¿Quién hubiese pensado que la frase “me lo dijo un pajarito” iba a cobrar tanta relevancia en el otoño de la administración cuatroteísta? Los archivos de los “Guacamaya leaks” están tan llenos como las filas para recibir las becas del bienestar que tan misericordiosamente da a manos llenas nuestro tlatoani deluxe. Dejando de lado lo que esas filtraciones revelan sobre el siempre honrado e inmaculado gobierno de México, hay algo que me llamó la atención. Fue algo que nuestro presi, máximo benefactor de los mexicanos, mencionó. Palabras más, palabras menos, dijo que los hacktivistas usaron “de esas cosas modernas” para acceder a dicha información clasificada.
Así es, mi presi López: existen cosas modernas que permiten acceder a información desde cualquier lado y sin tener que entrar y robar los documentos impresos en papel. Qué loco, ¿verdad? Por alguna razón, no me cae de sorpresa que usted diga la frase “esas cosas modernas” como si apenas hubiese sido descongelado y traído el presente desde el siglo XX (algo parecido a lo que le ocurre a Sylvester Stallone en la película El demoledor). Digo, porque parece que usted sigue pensando que vivimos en la época dorada del priismo, que el petróleo es la única fuente de riqueza que puede tener México forever, que el Nintendo es la única empresa de videojuegos que existe en el mundo y que un ser supremo controla los horarios.
Pero no se preocupe: aquí hay algunas cosas que están muy de moda entre la chaviza y con las que le convendría familiarizarse para no perder por knockout ante la modernidad:
Música y películas en streaming. Sí, para escuchar su música favorita ya no hay que desempolvar la vieja tornamesa y los discos de vinil (o el fonógrafo de Edison). Las plataformas de streaming ya nos permiten escuchar canciones, cual magia, por medio del internet. Igual, las pelis ya se pueden ver sin tener que meter un VHS (o, peor aún, un Betamax) a una videocasetera. Ya ve que, como decía Kurt Vonnegut, la “ciencia es magia que funciona”. Chido, ¿no?
Ebooks. Yo sé que está de más decírselo a usted, un verdadero best-seller de la talla de Stephen King o J.K. Rowling (y aquí su servilleta espera sinceramente que algún día adapten su libro A la mitad del camino a la pantalla grande o chica – igual y un día Guillermo del Toro se anima, ¡crucemos los dedos!) pero ya no es necesario cargar con esos librotes en la espalda, como esos que de seguro usted cargaba en su natal Macuspana cuando era un plebito y que, en el futuro, le ayudaron a ganarse ese siete de promedio en la carrera universitaria que concluyó en más de un decenio.
Otras marcas de videojuegos (además de Nintendo). Por alguna razón, usted quedó marcado por las consolas de la Gran N. Habría que ir directo a las oficinas de Kioto a preguntarles qué le hicieron a usted para que se ensañara con la compañía japonesa de tan fea forma. Le paso este tip al costo: ya se ve un poco fuera de onda diciendo eso del Nintendo, señor: desde hace unos veinte años Sony y Microsoft le entraron a ese negocio, sin mencionar empresas más de nicho como Steam. Es más, la mayoría de las personas, chicas y grandes, juegan en su celular.
Elecciones libres e imparciales. Yo sé que, si dependiese de usted, las elecciones siempre serían organizadas por el gobierno – qué puede salir mal, ¿verdad? Esa es la receta perfecta de la democracia, como la que vivimos en el siglo XX. ¿Recuerda usted esos tiempos híper democráticos del PRI como partido único en el que todos éramos felices y comíamos perdices? ¿Recuerda la paz social que reinaba bajo el mando del PRI y cómo se administró la abundancia de manera impecable? ¿Recuerda cómo México era una nación reconocida como ejemplo de democracia a nivel mundial? Es probable que no lo recuerde, porque eso nunca pasó. Pero usted está empecinado en regresarnos a esa época, lo cual lo deja a usted como alguien totalmente dépassé. Aunque usted lo dude, a la juventud moderna le gusta elegir a sus gobernantes en elecciones libres, organizadas por organismos autónomos e imparciales. Sólo así pudimos conseguir la tan ansiada alternancia (algo que, aunque muchos ya lo olvidaron, era más anhelado que el mentado quinto partido de la selección en un mundial).
Seguridad que sea civil. Yo sé que usted tiene un fuerte crush con la Sedena (del mismo tipo que tiene cualquier humanista que se precie de serlo, porque ¿qué cosa puede ser más humanista que dejar el control de la seguridad pública en sujetos armados hasta los dientes y entrenados para matar?). Sin embargo, lo que lo llevaría a ser alguien de verdad moderno, señor presi, sería capacitar y mejorar las policías civiles. Eso sí sería algo que lo pondría en la onda a los ojos del mundo.
¡Póngase las pilas, presi López y éntrele de lleno a la modernidad! No vaya a ser que México termine viajando al pasado, como esos sujetos de las películas de Bill y Ted. Pero mientras ellos pudieron regresar a su época, México corre el riesgo de quedarse estancado en un pasado que es mejor dejar atrás.
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