Conforme ha ido transcurriendo el tiempo, confirmo la importancia de un libro escrito por Diane Ravitch en el que narra cómo a partir de supuestas “buenas intenciones” para suprimir el lenguaje excluyente o de odio, se fue tejiendo una operación hormiga en la que la censura se fue EXTENDIENDO PALABRA POR PALABRA, hasta hacer imposible la libre expresión.
Dentro del absurdo semántico diseminado por esta censura hormiga, la frase de FELIZ NAVIDAD ha sido sustituida por FELICES FIESTAS, porque la expresión cristiana es considerada excluyente, porque resulta una celebración PRIVATIVA y EXCLUSIVAMENTE PARA CRISTIANOS.
¿Y CÓMO PODRÍA SER DE OTRA MANERA, SI LO QUE SE CONMEMORA ES EL NACIMIENTO DE JESUCRISTO, EL HIJO DE DIOS Y SEGUNDA PERSONA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD?
¿El remedio que encontraron? Tratar de suprimir la FELIZ NAVIDAD y sustituirla por la más rentable fórmula de los HAPPY HOLIDAYS… Digo RENTABLE porque parte del propósito de desproveer de su ESENCIA CRISTIANA A LA NAVIDAD, es venderle arbolitos de Navidad a todo mundo, incluyendo a los ateos más recalcitrantes.
¿No le parece a usted absurdo? A mí me lo parece.
LA DIVERSIDAD que dicen abrazar, SUPRIME las creencias de otros, para imponer modalidades NEUTRAS.
La deformación semántica ha llegado al extremo de que, el sitio de nuestro redentor (según creemos los católicos), ha sido usurpado por (nada menos que) ¡EL OSO DE LA COCA COLA!
Yo no he sabido de campaña alguna que denuncie la celebración judía de Hanukkah como algo excluyente o discriminatorio. Lo mismo aplica para las festividades budistas o para las musulmanas.
No es algo que obedezca solamente a requerimientos del mercado decembrino; a un ardid maquinado por los comerciantes para venderle arbolitos navideños a judíos, católicos, protestantes, musulmanes, budistas, hinduistas, sintoístas o a los creyentes de cualquier otra religión.
Se trata de expulsar de la fiesta navideña AL ANFITRIÓN; al NIÑO JESÚS, que incomoda a sus enemigos. Se trata de que, hoy, a más de dos mil años de distancia, los enemigos de Cristo logren lo que Herodes no logró cuando mandó asesinar a todos los niños cuyas edades fluctuaran entre uno y dos años, nacidos en Palestina, y que hoy conocemos como los SANTOS INOCENTES.
Cuando éramos pequeños, mis hermanas y yo teníamos claro que los regalos en Navidad, nos los daba el niño Jesús. Y viéndolo como católicos, (puesto que todo lo bueno se lo debemos a la Providencia Divina), los regalos que esperábamos con verdadera anticipación y alegría en Navidad, efectivamente nos los daba el niño Jesús, mediante Su Divina Providencia.
El pequeño toque de magia, lo daban nuestros papás que en nuestro caso, nos enseñaron que el encargado de repartir esos regalos, era San Nicolás, cuya fiesta se celebra en Alemania el 6 de diciembre.
San Nicolás, fue un hombre santo que, además, era rico y en Navidad regalaba juguetes a los niños, con lo cual, la tradición que lo conmemora con ese motivo, NO ES UNA FANTASÍA DE WALT DISNEY, ni parte de la franquicia global de la Coca Cola.
La comprensión del tema, se facilita para los católicos que podemos recordar que Cristo en el Evangelio nos dejó dicho que:
LO BUENO QUE HICIÉRAMOS POR NUESTROS HERMANOS MÁS DÉBILES, O MÁS POBRES, O ENFERMOS O PRESOS, LO AGRADECERÍA COMO HECHO PERSONALMENTE A ÉL.
Yo recuerdo que hace algunos años, durante la temporada navideña, una señora vecina de nuestra casa, iba en su camioneta repartiendo pollos rostizados y refrescos entre los vendedores ambulantes, los cuidadores de autos y los indigentes, en un hermoso acto de amor en nombre del Niño Jesús.
¿Y los Santos Reyes?
De los países predominantemente católicos, España sigue conmemorando a los Reyes Magos cada 6 de enero con una hermosa cabalgata por las principales calles de sus ciudades, en la que los Reyes de Oriente, lanzan caramelos y algunos juguetes a los pequeños que acuden a verlos pasar.
Yo atesoro una fotografía tomada en Madrid a mi hijo mayor, sentado sobre las piernas de un Santo Rey, colega de los que reciben las peticiones de los niños en nuestra hermosa Alameda Central del DISTRITO FEDERAL (1)
La adoración de los Santos Reyes al Niño Jesús, NO es un cuento de Hollywood, sino un episodio bíblico en el que creemos los católicos.
Por cierto que hablando de regalos de Reyes, mi hijo mayor se cayó del camello de Melchor, porque nació un 7 de enero…
Y ya entrado en onomásticos, mi padre nació el 6 de enero pero 72 años antes que su nieto y tocayo.
No caigamos en la trampa mentirosa del “lenguaje inclusivo”; no expulsemos al anfitrión de la gran fiesta de la NAVIDAD.
Los católicos no nos felicitamos por “las vacaciones ni por el solsticio de invierno”, a nosotros no nos aplica lo de “HAPPY HOLIDAYS”
NOSOTROS, LO CATÓLICOS, CELEBRAMOS EL NACIMIENTO DE JESÚS, HIJO DE DIOS Y HERMANO NUESTRO; el gran festejo del amor entre todos los seres humanos, en el que todos somos hermanos y todos son bienvenidos.
- No me refiero al DISTRITO FEDERAL porque sea yo un anciano necio, sino porque el artículo 44 de la Constitución Federal determinaba que SOLAMENTE EN CASO QUE LOS PODERES FEDERALES abandonaran la ciudad de México, esta se convertiría en ESTADO DEL VALLE DE MÉXICO.
El DISTRITO FEDERAL se asentaría entonces, en el sitio al que se llevaran los poderes federales.
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