La presidenta constitucional de México, Claudia Sheinbaum Pardo, inició su histórico periodo de gobierno, con un poder político enorme, en una coyuntura económica que será difícil en su inicio de sexenio. Luego de la ceremonia de envestidura en el Congreso de la Unión, donde días antes de su fallecimiento, la histórica Ifigenia Martínez le colocó la banda presidencial, se cerró el ciclo político del popular expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Con un discurso inicial lleno de buenas intenciones y el compromiso de hacer un gobierno más eficiente, la primer mujer presidenta en la historia de México mencionó en su discurso ser madre, abuela, científica y mujer de fe, para después rematar diciendo que por voluntad de los mexicanos, presidenta. Al mencionar que también era una ama de casa, en el sentido de la complejidad que enfrentan las mujeres en sus dobles y triples jornadas de trabajo, la oposición y figuras de la mal llamada comedia mexicana aprovecharon estas declaraciones para denostar a la presidenta.
La oposición tan diezmada, extraviada en la confrontación estéril y con alarmantes índices de misoginia, racismo y clasismo, nunca ha dejado de minimizar la carrera política de Sheinbaum, la acusaron, de forma irresponsablemente (como es costumbre) de ser solo una figura manipulable del expresidente AMLO.
Los odiadores de la denominada cuarta transformación no dejarán de buscar simbolismo de sumisión de la actual presidenta Sheinbaum ante cualquier figura patriarcal. Ya sea por un extraño beso en la mano al senador Manuel Velasco, las menciones al expresidente, o si sus atuendos son adecuados para la primera magistratura del país. Para el conjunto de expertos y pseudo conocedores de todo, Sheinbaum Pardo debe ser un instrumento de obediencia de sus sesudos análisis e ideas, que curiosamente nunca se atrevieron a implementar, o en su defecto fueron un completo fracaso como políticas públicas.
El inicio de las denominadas conferencias mañaneras marcan un estilo más directo y enfocado a la información y los datos, que la presidenta Sheinbaum siempre maneja. Si la oposición o la oligarquía mediática esperaban a una política inexperta con la prensa, será un perfecto ejemplo de su deshonestidad intelectual y su nulo aprendizaje de los nuevos tiempos de la comunicación política.
En estos meses de profundas reformas constitucionales y de reacomodos políticos en el oficialismo, se va configurando el cambio de régimen que sentará las bases para los futuros años por venir. Si bien la presidenta Sheinbaum en materia económica ha mencionado que existirán garantías para las inversiones en el país, la implementación de la reforma judicial y el resultado de la cerrada contienda política en los Estados Unidos, serán los factores preponderantes, de cómo se adapte la estrategia para obtener un mayor crecimiento económico en la dura etapa postpandémica.
Según declaraciones de la presidenta Sheinbaum hereda un país con indicadores económicos sanos, a pesar de la terrible crisis mundial por el Covid-19, con un futuro prometedor de poder canalizar la oportunidad de la reubicación de empresas trasnacionales que buscan acercar sus centros productivos. La experiencia en la pandemia demostró que se debe privilegiar la proximidad de las cadenas productivas, para evitar el colapso de los mercados, al tener los centros de ensamble y distribución tan alejados del consorcio principal.
El desarrollo económico nacional, con una adecuada redistribución de la riqueza, dependerá de la eficiencia en las políticas públicas locales, pero también podría verse afectado en mayor medida si el xenófobo presidente Trump logra ganar la reelección en EEUU. Sumado a los conflictos bélicos mundiales, como la invasión a Ucrania o el escalamiento del genocidio en la franja de Gaza, agregado a los frentes abiertos que provocarían una guerra regional de Israel con Irán. Todo en un terrible escenario apocalíptico de una guerra nuclear entre las principales potencias del mundo, ahora más confrontadas indirectamente y sin muestras de un armisticio cercano.
El primer mandato presidencial de Sheinbaum tendrá muchos retos por enfrentar, en medio de una dura crisis de inseguridad en zonas específicas del país. A su favor tiene, como pocos políticos en el mundo, que domina ambas cámaras legislativas y que el poder judicial dejará de ser un actor político opositor más, como lo es en tiempos de la golpista Norma Piña. La presidenta Sheinbaum deberá ser muy ingeniosa y saberse rodear de los mexicanos más eficientes, para poder realizar un periodo de gobierno que mejore de verdad la calidad de vida de los mexicanos, quienes sufragaron a su favor masivamente el pasado 2 de junio.
Köszönöm Kriszta
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