Vacunas: responsabilidad de todos

La vacunación es un bien colectivo que funciona por la participación de todas las personas.

15 de septiembre, 2025

Jose Enrique Gomez Alvarez

Hace unos días, los Estados Unidos anunciaron que iban a retirar el apoyo a ciertas vacunas:

El Departamento de Salud de Estados Unidos anunció el martes 5 de agosto que cancelará los contratos y licitaciones, además de retirar la financiación para el desarrollo de algunas vacunas para combatir virus respiratorios como el Covid-19 y la gripe. Los contratos, acuerdos y proyectos afectados estaban bajo el control de la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (BARDA), adscrita al Departamento de Salud.

El secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., anunció el martes en un comunicado que se detendrán 22 proyectos, por un total de 500 millones de dólares, para desarrollar vacunas utilizando tecnología de ácido ribonucleico mensajero (ARN) (1).

Hay dos principios éticos importantes relacionados con este tema. Uno es el principio de solidaridad. El segundo íntimamente conectado es el de subsidiariedad.

La solidaridad implica el no actuar de manera disgregada sino en unión, en metas comunes que orienten a un solo fin. La solidaridad busca el bien común. El bien común supone que hay bienes compartibles y accesibles para todas las personas. Las vacunas son ejemplo de bienes que se reparten entre todos. La solidaridad implica entonces que todos debemos facilitarnos el acceso a las mismas. La solidaridad así se debe dar en cualquier nivel de la sociedad.

Las comunidades, por otra parte, por el principio de subsidiariedad están obligadas a ser responsables de sí mismas y de los demás. Una autoridad superior solo debe intervenir en casos estrictamente necesarios. En pocas palabras, se debe evitar el asistencialismo. En el caso de las vacunas, en consecuencia, las autoridades locales gubernamentales y las autoridades de menor jerarquía, como pueden ser los hospitales, deben actuar con sus propios medios para cumplir el objetivo de vacunar a todas las personas que lo requieran, pero no elimina la responsabilidad de los gobiernos en esa cadena de acciones.

El que posee más medios debe ayudar con más. La responsabilidad de solidaridad implica el colaborar para el bien común. La vacunación es un bien colectivo que funciona por la participación de todas las personas. Las personas que se vacunan deben estar atentas a las indicaciones de las autoridades y reportar, por ejemplo, en caso necesario, los efectos secundarios que se presenten para que así las autoridades sanitarias puedan en un momento dado mejorar las vacunas.

Las autoridades superiores también son responsables del acceso a las vacunas. Así, surge la pregunta de si es lícito moralmente eliminar la financiación si no hay razones de peso para suprimirla. Por supuesto, es legalmente válido, pero la pregunta es si debido a la responsabilidad que tiene el gobierno con respecto a la población es lícito moralmente suprimir el financiamiento. En principio deben realizarse todos los esfuerzos posibles para garantizar la salud de todos. La pregunta que debe plantearse entonces es si ese recorte elimina el acceso a mejores y más vacunas a sus habitantes. Si esto es así, sin duda va en contra de la ética.

Referencias

Estados Unidos cancela contratos por USD 500 millones para el desarrollo de vacunas. France 24. Disponible en: https://www.france24.com/es/ee-uu-y-canad%C3%A1/20250806-estados-unidos-cancela-contratos-por-usd-500-millones-para-el-desarrollo-de-vacunas

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