Jugar con la fe del pueblo hundirá (aún más) a la oposición

En el movimiento lopezobradorista existe una esencia mística que va mucho más allá de las élites clericales, que llegan hasta las más hondas raíces de la fe de un pueblo.

27 de marzo, 2024

Ginés Sánchez

pueblos indígenas y el derecho comunitario

La desesperación aumenta en la casi aniquilada oposición, a grado tal que, en un tumbo más, apuestan ahora por manipular a la gente por medio de la fe católica, en este caso por ser mayoritaria ampliamente. Desde sacerdotes que (violando la Constitución cómo en el caso de la noble Cayetana) desde el siempre hipócrita, retrógrada y “mocho” bajío llaman sin pudor a su grey en misas a “no votar por el demonio encarnado en Claudia Sheinbaum” y otras barbaridades más.

Lo anterior, sumado a un ya fuera de sí Pedro Feriz de Con que llama a la gente a “prender veladoras y orar, porque nos pretenden robar la fe en las próximas elecciones”. Y muchas más acciones que seguro ya trama y ejecuta el partido Acción Nacional, brazo político de la parte más rancia del clero en México, identificado con las causas más alejadas de los más nobles intereses nacionales.

Fracasarán esos intentos, como lo han hecho todos los Intentos de la hoy oposición para avanzar y minar al actual gobierno. Encuesta tras encuesta nos enseña que todo, absolutamente todo, les ha salido al revés. No repara siquiera esta oposición que el presente gobierno es el único en décadas en haber logrado una disminución significativa en la pobreza y la desigualdad, bandera la cual debiera ser una de las principales de toda religión y/o expresión de fe. Lejos están los sacerdotes de sandalias y sacrificio que hacen una encomiable labor social en las regiones más pobres del país a las cabezas más visibles del alto clero, aliados a las causas más bajas, mundanas y opuestas a los anhelos más básicos de la gente.

Parecen ignorar los líderes ahora opositores que en el movimiento lopezobradorista existe una esencia mística que va mucho más allá de las élites clericales, que llegan hasta las más hondas raíces de la fe de un pueblo, hasta el México más profundo, aquel del sincretismo religioso que representa, entre otras expresiones, la virgen de Guadalupe, la virgen MORENA, esa que está indisolublemente ligada a la deidad prehispánica Tonantzin, y que es fruto de nuestra hispanidad mestiza, que tuvo buena aceptación entre los naturales de la “Nueva España” al ofrecerles un Dios que se sacrificaba por ellos a cambio de unos cuya cosmovisión exigía lo contrario: el mortal sacrificio de ellos a cambio de que no se detuvieran las próximas salidas del sol.

Todo lo anterior, la hoy oposición, misma que detentó el poder por décadas, precisamente basándose en el sacrificio de los mexicanos menos afortunados, lo ignora, y metida en su agujero cava más hondo sin darse cuenta en sus estériles y altaneros afanes por pretender salir del mismo.

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