El estadio Neza 86 fue inaugurado en 1981 con el nombre de “José López Portillo” con un encuentro donde jugó Diego Armando Maradona (Boca Juniors). Éste sería la sede ideal para el equipo Cruz Azul ante la inestabilidad que históricamente ha tenido en ese rubro el cuadro de La Noria. El equipo cementero ha tenido salidas del estadio Azteca al estadio de la Ciudad de los deportes (o estadio AZUL) en la Colonia Nápoles de la CDMX, regresos al mismo que fue construido en la década de los 40s, siendo el primero de concreto en México según leía hace poco en un artículo de prensa y que ahora debe compartir con su original inquilino: el Atlante.
El inmueble mexiquense es ni más ni menos que mundialista, ya que fue subsede del Campeonato Mundial México 86, albergando los partidos del grupo “E” compuesto por Alemania, Dinamarca, Escocia y Uruguay. Ha sido casa, en primera división, de los Coyotes del Neza, del mismo Atlante y de los inolvidables Toros Neza. El Club Cruz Azul no tiene sus orígenes en la Ciudad de México, sino en el estado de Hidalgo, donde incluso está su bonito estadio original, en Ciudad Jasso o Ciudad Cooperativa Cruz Azul.
Ante el dilema que vive su directiva, con rumores de proyectos de nuevo estadio tanto en terrenos de la Magdalena Michuca como en lo que fue el velódromo olímpico o más recientemente en la demarcación Iztapalapa, la directiva cementera debería voltear a ver a un estadio, que si bien no está dentro de alguna delegación de la CDMX, sí lo está dentro de su zona conurbada, en Ciudad Nezahualcóyotl del Estado de México.
Un estadio, si bien con la necesidad de una remodelación importante, ya construido y con un muy buen aforo de prácticamente 30 mil espectadores y también con suficiente estacionamiento, tendría en él a una potencial nueva, conocedora y noble afición en dicho municipio, además de sus fieles seguidores que irían a Ciudad Neza cada 15 días a ver al equipo de sus amores.
Ojalá pronto se defina la directiva en cuanto a una decisión al respecto, ya que para un equipo de ese nivel y tradición, no es nada agradable andar errante, y pidiéndole prestado su estadio a su acérrimo rival, el América, o bien con la discusión, válida, acerca que si se le llama estadio AZUL o estadio AZULGRANA. Por otro lado, suena poco creíble que un equipo propiedad de una cooperativa, que es una empresa gigante cementera, carezca de un inmueble propio.
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