Algo que me apasiona de las grandes ciudades es el acudir a los bazares, donde se cumple al dedillo aquello de “la basura de unos es el tesoro de otros”. Pasando buena parte del tiempo en una ciudad con una calidad de vida paupérrima (Acapulco) esto resulta imposible, o resultaba en cierta medida, que gracias a la irrupción del Internet y sus cada vez más plataformas, puede uno encontrar esos pedacitos de Historia, que son las más de las veces (para un servidor, cuándo menos) auténticos tesoros.
Hace unas semanas encontré un legajo (breve, consistente en sólo dos folios) de un proceso judicial llevado a cabo en la Ciudad de Matanzas (Cuba) en el año de 1885. Trata de la liberación de dos esclavos de nombre Serapio y Claudia, hermanos ellos, que son, en los hechos, comprados (y con ello su libertad). Un Señor de nombre José Rion al enamorarse de Claudia, de apenas 18 años, se ve resuelto a pagar por la libertad de ambos.
Esta historia es una historia de amor con final feliz. Aunque como afirmaba Don Jesús Reyes Héroes “en esta vida los finales felices no existen”, bien pudiéramos decir un momento sí muy gratificante en la vida para estos tres personajes. En Cuba, supuestamente, la esclavitud era abolida desde su Metrópoli (Madrid) siendo la mayor de las Antillas aún una colonia española, publicándose un edicto en la faceta de Madrid, boletín oficial del Estado español, pero con la particularidad de que esta misma libertad debía de ser pagada a sus dueños en cantidades que hacían, en los hechos, una falacia dicha abolición, que sí llegó pocos años más tarde, en octubre de 1886. La pujante ciudad de Barcelona, el bastión principalísimo, se oponía a la medida aquí relatada, al beneficiar su sector textil, de materias primas y otros, al ser un puerto clave en el comercio del Mediterráneo. No fue sino hasta 1898 qué Cuba se independizó de España.
En fin, todos esperamos que ese amor se haya consumado en feliz matrimonio, y que Claudia y Serapio hayan llevado una vida larga y digna, y la misma Claudia y el Señor José Rion, un matrimonio pleno y colmado de satisfacciones, como la pequeña que tuvo el que esto escribe al encontrar la venta de este legajo de documentos en la red social Facebook.
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