En estos días se suscitó un evento muy desagradable en el corredor de la colonia Condesa y Roma últimamente conocido y valorado comercial e inmobiliariamente por la cantidad de extranjeros que viven, trabajan y se divierten allí. Y al decir extranjeros me refiero a cierto tipo de extranjeros, estamos hablando de europeos, norteamericanos, argentinos de alto poder adquisitivo, no como esos migrantes que se esconden bajo los puentes de las inclemencias del tiempo y pasan los días pidiendo alguna moneda o trabajo de lo que sea para poder seguir su camino al norte del continente o par no morirse de hambre.
Estos son de los extranjeros “nice” los famosos nómadas digitales que sobre todo después de la pandemia han elegido la Ciudad de México y este tipo de colonias para establecerse y trabajar en linea disfrutando de las bondades que nuestro país les ofrece: precios bajos, servicios inmejorables y por lo general ausencia del pago de impuestos al menos no como lo harían en su países y como nos corresponde a los que nacimos y trabajamos aquí.
El tema fue que una mujer X, ni siquiera me parece relevante su nombre ni su ocupación, agredió verbalmente a un policía que intentaba inmovilizar su coche por exceder el tiempo en el parquímetro. La mujer, cabe mencionar rubia, Argentina y de muy buen ver en cuestión, no reparó en insultos racistas contra el policía que solo intentaba hacer su trabajo. El tema fue que le tomaron video, lo subieron a redes y se hizo viral y ahora por eso es relevante porque no hace falta que lo vea todo el mundo para saber que eso ocurre a cada rato y no solo en la Ciudad de México, la prueba de nuestro egocentrismo es que nos duele más que se le haya gritado al agente lo que nosotros consideramos un insulto como “Negro” y no que se haya ignorado su calidad de policía, porque esto en cualquier país se castiga con detención y cárcel.
Y como digo, esto ocurre todo el tiempo y en todas partes, en la calle, en los negocios y en las casas, que a las personas que trabajan y ofrecen servicios (llámense policías, meseros, encargados de tiendas, estilistas, personal de limpieza etc.), se les falte al respeto a la menor provocación.
Tal es el pan nuestro de cada día y tristemente les digo que si ahorita estamos todos muy indignados es porque la agresora en cuestión es extranjera y si para algo somos buenos los mexicanos es para ofendernos cuando el insulto viene de parte de un foráneo. ¿Pero qué tal cuando somos nosotros? Perdón pero no nos desgarremos las vestiduras ni seamos hipócritas me incomoda mucho el discurso que hemos tomado con este tema y no es porque defienda a la señora en cuestión ni mucho menos, por mí que se regrese caminando a su país, pero lo que me parece de lo más incongruente es que estemos haciendo un escándalo cuando se le faltó al respeto a un mexicano si nosotros mismos lo hacemos todo el tiempo, a nuestros paisanos y también a los extranjeros pero del otro tipo, a los que no vienen a gastar sus dólares en nuestro territorio. No hace falta ir más lejos, con poner tantita atención yo les aseguro que todos los días presenciarán un acto de racismo y clasismo, homofobia, machismo sin hacer ningún esfuerzo en cualquier lado, solo ver cómo se les llama a las personas que ofrecen servicios y con qué displicencia se les piden si se puede decir que se les piden y no que se les exigen las cosas.
Tampoco veo que se ofenda la gente ni se pida una sanción contra personas como Laura Zapata, Carlos Alazraki que no hacen más que repetir la palabra “Naco” una y otra vez incluso públicamente y con un micrófono para referirse a aquellos que no nacimos con el privilegio de su clarísimo color de piel o al menos de que con litros de peróxido buscan aparentar, a tantos programas de televisión, telenovelas y shows de entretenimiento en donde se denigra a mujeres y personas por su color de piel, con alguna condición física y o situación socio económica.
En resumen, “ El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. No defiendo jamás actos como el de esta semana, pero pienso que deberíamos de ser mucho más congruentes al momento de acusar y antes de solicitar un escarmiento, fijarnos si no somos nosotros mismos los primeros que estamos poniéndoles de ejemplo a los visitantes de nuestro país como nos tratamos.
¿O como dicen por ahí “Farol de la calle oscuridad en tu casa?
Lo que te choca te checa
Y para exigir respeto y no mordernos la lengua primero, tenemos que tratarnos con verdadero respeto entre nosotros.
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