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México en el enigmático 2025

Aunque es difícil pronosticar cualquier efecto o proceso político mundial, al parecer el viraje mundial a la extrema derecha es un hecho que parece imponerse al menos en los años venideros.

2 de enero, 2025

Israel Aparicio

El año 2025 inicia con serias interrogantes para México debido al triunfo categórico de Donald Trump en Estados Unidos, pues la incertidumbre de sus primeras acciones del próximo 20 de enero son de pronósticos reservados, al esperar si los aranceles son aplicados a los productos que se exportan al principal socio comercial.

Si bien se espera que la nueva era de Trump al frente de la principal potencia militar sea de franco intervencionismo, golpeteo y falta de diplomacia con sus socios históricos internacionales, también tiene rasgos de una complicada e incompleta agenda con frentes abiertos por todo el mundo. Esta suerte de carambola internacional conviene a México para no ser el único país afectado por las amenazas del imperio, mientras se reacomoda la nueva realidad internacional más cercana a posturas de derecha extrema del siglo pasado.

Aunque es difícil pronosticar cualquier efecto o proceso político mundial, al parecer el viraje mundial a la extrema derecha es un hecho que parece imponerse al menos en los años venideros. Ya varios regímenes nacionalistas se han instalado en Europa, donde se espera que al menos en la visión personalísima de Trump, se dé por terminada la guerra entre Ucrania y Rusia, que es la ruta más peligrosa hacia una confrontación nuclear mundial.

México con asuntos internos que no gustan al imperio ni a las oligarquías económicas, pasará por una elección del poder judicial, en un proceso que no está aún muy claro en su desarrollo y organización, lo que lleva a serias dudas sobre el éxito del sufragio popular, en tan importante periodo de consolidación democrática. Es posible que el anhelado ideal de participación ciudadana en la conformación de un nuevo poder de la república, menos corrupto y nepotista, pueda naufragar en el desinterés ciudadano.

Si bien el impresentable poder judicial, podrido en sus intereses facciosos y defensor de las elites, no podía reformarse a sí mismo sin caer en el gatopardismo, provocó el extremo de las premuras y la polarización, haciendo imposible consensuar tiempos adecuados para una mejor implementación de la tan necesaria reforma. Ante la disyuntiva de mantener el continuismo corrupto o intentarlo modificar con las prisas y mayoriteos, se optó por la segunda opción. Adicionada a la nula negociación, la miopía del lumpen opositor y el golpismo de la ministra Norma Piña, que fue absorbida por la demencial confrontación anti AMLO.

En un país con zonas dominadas por el crimen organizado y por el narcotráfico, donde mucha complicidad tiene el corrupto poder judicial de los estados y el federal, al liberar a verdaderos delincuentes sanguinarios, el llamado del oficialismo fue exitoso para dar un inesperado golpe electoral contra el impune poder anquilosado. El resto fue aplicar las mayorías ganadas en las urnas.

La oportunidad de la reubicación de cadenas productivas para México podría verse sumamente afectada por la política proteccionista y chantajista del republicano Trump, aún más que con la incertidumbre consiguiente del estado de derecho que resulte de la elección de jueces y magistrados. Históricamente el gran capital sabe cabildear sus intereses con los gobiernos democráticos o no, y por supuesto en las altas autoridades judiciales; sin las cuales muchos no hubieran podido evadir al fisco, destrozar el medio ambiente de las regiones donde se asientan, evadir responsabilidades laborales, evitar sanciones por actividades monopólicas, o hasta minimizar los escasos fallos que se dan en su contra.

México tiene retos ancestrales con la educación y su sistema de salud colapsado en la pasada pandemia que desnudó las carencias de insuficientes médicos especialistas e infraestructura requerida. Un gran pendiente de la 4T fue este rubro, aunque es justo decir que enfrentó rezagos históricos, maximizados en los tiempos del neoliberalismo rapaz, con la cultura consumista de la comida chatarra arraigada en la población mexicana, sin la cual la dieta y las enfermedades crónicas no se podrían explicar.

Los amplios deseos de que la presidenta Claudia Sheinbaum pueda encaminar la ruta de desarrollo equitativo para los mexicanos, enfrenta nubarrones en el horizonte. En contra tiene los recursos económicos limitados, por devaluaciones y rescates a favor de elites, que incrementaron la deuda y sentenciaron a amplios sectores populares a olvidarse del bienestar social mínimo.

En un contexto nacional e internacional poco favorable, los mexicanos esperan con más optimismo que con certidumbre que sus condiciones sociales mejoren y por fin obtengan un cambio que les beneficie. La primera presidenta científica de nuestra historia tiene la mayor legitimidad y un imponente poder político, paradójicamente podría no ser suficiente ante enormes contingencias internacionales, de las que México tiene poca incidencia.

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