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Semana Santa

Celebro y agradezco haber nacido en una familia católica, una familia consecuente donde mis padres y abuelos predicaron con el ejemplo.

19 de abril, 2025

Julio Chavezmontes Messner

No pretendo aguarle la fiesta a nadie ni pretendo ponerme en un pedestal proclamando que he alcanzado la cima de la humildad.

No estoy libre de pecado para lanzarle siquiera piedras, guijarros o tepalcates a nadie, porque se me volverían como bumerangs.

Sin embargo, no puedo evitar compartir aquí algunas reflexiones que me llegan al corazón, sobre todo al mirar atrás y ver lo que ha sucedido con el México siempre fiel del que habló San Juan Pablo II (el primer Papa mexicano, por cierto).

EL LENGUAJE INCLUSIVO COMO CABALLO DE TROYA

Cuando los grupos interesados en imponer sus criterios, como la ideología y el género se dieron cuenta de que la censura generalizada de textos, expresiones, ideas y otras manifestaciones ideológicas no era posible, comenzaron a censurar palabra por palabra.

Hace un tiempo leí un libro titulado “La Policía del Lenguaje” escrito por Diane Ravitch que comentaba que, bajo el pretexto de promover el respeto y la inclusión, y erradicar el lenguaje racista, sexista, elitista o incómodo, se inhibió la libertad de expresión al promover una exclusión represiva disfrazada de su contrario, en una operación hormiga, palabra por palabra.

Poco a poco, FELIZ NAVIDAD se convirtió en FELICES FIESTAS, porque con la Navidad los no católicos o no cristianos eran excluidos…

Ya no hablamos de niños no nacidos sino de PRODUCTOS O FETOS.

El genocidio que se esconde tras el uso generalizado del aborto se disfraza bajo el nombre civilizado de ¡¡¡DERECHOS REPRODUCTIVOS!!!

¿¿¿DERECHOS REPRODUCTIVOS???

El aborto no se trata de los derechos de la mujer sobre su cuerpo; porque ninguna mujer tiene cuarenta dedos, cuatro brazos, cuatro piernas ni dos cabezas.

Disfrazar la licencia para asesinar a niños indefensos como derechos reproductivos choca con el concepto que los romanos definieron y protegieron desde la concepción con el nombre de NASCITURUS.

Quienes afirman que un FETO puede ser privado de la vida hasta un cierto número de semanas después de la concepción ignoran cualquier referencia al alma inmortal que caracteriza al ser humano.

LLEGUEMOS AL EXTREMO AL QUE NOS LLEVAN ESTAS MENTIRAS DISFRAZADAS DE VERDADES

Si no existe un alma inmortal y, en consecuencia “no existe Dios”, no hay necesidad de despenalizar el aborto, ni condenar el Holocausto Judio, ni las masacres de la droga, ni la invasión de Ucrania, ni las bombas atómicas y su holocausto en Hiroshima y Nagasaki.

Si nada es sagrado ni divino, Hitler pasa felizmente de la página roja de la historia a la portada del National Geographic junto con Stalin como dos de los machos alfa más consumados en la historia de las bestias feroces.

Creo que Dios infunde el alma en cada uno de nosotros en el preciso momento en que se genera la chispa de la vida en el vientre materno; ese lugar sagrado que el lenguaje políticamente correcto busca trivializar, porque si reconocemos la maternidad como algo sagrado estamos cometiendo un ataque sexista de subyugación de la mujer y en el proceso imponiendo una calificación religiosa.

Siguiendo el camino del doble discurso del que hablaba Orwell, hemos llegado a una Navidad sin el Niño Jesús, el Hijo de Dios que vino a salvarnos a cada uno de nosotros.

Ahora la Navidad, transformada en Felices Fiestas, conmemora al Oso de Coca-Cola y fomenta la compra compulsiva de cosas innecesarias.

El famoso Día de Acción de Gracias gringo se festeja sin tener en cuenta que la primera celebración se instituyó para conmemorar a los colonos europeos que se asentaron en Norteamérica y perpetraron la primera gran masacre de nativos americanos.

Desde antes del inicio de la Semana Santa, la gente se saluda con un anticipado ¡FELICES PASCUAS!

FELICES PASCUAS sin tener que pasar por la “molestia” de la Pasión y Muerte de Jesucristo, el Hijo de Dios, para liberarnos del pecado original, nacido de la rebelión que heredamos y seguimos fomentando en nuestro intento de reemplazar a Dios, porque nos estorba para hacer lo que queremos.

Hitler quería reemplazar a Dios, y con esa supuesta autoridad, decidió que los judíos, los gitanos, los discapacitados y aquellos que le desagradaban debían morir.

Cuando pienso en el México católico que acudió en masa a recibir a Juan Pablo II, y luego veo las iglesias vacías y las discotecas abarrotadas durante la Semana Santa, no puedo evitar pensar en cómo sería si un amigo mío se encontrara en prisión por mi culpa; privado de su libertad por asumir la culpa de un crimen mío, y en lugar de ir a aclarar las cosas y recuperar su libertad, saliera de fiesta con mis cuates, bailando y coqueteando, sin importarme que mi amigo cargara con mi culpa.

Entiendo que no todos son católicos o cristianos de alguna denominación.

Pero al menos me siento moralmente movido a decir desde aquí que la celebración de la Pascua se refiere a la resurrección de Jesucristo, que se levantó de entre los muertos tras soportar los horrores de su crucifixión y la tortura que padeció desde la noche del Jueves Santo a base de latigazos y bofetadas.

Celebro y agradezco haber nacido en una familia católica, una familia consecuente donde mis padres y abuelos predicaron con el ejemplo.

Hicieron lo que dijeron; vivieron como predicaron.

Esto conlleva una gran responsabilidad.

Por lo tanto, sin arruinar la festividad ni la celebración para nadie; sin censurar ni aguarles la fiesta, los invito a dedicar un momento de gratitud y oración al joven galileo que murió por nosotros; y a celebrar con él la Pascua de su triunfo sobre el pecado y la muerte.

¡Viva Cristo Rey!

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