¿Qué importa un muerto más?

Los mexicanos hemos llegado a un punto en el que, en caso de tener que acudir a la justicia, sus primeros adversarios son los jueces, ministerios públicos y policías.

17 de febrero, 2023

Julio Chavezmontes Messner

En un país como México que en lo que va del presente sexenio lleva más de ciento cincuenta mil homicidios acumulados y sin resolver, llamó mi atención el caso de un joven padre de familia de nombre Brayan Tonatiuh Martínez Medina.

El pasado 30 de enero, el joven Brayan se encontraba en las afueras de su casa en Coyoacán en compañía de su padre y un hermano, cuando llegó un operativo de varias patrullas y cuando menos quince policías de Seguridad Ciudadana y de$pues de tirarlo al piso y uno de los policías ponerle la rodilla sobre el cuello inmovilizándolo, comenzaron a golpearlo salvajemente.

El padre del joven intervino suplicándole a los policías que no le pegaran a su hijo porque se lo iban a matar. Al escuchar el alboroto, algunos vecinos salieron a la calle y trataron de impedir que siguiera la golpiza al joven Brayan.

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En un momento de la batahola, el agredido pudo zafarse de sus agresores y dar unos pasos en dirección a su casa, pero cayó desfallecido, dando lugar a que los policías lo privaran ilegalmente de su libertad, llevándoselo en una patrulla.

Ante los gritos de súplica del padre, uno de los policías le dijo que lo iban a llevar a Coy 1, al Ministerio Público en Tecualiapan.

El padre del muchacho se dirigió a la agencia del Ministerio Público, en la que, al llegar, ¡se le dijo que su hijo había fallecido!

A una velocidad inusitada, fue presentado ante el Agente del Ministerio Público de nombre Jesús Eduardo Flores García, en cuya oficina pudo ver que ya estaba lista un acta iniciada donde pudo leer que se indicaba que la muerte de su hijo se debía a un HOMICIDIO INVOLUNTARIO O IMPRUDENCIAL.

Por si el impacto del asesinato de su hijo no fuera suficiente, por orden del mencionado Ministerio Público, le fueron quitados tanto a él como a su nuera los automóviles en los que llegaron a la Agencia de Tecualiapan para enterarse del deceso de su hijo y pareja.

Tan luego como la joven esposa de Brayan llegó al Ministerio Público, el ya mencionado licenciado Jesus Eduardo Flores García, quería obligarla a que firmara una denuncia por robo de autopartes ¡en la que se hacía aparecer a su marido como presunto responsable!!!

Cuando ella se negó a firmar semejante mentira, fue intimidada por el “representante social” que incluso ordenó a un subordinado que ponchara las llantas de su vehículo para que ella no pudiera irse sin firmar la denuncia que le quería imponer.

El abogado penalista Carlos Alvarado, se hizo cargo de defender a esta familia e interpuso una demanda de amparo que fue radicada en el Juzgado Décimo primero de Distrito de Amparo en materia Penal de la ciudad de México, con número de expediente 147/2023.

El Juez de Distrito admitió la demanda y gracias a ésto, las víctimas de esta pesadilla, pudieron enterarse de que, EN MENOS DE 13 DÍAS, el Agente del Ministerio Público había enviado la carpeta judicial 016/0190/2023 POR HOMICIDIO IMPRUDENCIAL O INVOLUNTARIO en contra únicamente de dos de los quince policías que intervinieron en la privación ilegal de libertad y homicidio intencional del joven instructor de natación.

Ni el padre de la víctima, ni su esposa ni su madre ni su hermano tuvieron oportunidad de intervenir en la integración de la carpeta de investigación, A PESAR DE QUE ES SU DERECHO CONFORME AL ARTÍCULO 20 CONSTITUCIONAL.

El Ministerio Público ejerció la acción penal como lo había planeado desde antes de iniciarla, por un delito NO GRAVE y sin elementos legales suficientes, de modo que los homicidas puedan recuperar la libertad para seguir “PROTEGIENDO A LA CIUDADANÍA”.

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¿No le parece a usted extraño que en un país donde existen CIENTO CINCUENTA MIL HOMICIDIOS SIN RESOLVER en lo que va de este sexenio, se haya “RESUELTO” LA INVESTIGACION DE ESTE ASESINATO EN MENOS DE DOS SEMANAS A FAVOR DE LOS POLICIAS HOMICIDAS?

Por si todo esto no fuera suficiente, el empleador de la viuda, la despidió de su trabajo porque apareció en televisión entrevistada con motivo del asesinato de su marido.

La familia Martínez Medina cuya vida cambió brutalmente desde el 30 de enero, ha tenido que interponer una demanda de amparo y además una ampliación a esa demanda al recibir una notificación de la Unidad de Gestión Judicial número uno del Tribunal Superior de Justicia de la CDMX, a cargo del Maestro Miguel Angel Palacios Oviedo, que no se tomó la molestia de indicarles qué juzgado de control decidió vincular a proceso por HOMICIDIO INVOLUNTARIO a dos de los quince policías que intervinieron en el SECUESTRO Y ASESINATO DEL JOVEN PADRE DE FAMILIA.

Viendo los casos más sonados, como el de los dos jesuitas asesinados en la Tarahumara, o la masacre de la familia Lebaron, o el atentado al periodista Ciro Gómez Leyva, me niego a aceptar que el caso de BRAYAN TONATIUH MARTÍNEZ MEDINA se sume a la inmensa estadística de la indiferencia y la impunidad.

No nos podemos acostumbrar a que una pequeña de cuatro años de edad se quede huérfana de padre porque unos policías decidieron descargar en él sus frustraciones; no me resigno a que un ministerio público investigador no investigue y encubra a los homicidas declarándolos presuntos responsable de un HOMICIDIO SIN QUERER QUERIENDO…

No podemos permitir que una joven viuda y su pequeña hija “se rasquen con sus uñas” para ver la forma en que la huerfanita alcanza una educación que le permita sostenerse en la vida con independencia y dignidad.

Se dice fácil, pero en menos de veinte minutos, la vida de toda una familia quedó rota para siempre; un padre y una madre se quedaron sin su hijo de apenas 34 años de edad; sus hermanos perdieron al mayor de entre ellos; su joven esposa quedó viuda y además fue despedida por su patrón al que no le gustó que fuera entrevistada por los periodistas de la nota roja, y una criatura de apenas 4 años de edad, no habrá conocido a su padre del que solamente verá imágenes fotográficas…

Los mexicanos han llegado a un punto en el que, en caso de tener que acudir a la justicia, sus primeros adversarios son los jueces, los ministerios públicos y los policías.

Tengo la más absoluta certeza de que NO EXISTEN CIENTO CINCUENTA MIL CARPETAS DE INVESTIGACIÓN abiertas con motivo del igual número de homicidios acumulados durante este sexenio de la “regeneración nacional”.

Recuerdo a los personajes caracterizados por el genial Héctor Suarez y lo imagino parodiando a los ministerios públicos, viendo con indiferencia a los ingenuos que buscan justicia, mientras dice entre dientes: