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Los velados sutiles “quinazos” de Claudia

La actual presidenta dio ya un primer golpe muy sutil para dejar más que en claro quién es el (la) tlatoani

20 de marzo, 2025

Los velados sutiles "quinazos" de Claudia

Se le conoce como ‘QUINAZO’ por la tan sonada caída en desgracia del icónico líder petrolero Joaquín Hernández Galicia por parte del gobierno de Carlos Salinas en 1989, la cual le fue muy útil para legitimarse luego de una elección cuestionada y de años turbulentos de crisis económica. Pero, obvio, hay más antecedentes y casos similares, algunos golpes aleatorios, unos más espectaculares que otros, pero siempre útiles en el sistema político mexicano para romper, en distintos niveles con el sexenio anterior, donde por cierto, los caídos en desgracia no siempre son necesariamente los que están ni están los que deberían.

En el inicio del gobierno de Don Miguel de la Madrid cayeron Jorge Díaz Serrano (director de PEMEX de López Portillo) y el general Durazo, jefe de la policía del entonces DDF (hoy, CDMX) o la de la maestra Gordillo en el gobierno de Enrique Peña. Nieto, por citar otros ejemplos. En el sexenio de AMLO hubo unos cuantos también. Los más sonados, uno perteneciente al sector púbico como el señor Ancira exdueño de Altos Hornos de México y su socio en triquiñuelas multimillonarias, el Junior ex director de PEMEX, Emilio Lozoya Austin.

De la actual presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y del famoso “romper para estabilizar”, parte de las reglas no escritas del sistema político mexicano, mucho se especuló de cuál(es) sería su respectivo “quinazo”, que si X ó Y, que si bien nunca ha necesitado legitimarse, en nuestra tradición política, insisto, un golpe en la mesa de ese tipo, nunca sobra, más como para acabar de dejar en claro quién manda y sobre cuales grupos políticos con cuántos y cuáles pesos específicos, incluso pensando (desde el primer día de cada sexenio) en el siguiente proceso sucesorio presidencial.

A Sheinbaum le servirían sus “quinazos”, uno para quitarse la sombra envenenada, invento de la oposición, de un “maximato”, de un expresidente Andrés Manuel López Obrador, que con un ascendente social tan fuerte, algunos despistados pudieran creer eso, que aún manda. Pero, en fin, la actual presidenta dio ya un primer golpe muy sutil para dejar más que en claro quién es el (la) tlatoani. Al parecer urdió un pleito entre dos pesos completo de personajes del lopezobradorismo: Adán Augusto López Hernández y Ricardo Monreal Ávila, el cual dejó mal parados a ambos, eso sumado a filtraciones de supuestos actos de corrupción del primero cuando gobernador de Tabasco, y al segundo, con la propuesta de una ley con nombres y apellidos, que es la de la imposibilidad de las candidaturas a cargos de elección popular entre familiares directos, que sin duda merma el cacicazgo de Monreal en Zacatecas.

El segundo y más espectacular “quinazo” es la amplísima difusión de los dantescos centros de exterminio y reclutamiento de jóvenes de grupos del crimen organizado, no sólo en Jalisco sino también en Tamaulipas (y los que falten), con lo cual pinta su raya con el anterior sexenio y su rotundo fracaso en la política de seguridad pública, todo esto, aunado a un enfoque nuevo y completamente distinto, en donde a diario vemos los mexicanos los resultados.