Hace pocos días tuve el placer de hablar con mi colega, la Dra. Priscilla Ochoa, quien lleva ya varios años como docente de educación básica y que ha podido trabajar tanto en México como en Estados Unidos.
La doctora Ochoa me habló acerca de las vivencias diarias del magisterio y de sus intereses para llevar a cabo proyectos de investigación y compartió conmigo algunos testimonios desde las entrañas de nuestro sistema de educación.
Lo primero es la precaria condición laboral del profesorado. Al menos en secundaria, los profesores suelen trabajar en varios centros educativos para alcanzar el número mágico de 40 horas semanales, porque se necesitan más de 10 años de servicio para tener la opción de tener carga completa en un solo plantel escolar. Además, la Unidad del Sistema para la Carrera de Maestras y Maestros (USICAMM) no permite que un solo docente trabaje en más de tres escuelas públicas, así que, si un maestro quiere mejorar sus ingresos y ya no obtiene más horas en el servicio público, debe enrolarse en el sector privado.
USICAMM también es un punto de tensión para el magisterio. Y es que USICAMM funciona como el aparato de control del ingreso y promoción de los docentes, pero sin que exista certidumbre en su operación. Tanto es así que se busca su desaparición. El problema con USICAMM parece radicar en su falta de transparencia y excesiva burocracia. Un docente con las mejores credenciales puede pasar años en el sistema de promoción horizontal esperando un aumento sin que se le dé una explicación del porqué su solicitud no es aprobada. Lo contradictorio es que USICAMM admite para concurso a egresados de las Escuelas Normales, aunque no estén titulados, puesto que el título no es un requisito oficial.
La promoción y los salarios siempre serán un motivo de conflicto, pero si usted quiere dedicarse al magisterio, primero deberá pasar USICAMM. Después de dos años atendiendo una comunidad alejada de las grandes ciudades, deberá proseguir con el ciclo de concurso de horas y asignaciones. Le ofrecerán volverse subdirector o director y con eso aumentar su salario entre un 10 y 15%, pero tendrá que mudarse a otra ciudad donde haya una vacante y perderá todas las horas que ya había conseguido, así que, si quisiera volver al aula, deberá concursar de nuevo por unas cuantas horas.
Bien, los docentes de educación básica del sector público son, al fin y al cabo, funcionarios del Estado y no pueden esperar que sus condiciones sean mucho mejores a la de cualquier otro burócrata mexicano ¿Cierto? Pero es que en una función tan delicada como la que realizan, uno esperaría condiciones más propicias.
Pero quizá el panorama más desolador se encuentra en lo que respecta a los estudiantes. Las políticas actuales están orientadas a desalentar la reprobación a toda costa, por lo que incluso estudiantes con aprendizajes que no alcanzan el mínimo necesario para proseguir son promovidos al siguiente nivel y los docentes deben trabajar con grupos de más de 30 colegiales con niveles de competencia muy dispar.
Lo peor es que hay estudiantes que, sabedores de que los docentes no los reprobarán, pueden dejar de asistir a clase en todo el año sin que exista consecuencias, pues el personal administrativo no está facultado para dar a nadie de baja, incluso cuando no tenga ni una sola asistencia en el año escolar ¿Qué incentivos puede haber para aprender cuando no se necesita esfuerzo? La Dra. Ochoa comentó con ironía que la única vez que vio a casi todos los estudiantes reunidos, incluso a algunos que nunca había visto en clase, fue cuando se inició con el reparto de las Becas Rita Cetina.
Las becas resultan otro punto interesante, porque ni las Becas para el Bienestar ni las Becas Rita Cetina precisan otro requisito que no sea estar inscrito en una escuela pública. No hay un mínimo de calificaciones ni de asistencia o algún otro mérito para obtenerla, solamente inscribirse.
Aunque es crítica de la situación actual, la Dra. Ochoa piensa continuar como docente y como investigadora del fenómeno educativo. Posiblemente, frente a un escenario desfavorable, es cuando los profesionistas con verdadera vocación destacan, pues son ellos los que, con su esfuerzo, mantienen el funcionamiento de un sistema que suele operar bajo esquemas políticos antes que pedagógicos. Por el bien de miles de niños y jóvenes mexicanos, ojalá que los maestros con pasión sigan atreviéndose a enseñar.
Te puede interesar:
¿Escuchar música o tenerla de fondo? La educación musical en tiempos de ‘streaming’
De Frente Y Claro | Pemex sigue en el ojo del huracán
Por más que el gobierno federal afirme que Pemex saldrá adelante, cada día está peor. Una pequeña muestra lo...
diciembre 4, 2025
Transiciones. En México hicieron falta más Suárez y Fernández Miranda, y menos Fox Quesada y Carlos Castillo Peraza
Las transiciones democráticas entre las de España y de México no pueden ser más disímbolas. De entrada y antes...
diciembre 3, 2025
Al rescate de la industria hípica. Nuestra solicitud a doña Claudia Sheinbaum Pardo, Presidenta de todos los mexicanos
La Industria Hípica de Carreras de Caballos merece un rescate y necesita urgentemente la atención de doña Claudia y...
diciembre 3, 2025
La Adelita
Adelita Grijalva, congresista del Partido Demócrata por el séptimo distrito de Arizona, es hoy todo un fenómeno en Estados...
diciembre 3, 2025