Todo oficialismo –sea el PRI, el PAN o Morena– maneja siempre los números a su favor. En eso son todos iguales, aunque digan que no son iguales. Le voy a explicar cuántas personas por lo menos asistieron a la marcha del domingo 13 de noviembre. Y lo voy a hacer con peras y manzanas, para que quede muy claro. No un cálculo “a ojo de buen cubero”, sino un cálculo neutro, sin filias ni fobias.
El punto de inicio de la marcha fue el Ángel de la Independencia. De ahí los participantes marcharon hacia el Monumento a la Revolución, tomando Reforma y accediendo por las calles de Ignacio Ramírez y Vallarta, en la colonia Tabacalera. Algunos se fueron hasta el cruce con Bucareli y entraron a la Plaza de la República por la Avenida de la República. Pero consideremos solo el trayecto más corto, que es entrando por la calle de Ignacio Ramírez. Entre el Ángel e Ignacio Ramírez hay 1.8 kilómetros, es decir, 1800 metros. Los carriles centrales de Reforma miden unos 10 metros por sentido, o sea 20 metros. No estoy considerando los carriles laterales, ni las muy amplias aceras, ni las todavía más amplias glorietas, que son varias, empezando por la del Ángel, la Palma, el monumento a Cuauhtémoc y la otrora glorieta de Colón, a pesar de que todos estos espacios estuvieron también muy concurridos. Estoy considerando lo mínimo indispensable: 1.8 kilómetros de longitud por 20 metros de ancho.
Si usted multiplica 1800 metros lineales por 20 metros de ancho, obtiene 36 000 metros cuadrados. Insisto, sin considerar carriles laterales ni aceras, que también estuvieron repletas.
Una manifestación muy nutrida puede llegar a tener 6 o 7 personas por metro cuadrado. Vamos a considerar como hipótesis que la marcha del domingo no fue la más nutrida del mundo, así que calculemos a la baja y pensemos en 3 personas por metro cuadrado (muchos están haciendo el cálculo con 4.5, 6 y hasta más personas, pero hagámoslo con números a la baja, porque intento saber el mínimo de personas que pudieron haber participado). Multipliquemos, pues, 3 personas por metro cuadrado por 36 000 metros cuadrados. El número que obtenemos es 108,000. Ese sería, a mi juicio, el mínimo de personas que asistió el domingo 13 a la marcha, y de ninguna manera los 12 000 que dice el gobierno de la Ciudad a través de Martí Batres. Pero yo creo que fueron más, y le voy a explicar por qué.
La gente se reunió desde la Diana Cazadora, e incluso un poco más al oeste, casi desde la famosa suavicrema, que es el monumento a la corrupción durante el sexenio de Calderón. Me refiero a la Estela de Luz. Pero consideremos a la baja y contemos desde la Diana Cazadora. De ese punto al Monumento a la Revolución hay 2300 metros utilizando la ruta más corta, que es a través de Reforma y la calle de Ignacio Ramírez. Multiplíquelos por los 20 metros de ancho de los carriles centrales y se obtienen 46 000 metros cuadrados. Considere 3 personas por metro cuadrado y el resultado es al menos 138 000 asistentes.
Así que el mínimo posible que asistió el domingo 13 a la marcha en favor del INE no fueron los 12 000 que dice el régimen oficial a través de Martí Batres, sino por lo menos 138 000 personas. Sin embargo el trayecto entre la Diana y el Monumento estuvo fluyendo por más de dos horas, así que por lo menos se llenó dos veces. Eso nos da 276 000 personas.
El gobierno de la CDMX, a través de Marti Batres, miente abiertamente, y ellos lo saben porque son expertos en hacer marchas. Tampoco creo que hayan sido los casi 700 000 que dicen los organizadores, pero por lo menos hubo ahí entre 200 mil y 300 mil personas. Considere que mi cálculo siempre fue con números discretos, no alegres, siempre a la baja, manteniendo siempre mínimos. No consideré carriles laterales ni las muy amplias aceras, que, repito, estaban llenísimas. Yo me di a la tarea de no solo caminar al ritmo de los manifestantes, sino adelantarme, regresarme y tratar de cubrir los mayores espacios posibles. Según mi contador de pasos de Google, recorrí más de 10 kilómetros. Para poder avanzar con rapidez caminé por calles adyacentes, como Hamburgo, al lado sur de Reforma, o Río Lerma, en el lado norte, y así podía adelantarme o ir hacia atrás con rapidez y penetrar la marcha, ya sea hacia atrás o hacia adelante. Fue extenuante, por supuesto, pero me sentí con la obligación de hacerlo para saber las cosas de primera mano y ejercer mi libertad, para no caer en los fanatismos en los que caen tanto los simpatizantes del presidente como sus opositores.
Por lo pronto le puedo decir que no se deje engañar por los que tienen como credo “No mentir, no robar, no traicionar”, porque el domingo 13 de noviembre, y acerca del número de participantes en la marcha, mintieron descaradamente.
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