo y a las “anarquistas” se les debe responsabilizar por el daño causado a estas mujeres.
Las anarquistas piden que no haya hombres en la marcha, entonces, que respeten a las mujeres policías que no van armadas y que solo tienen un escudo para protegerse de las patadas, los golpes y los martillazos “rosas” que llevan las mujeres en las marchas.
Las feministas también debemos proteger la vida y la integridad de estas mujeres que solo buscan sobrevivir. Debemos señalar cualquier forma de violencia, venga de donde venga, incluso de otras mujeres que dicen abanderar la causa de todas. ¡No se puede ni se debe tolerar ningún tipo de violencia contra la mujer!
¿Por qué somos supersticiosos?
Autor: Pedro Raúl Montoro Martínez Profesor Titular del Departamento de Psicología Básica I, UNED, Madrid, Según he escuchado alguna...
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