Este mes se celebra el día de la vaquita marina para fomentar, por una parte, el aprecio a la diversidad de la fauna del planeta y por otra, hacer consciencia de la necesidad de cuidar a las especies en peligro de extinción (1).
¿Qué es la vaquita marina? Señala la página oficial del Gobierno de México:
“La vaquita marina (Phocoena sinus) es uno de los cetáceos más pequeños del mundo, único mamífero marino mexicano miembro de la familia Phocoenidae (marsopas verdaderas), esta especie es endémica de México, habita en el norte del Golfo de California. En latín Phocoena quiere decir “marsopa” y sinus que significa “cavidad”, que se refiere al Golfo de California, es decir, “la marsopa del Golfo de California” (2).
Pero, ¿por qué se habría de cuidar a los animales? Normalmente se asocia el objeto del cuidado a los seres humanos, ya que se tiene el deber estricto de nunca verlos como objetos o instrumentos. Los animales, en cambio, se utilizan en muchas ocasiones. Se usan, todavía como animales de labranza, sirven de alimento, aún cuando, por ejemplo, se pudiese prescindir de su carne para la alimentación. También se usan en investigaciones para la creación de tratamientos médicos y prevención de enfermedades (3).
En consecuencia, ¿qué diferencia hay entre los animales y los humanos? Pues la clave es el concepto de dignidad humana, o mejor, de persona humana. Las personas humanas son los únicos seres que son autónomos y que superan el mero instinto. Los animales, en esta línea de argumentación, están inmersos dentro de la especie. Lo anterior quiere decir que cada individuo es un “ejemplar” de la especie y queda subordinada a ella. Las personas, en cambio, superan el umbral de la especie y son fines en sí mismos: cada persona es estrictamente insustituible mientras que los animales son prescindibles.
Otros han objetado que los animales poseen una racionalidad e inteligencia semejante a la humana. De este modo, por ejemplo, los animales domésticos serían como niños pequeños, es decir, que la diferencia sería únicamente de grado. Si tuvieran más inteligencia serían como nosotros, por lo que es solo una cuestión de desarrollo cerebral. Los objetores a lo anterior señalan que la diferencia de inteligencia no es sólo de grado, sino que se da un cambio de naturaleza. Hay un salto cualitativo con respecto a los animales.
No obstante, no se pueden usar a los animales de forma indiscriminada, es decir, de manera irracional. Así, producirles dolores y malestares innecesarios para el logro de los fines humanos es indebido. ¿Por qué? Porque se tiene una tutela hacia ellos. La preeminencia humana en el mundo implica un uso racional del mismo, un verdadero gobierno del mundo. El hombre debe regular su propio afán desmedido de controlar, y en cambio actuar prudencialmente en cuanto los bienes que se disponen de nuestro planeta. Dicho en otros términos, el derecho de los animales a un trato decente se convierte en deber de los seres humanos. No se puede evitar tener a los animales para el uso humano: se criarán animales para obtener productos de ellos, por ejemplo, la lana de una oveja, pero se debe tratar a los animales de modo que se permita el desarrollo, al menos parcial, de sus capacidades.
En conclusión, en lo que tienen razón los que defienden la preservación de las especies, es que no solo se deben cuidar a las mismas por un mero aprecio de la belleza, sino para mostrar la auténtica racionalidad humana que sabe respetar el desarrollo de la naturaleza, aunque haya una superioridad sobre la misma.
Referencias:
La vaquita marina se encuentra en esta situación. Véase la NOM- 059-ECOL-2001. Disponible en: https://www.profepa.gob.mx/innovaportal/file/435/1/4%20NOM-059-SEMARNAT-2001.pdf
Procuraduría Federal de protección al ambiente. Vaquita marina la marsopia más pequeña del mundo. México, 2022. Disponible en: https://www.gob.mx/profepa/articulos/vaquita-marina-la-marsopa-mas-pequena-del-mundo
Puede verse un resumen de la importancia y del número de anímales utilizados en la experimentación en: Confederación de sociedades científicas de España. “Documento COSCE sobre el uso de animales en investigación científica”. Cuadernos de Bioética, XXVI, 2015/2. Disponible en: http://aebioetica.org/revistas/2015/26/87/327.pdf
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