Opinar de bote pronto me parece inapropiado…
Opinar de bote pronto me parece inapropiado, necesito allegarme de mayor información para normar mi criterio y balancear los pros y los contras sobre un asunto específico, evaluar a quienes emiten opiniones, al menos identificar sus tendencias, permitir que se amplíen las informaciones y entonces atreverme a emitir un juicio.
Las oleadas de información a las que hoy estamos sometidos impiden por lo general este proceso, no terminamos de digerir un asunto cuando ya tenemos otro encima; los asuntos relevantes varían día con día.
Tantos medios, tantos mundos, tanto tiempo y coincidir. Pero la coincidencia es negativa, tanta información nos abruma, nos ahoga, nos resta fuerza vital. Corrupción, pobreza, devaluación, caída del precio del petróleo que no impide la inepta e inútil nómina mayor del mundo de la industria y cuya producción roban con impunidad trabajadores y funcionarios de todos los ductos del país, crímenes políticos y del narcotráfico, desastres naturales y de los otros, se fuga el Chapo, se comercia con el dolor de los padres de Ayotzinapa dándoles absurdas esperanzas, un “experto internacional” sin haber visitado el lugar afirma que no pudieron quemarse allí tantos cadáveres con leña y llantas, (claro que no, lo hicieron con diésel) mientras quienes enviaron a novatos a robar camiones y “botear” en horas impropias para hacerlo están libres, culpan a Peña (del que no soy fan) de un hecho tan lejano de su control que no es justificable la acusación personal, ignoran la evidencia científica de tecnología de punta.
Parece que el país entero está en picada, la devaluación del peso desde 1976 de uno a $17000.00 no es sólo de la moneda sino abarca todos nuestros valores vislumbrando un futuro similar al de Venezuela o Grecia gracias a las tendencias izquierdistas presentes en la opinión pública, donde un demagogo presume haber ganado las elecciones cuando ocupó un discreto cuarto lugar y trata de venderse a la ciudadanía de a pie, la trabajadora que sostiene al país sufriendo exacciones por todos lados y que no se rinde trabajando todos los días.
Éstas y otras muchas razones tenemos para hundirnos en la desesperanza y depresión, devaluación total; impotencia ante la magnitud del desastre, avalancha irrefrenable de descomposición.
¿Y qué puedo hacer yo?
Algo que esté al alcance de mis posibilidades, no hundirme en la impotencia generalizada y buscar hacer algo que realmente coopere a reconstruir a mi país.
Contra la devaluación va la revaluación. No puedo revaluar el peso ni el precio del petróleo; la pequeña luz de esperanza que vislumbro está en la Reforma Educativa, la veo positiva con el riesgo del fracaso de la carrera magisterial que sucumbió ante la corrupción sindical; siendo optimista los resultados de la Reforma los vendremos obteniendo dentro de una generación.
El problema es de Hoy, la revaluación la necesitamos Hoy, la acción la debemos emprender Hoy. (Diría Fox).
¿Por dónde empezar? La única persona que podemos cambiar en todo el mundo es uno mismo. Queremos que el mundo cambie para que cambien los demás y si bien la palabra convence, el ejemplo arrastra. Tenemos que volver a nuestras raíces, a los fundamentos de nuestra personalidad, donde bebimos la leche de los valores, aprendimos a aplicar la justicia, el esfuerzo, la equidad, caridad, convivencia, amor. Esas reuniones familiares de nuestra infancia y juventud donde definimos nuestra personalidad y elaboramos paradigmas que marcaron nuestros derroteros.
Empecemos por nosotros mismos y a renglón seguido sigamos con nuestra familia actual y luego con la familia en sentido amplio, para establecer una renovación de lazos perdidos que nos darán nuevas ilusiones y motivaciones para seguir adelante. Refrescando valores y esperanzas.
Es importante la mentalidad abierta para ese reencuentro, recordar tiempos pasados y revivir reuniones, fiestas, paseos, desgracias e infortunios; esperar personas diferentes al paso del tiempo, quienes confirmaron las expectativas y quienes cambiaron de un poco a radicalmente; la prima jovencita, alma de las fiestas y que hoy es una respetable matrona abuela de un kínder; el nerd solitario convertido en líder empresarial o el osado aventurero que no tiene trabajo. Los cambios radicales de favorito en el futbol o en política, religión o familia.
Conocer de nuevo a los conocidos, renovar amores fraternales o filiales, inyectar vitaminas a nuestro espíritu, comentar la situación actual para reunirse y enfrentarla con el espíritu que en la juventud nos animó.
Mientras hay vida hay esperanza, renovemos lazos familiares mejorándolos con la experiencia que nos ha dado la vida.
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