La Estela de Luz es un monumento obsceno, dado su fealdad e inutilidad. Es ícono de la ineptitud y corrupción de un sexenio al que, desde ya, juzga la Historia como impresentable (2006-2012). Originalmente se edificó para conmemorar el bicentenario de nuestra Independencia y centenario de la Revolución Mexicana. Cabe recordar su mala planeación dado el sobreprecio (alcanzó un costo total estimado de 1300 millones de pesos) y que su inauguración en 2011 casi clandestina no cumplió con la fecha debida (2010).
Se trata de un monumento ofensivo que nos incomoda a todos, nos llena de una vergüenza silenciosa. Es inevitable preguntarnos qué se hubiera podido hacer con esos recursos dilapidados en tan grotesco armatoste. Ingenieros cercanos a la obra aceptaron en su momento que su proyecto ejecutivo no era “lo suficientemente maduro”, por lo que sufrió múltiples modificaciones estructurales que demandaron reorganizar la obra una y otra vez. El “elefante blanco” pasó de 141 planos, en un inicio, a casi 600 sobre la marcha, requiriendo de una decena de estudios extraordinarios para resolver problemas estructurales, incluso relacionados con su estabilidad.
Aunque el motivo de su construcción fuera la conmemoración de la Independencia y de la Revolución Mexicana, la multicitada Estela de Luz no tiene nada que represente a mexicanidad (baste solo recordar que casi el 70% de los materiales utilizados en dicha obra provenían del extranjero: de proveedores afincados en Alemania, Brasil, Italia y Canadá). En contraste, la Columna de la Independencia conocida como el “Ángel de la Independencia” (con motivo de las fastuosas fiestas del centenario, pulcra y elegantemente organizadas por el Régimen del General Díaz) sí logró darle una identidad a nuestra nación.
Ante todo lo anterior expuesto, una salida decorosa para esa torre que incomoda e indigna a la gran mayoría de los connacionales, sería convertirla en un memorial a la circunstancia histórica de la pandemia por COVID-19 que azota y que ha marcado indeleblemente a México (y al mundo entero). Un memorial en honor a los grandes sacrificios del pueblo mexicano, y en especial a los que perdieron la vida y a sus familiares, sin dejar nunca de lado a los héroes de bata blanca que se han jugado la vida misma, perdiéndola no pocos, en la primera línea del frente de esta guerra contra un microorganismo genocida, que mantiene aún a la humanidad de rodillas.
Hay una petición en la plataforma ‘Change.Org’ para resignificar a la Estela de Luz en un monumento que honre los sacrificios de la nación mexicana ante la peste del nuevo coronavirus. A continuación comparto la liga: http://chng.it/JwpmWTMxcF . Ojalá esa “suavicrema” inútil pueda convertirse en algo indigno para, ¿por qué no decirlo así?, la Patria misma; en un sitio de respeto, remembranza y admiración, para este episodio tan doloroso para la humanidad, incluido nuestro tan dolido México.
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