Desde el inicio de la pandemia en México, la alerta de género se disparó en todo el país, las condiciones de aislamiento familiar y el cierre de muchas casas de seguridad para las mujeres violentadas fue un lamentable acontecimiento donde se elevaron las alarmantes cifras de feminicidios. La implementación de políticas públicas tendientes a detener la violencia contra las mujeres mexicanas tienen diferentes grados de éxito en cada entidad federativa. La semana pasada, la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum Pardo dio a conocer la detención de ocho hombres agresores en flagrancia, producto de la puesta en marcha de la línea de emergencia SOS mujeres *765.
El trabajo multidisciplinario entre las secretarías de seguridad estatales, los centros de emergencias denominados C5, así como la coordinación entre personal capacitado, las asesorías jurídicas y psicológicas con perspectiva de género demuestra que se puede controlar la enorme ola feminicida, producto de las altas tasas de violencia que se viven en el país.
Especialistas en temas de violencia de género señalan que una línea de emergencia especializada ayuda a reducir los tiempos de espera, provocando una reacción inmediata que salva vidas de las víctimas. Comentan que personal certificado, competente en sus labores, con funcionamiento las 24 horas del día los 365 días del año, marcan la diferencia para el apoyo de mujeres violentadas que denuncian su caso, o la denuncia de las redes de apoyo familiar que reportaban agresiones en flagrancia, no solo contra mujeres sino también numerosos casos de violencia infantil.
Indicaron que una área de oportunidad debe ser la denuncia mediante la aplicación de Whatsapp, ya que las víctimas no siempre pueden comunicarse por teléfono al estar junto a su agresor, por lo que operadoras con experiencia saben identificar la emergencia potencial del caso. Con la implementación de la popular aplicación de mensajería, la víctima puede “ordenar” una pizza a la línea de auxilio para que una operadora capacitada regrese la llamada para pedir su ubicación mediante medios digitales, permitiendo enviar patrullas para salvar su vida.
Las agresiones se incrementan en días específicos como son las celebraciones del 24 y 31 de diciembre, el 15 de septiembre, días festivos, así como en fiestas patronales, ya que el consumo de alcohol es un potenciador en la violencia feminicida.
La línea de emergencia SOS *765 parece tener un inicio promisorio, cuenta con 166 operadoras con perspectiva de género que permiten en un solo número telefónico el seguimiento interinstitucional, como el envío de patrullas y ambulancias para brindar hospitalización, así como apoyo psicológico y legal. Las 27 LUNAS de las 16 alcaldías, que son instituciones de asistencia a las mujeres, han podido reducir el número de agresiones y feminicidios ocurridos en la Ciudad de México, al brindar el apoyo jurídico, social y legal para las víctimas de violencia de género.
Sin embargo, las políticas públicas resultan insuficientes ante lo que es un fenómeno de violencia patriarcal que domina la cultura tradicional mexicana desde tiempos inmemoriales. Cada mes indistintamente se conoce de casos emblemáticos de feminicidios que trastocan el ya muy erosionado tejido social. La violencia contra las mujeres por lo general es un delito que se intenta invisibilizar y minimizar. Ante la terrible realidad que padecen las mujeres de cualquier clase social, se ha hecho evidente que el sistema judicial no busca cumplir con su rol de proteger a un grupo vulnerable como lo son las mujeres mexicanas.
En semanas pasadas el terrible asesinato de Luz Raquel Padilla, quien cuidaba a su hijo autista, conmocionó a todo el país por las características violentas de su feminicidio. La madre cuidadora, sin apoyo del estado y abandonada a su suerte a pesar de las denuncias presentadas por amenazas de muerte ante la Fiscalía de Jalisco, demostraron la vulnerabilidad con la que las mujeres viven en un entorno patriarcal que puede asesinar impunemente.
El Estado de derecho le falló a Luz Raquel y a su hijo, la madre cuidadora murió en el hospital luego de ser incendiada. No importó que le hubieran dictado medidas de protección que no funcionaron, ya que ante la presencia del potencial agresor, las fuerzas policiacas debieron realizar rondines cerca de su ubicación para estar pendientes de un llamado de auxilio. Como si la tragedia no fuera suficiente, el bochornoso acto de la fiscalía de revictimizar a la madre al pretender posicionar en la opinión pública que ella misma pudo haberse suicidado al haber comprado alcohol y encendedores, desnudó el desprecio infinito que la justicia tiene por las víctimas de feminicidio
Si algún elemento faltara a la fascistoide reacción del gobierno de Jalisco, el gobernador Enrique Alfaro acusó a actores políticos de querer golpear su gobierno al usar el caso de la tragedia ocurrida con la madre cuidadora. Independientemente de lo que las investigaciones arrojen sobre la muerte de Padilla, las convenciones de la corte interamericana firmadas por México, exigían que todo homicidio contra mujeres, se investigue desde la perspectiva de género, se evite revictimizarlas y sobre todo no se reclasifique el delito hasta agotar las investigaciones con enfoque feminicida.
En México la violencia contra las mujeres se da en forma impune y repetitiva, las autoridades judiciales encargadas de investigar las diferentes agresiones, atentados y asesinatos contra mujeres no cuentan con la perspectiva de género y lo más común es que se busque culpar a la mujer en su vida privada como causante de sus agresiones o su asesinato.
La importancia de la existencia de líneas de auxilio para mujeres que funcionen de manera correcta son la diferencia entre sobrevivir o no al infierno que es padecer violencia de género, intrafamiliar y el riesgo de un potencial feminicidio, por lo que usar de forma responsable estas líneas telefónicas es fundamental, ya que aún existen llamadas falsas y bromas.
La zona conurbada de la Ciudad de México es por sus características de movilidad, precariedad laboral y escaso respeto a la figura femenina, verdaderas zonas de riesgo para las mujeres trabajadoras. Aunque en la Ciudad de México y el Estado de México existen organismos de protección femeninos, en algunos municipios como Tlalnepantla, Toluca han existido institutos municipales de la mujer, las necesidades del combate al fenómeno feminicida requieren de esfuerzos más contundentes.
Si bien existen protocolos de protección para la mujer, leyes y lineamientos en el código penal, el problema siempre es su adecuada implementación desde el poder judicial. Mientras no exista un enfoque de género en cada investigación, la impunidad reinante seguirá siendo la constante en la violencia contra la mujer.
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