En los primeros seis meses del año, en el estado de Chihuahua, han ocurrido 1431 homicidios dolosos, lo que representa el 56 % de los registrados durante el año 2019 cuando se reportaron, según la Fiscalía estatal, 2585 asesinatos.
No es noticia que Ciudad Juárez sea la ciudad del estado que más asesinatos reporta día con día. En los primeros seis meses de este año, son 879 de ellos. Suman más del 60% de los cometidos en el estado, que ocupa el cuarto lugar nacional en asesinatos.
A nivel nacional, Baja California sigue siendo el estado menos pacífico, seguido por Colima, Quintana Roo, Chihuahua y Guanajuato. Según los datos del Índice de Paz 2020, el homicidio es la causa principal de muerte entre personas de 15 a 44 años y la cuarta más frecuente entre niños de cinco a 14 años.
Gobiernos van, gobiernos vienen, pero la violencia sigue siendo la constante en ya más de una década. Todo lo que se ha “experimentado” o probado hasta el momento no ha dado el resultado esperado. Por más que las autoridades digan lo contrario, las cifras les exponen en sus deficiencias y carencias.
La cifra de menores de edad que forman parte de la delincuencia organizada en México es alarmante. De acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), entre 35 mil y 45 mil menores son reclutados de manera forzada por los diferentes cárteles.
Ante esta situación, Saskia Niño de Rivera, activista, psicóloga, cofundadora y presidenta de la asociación Reinserta, escribió el libro Un sicario en cada hijo te dio: Niñas, niños y adolescentes en la delincuencia organizada (también participan Mercedes Llamas, Fernanda Dorantes y Mercedes Castañeda).
En un plan para paliar esta situación, el actual régimen federal lleva a cabo un programa que presentó durante la campaña electoral del 2018. Lo dio a conocer como “La Democratización de la Familia”.
De entrada y bajo ese título, se escucha algo novedoso, pero al mismo tiempo, un tanto incierto y desconocido para los padres y madres de familia. La Secretaria de Gobernación lo describe como: la remoción de patrones culturales.
Y para remover esos patrones culturales, decía la hoy Secretaria de Gobernación, se debe “Empezar a democratizar a la familia, rompiendo con los roles determinados por los estereotipos (…) democratizar a nuestra familia nos llevará a reconocer que las niñas, niños y adolescentes no son propiedad de sus familias, sino titulares de derechos, con voz y voto; democratizar a la familia nos llevará a reconocer que todas las personas con discapacidad gozan —en todo lugar— de todos los derechos; democratizar a la familia permitirá que los adultos mayores sean cuidados y respetados, por todos.
Democratizando a la familia se irá generando que algunos deberes morales, se vuelvan auténticos deberes jurídicos; con ello, se irán generando condiciones que permitan, de una vez por todas, ir ganando muchas batallas, incluida la batalla contra la violencia. Porque la recomposición del tejido social debe comenzar en cada familia; debemos rescatar a nuestra infancia de las auténticas levas del crimen organizado”. (Milenio.com 01.08.2018).
La solución que este régimen presenta es democratizar a la familia. Legislar para que los padres de familia dejen de tener y ejercer la Patria Potestad. La principal autoridad sobre los hijos e hijas y que la familia pase a ser conocida como la “Unidad Democrática Doméstica”.
Todo lo anterior suena más a una imposición ideológica, estilo Mao Zedong, que a un plan o programa para evitar que el crimen organizado reclute a los adolescentes mexicanos.
Por otro lado, Eduardo Urrutia, combate el fenómeno de reclutamiento de adolescentes con el deporte. (Por: Eduardo Lara, Diario de Juárez):
A pesar de los rezagos en infraestructura deportiva y en materia de seguridad, la pasión por el futbol puede observarse en las diferentes colonias, eso motivó a Eduardo Urrutia, no sólo a buscar espacios de esparcimiento para sus tres hijos, sino también a fundar su propia escuela de balompié para enseñar a niños y jóvenes valores como la responsabilidad, disciplina, trabajo arduo y compañerismo.
“Lalo” es originario de esta ciudad, está casado y a sus 34 años es el entrenador y fundador de la escuela de futbol “Halcones FC”, ubicada al sur de la ciudad, en el fraccionamiento Roma, y desde ahí nos relata las satisfacciones y adversidades que ha implicado formar juarenses de bien a través del deporte.
“Una de las cosas que me motivó para hacer este proyecto fue la carencia de espacios deportivos en la ciudad; este parque donde estamos lo restauramos con mucho esfuerzo, después poco a poco fuimos extendiendo la invitación a los niños”, dijo.
“Esta idea nació hace seis años, en ese entonces empezamos la escuela con tres niños y hoy, tenemos 124 estudiantes, que van desde kínder hasta preparatoria, y ha sido una experiencia muy bonita porque vamos metiendo otra mentalidad al joven, invitándolo a que haga ejercicio y sea una persona de bien, porque como todos sabemos la violencia arrecia bastante fuerte aquí en la ciudad”,
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