Ya antes, en estas páginas, escribí sobre la importancia de la Verdad como condición para la buena vida social y la adecuada gestión de los asuntos públicos, llamando la atención con que estamos ante el Gobierno más mentiroso de la accidentada historia de México. Al presidente López Obrador se le han contabilizado ya alrededor de 120 000 mentiras en sus conferencias mañaneras, que resultan el epicentro mismo de la escandalosa manipulación desinformativa que hemos padecido los mexicanos desde el 1 de diciembre del 2018.
Desde ese epicentro de paparruchas mañanero, los serviles lacayos del presidente bien posicionados en los tres Poderes de la República, tanto en el ámbito federal como en los estatales, así como sus bien pagados aplaudidores y propagandistas en los medios de comunicación, hacen eco multiplicador de las mentiras con que se ha pretendido gobernar al país a lo largo de este sexenio que, afortunadamente, está por acabarse pero que amenaza con replicarse por otros seis años más que, por diversas razones bien argumentables, podría resultar mucho peor que el actual. De este modo, con notable descaro y desfachatez presumen, por ejemplo, a diestra y siniestra que el país está mejor que nunca; que la delincuencia está controlada; que el sistema de salud pública funciona maravillosamente o que ya no hay desabasto de medicinas. Celebraron las falsísimas inauguraciones de la Refinería de Dos Bocas y del Tren Maya y han mentido hasta la saciedad sobre el funcionamiento del INE, la Suprema Corte de Justicia, el INAI y en general sobre mucho de lo bueno que sí ocurrió en el país a lo largo de los últimos 30 años.
Si la realidad demuestra que México hoy se cae a pedazos particularmente en materia de corrupción, seguridad, salud, educación e infraestructura y poco queda ya de la exigua fortaleza institucional que se había desarrollado desde los años 90’s, los farsantes corifeos de la 4T pretenden tapar con palabrería el desastre que avanza en esta transformación profundamente destructiva, vendiendo al numeroso público que lamentablemente aún los escucha espejitos de esperanza ideológica y promesas que no hay modo de realizar sino a la inversa.
El problema grave es que muchas personas entre la población se siguen tragando las mentiras de este régimen que, para ello, cuenta con el marcado apoyo de Televisa y TV Azteca así como de diversos periodistas y comentócratas que difunden a discreción la narrativa oficialista en los diversos medios donde participan, como bien lo ha documentado Marco Levario coordinando una edición en dos volúmenes dedicada a “Los Farsantes de la 4T”. En esta valiosa obra de investigación periodística se da cuenta puntual del trabajo absolutamente favorable a la propaganda gubernamental por parte de periodistas o intelectuales que alguna vez se tuvieron por respetables, tales como Genaro Villamil, Julio Hernández, Alejandro Páez, Álvaro Delgado, Jorge Zepeda, Genaro Lozano, Sabina Berman o Lorenzo Meyer. Incluso hay que hacer hincapié en lo que ha ocurrido en los últimos meses con el exitoso programa “Es la Hora de Opinar”, a cargo de Leo Zuckerman en Foro TV, quien ha sido obligado a acomodar en sus mesas de análisis a voceras de Morena, ensuciando horriblemente el prestigio de Zuckerman tanto como el de su programa.
La manipulación desinformativa no impacta solamente a aquellos segmentos de población con menor escolaridad, que suelen ser además los principales beneficiarios de los programas sociales -clientelares- del gobierno. Lo sorprendente es que ya se van haciendo notorios sus efectos entre la población escolarizada de clase media que son los que suelen ver noticieros televisivos, atender con mayor frecuencia redes sociales o leer de vez en cuando algún periódico. Éste es, además, el segmento de población que sería el que más tiene que perder ante la amenaza de la posible continuidad de la 4T por otro sexenio.
Para ilustrar este hecho, me permito mencionar algunas conversaciones recientes con profesionistas, pequeños empresarios y profesores universitarios, quienes manifiestan la buena imagen que tienen de Claudia Sheinbaum y la mala imagen que se han formado en las últimas semanas de Xóchitl Gálvez. Por otro lado, a mis alumnos de licenciatura, fuertemente despolitizados (son de diversas carreras en un curso de estudios generales), les encargué un trabajo de investigación sobre los perfiles personales, profesionales y de liderazgo de algunos personajes relevantes en nuestro momento político. El resultado me sorprendió: investigando en fuentes consultables vía internet (se ve que no indagaron mucho ni con un enfoque crítico de sus fuentes), lo que me presentaron fue una imagen de Claudia tan favorable que podría pasar por merecedora de Premios Nobel y hasta Miss Universo. Destacaban, sin entrar en detalles, sus contribuciones en favor del medio ambiente; el mejoramiento de la seguridad pública en la CdMx; su apertura al diálogo democrático; sus contribuciones a la movilidad urbana y su excelente formación académica.
En cambio, lo que se encontraron de Xóchitl, además de su cuestionado origen indígena, fueron las acusaciones de corrupción cuando fue jefa delegacional en Miguel Hidalgo, “el plagio de su tesis de licenciatura” y cuestionamientos a su gestión como empresaria recibiendo contratos turbios de instituciones gubernamentales. Apenas una mención a su destacado papel como Comisionada Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Increíble.
Esto es precisamente lo que ocurre cuando hoy algún ciudadano mayormente desinformado se asoma a realizar una superficial investigación en internet o en redes sociales sobre quién es quién entre las que serán principales candidatas a la Presidencia de la República. De este tamaño es la manipulación desinformativa exitosamente emprendida desde el gobierno federal. Un gobierno que miente como respira.
Esta semana, Carlos Loret de Mola escribió en su columna en El Universal sobre “el cerco informativo” que el gobierno ha montado contra Xóchitl Gálvez y el despliegue de noticias a favor de Claudia Sheinbaum. “El perverso y corrupto ricachón” de Loret, también siervo supongo de Claudio X. González y la mafia del poder neoliberal, destaca la abrumadora cantidad de notas positivas para Sheinbaum y las negativas hacia Gálvez. El fenómeno es ya notable para quien lo quiera ver.
¿Cómo combatir esta operación de manipulación mediática que está ya en pleno despliegue de cara al proceso electoral del año próximo? Doy algunas recomendaciones: 1) Estando conscientes de los engaños cotidianos por parte del régimen y sus voceros, informarse bien, con el debido cuidado de la calidad de las fuentes de información. Sigue habiendo medios muy confiables, que cuidan celosamente la ética de sus contenidos: Reforma, El Financiero, Nexos, Letras Libres, Etcétera. 2) Conviene atender los contenidos de las páginas editoriales, poniendo particular atención en los periodistas y analistas que son continuamente atacados por el presidente: Héctor Aguilar Camín, Leonardo Curzio, Denise Dresser, Ciro Gómez Leyva, Pablo Hiriart, Enrique Krauze, Carlos Loret de Mola, Enrique Quintana, Raymundo Rivapalacio, Sergio Sarmiento y Macario Schettino, entre otros. 3) Cruzar información, haciendo análisis comparativos entre diversos medios y, cuando se encuentren disparidades, indagar más a fondo. 4) Lo más importante: Frente a la manipulación desinformativa desde el gobierno, contraponer la comunicación ciudadana de tipo viral: de boca en boca, desmontando mentiras y, que los ciudadanos mejor informados contribuyan a informar debidamente a los que no lo están. Recordemos a San Pablo: No nos dejemos vencer por el mal. Al contrario, debemos vencer al mal con el bien (Rom 12:21).
Twitter: @Adrianrdech
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