Erosión democrática. Peligrosamente más corroído

Pero si los guardianes del Estado y de sus leyes parecen guardianes sin serlo, ves bien claro que corrompen por completo todo el Estado… –Platón, República IV.

26 de mayo, 2023

Franz de Rubens von Sparr

Pese a que AMLO diga que se acabó, la corrupción sigue

Los números no mienten. En índices de corrupción, México ocupó la posición treinta y uno del Índice de Percepción de Corrupción en 2022 ¹. Lo cual, considerando que la evaluación califica con cero los países con mayor corrupción –y con cien la menor presencia de corrupción–, señala que, distinto de lo que nos repiten en los medios oficiales del gobierno, las cosas no van nada bien. Incluso, el país ha visto un incremento innegable de las tasas de violencia durante los últimos meses: “El número de homicidios dolosos en México repuntó un 4,23 % anual en el primer bimestre de 2023 hasta los 4.882 asesinatos, un promedio de 83 al día, informó este miércoles la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC)”².

Tratar de dar un análisis sistemático que detalle todas las causas por las cuales el país está atravesando esta crisis resulta un esfuerzo que trasciende los límites de este pequeño escrito. Sin embargo, me parece atinado proponer tres variables que, sin lugar a duda, son principios de una «erosión democrática».

El primero es la gran tendencia de la desprofesionalización de la política. Como suele suceder, la realidad supera la ficción. Sin embargo –aunque tristemente es un suceso cotidiano– como ciudadanía nos debe preocupar lo poco calificados que están ciertos servidores públicos –sino es que la gran mayoría–. Incluso, el que tengamos colectivamente la concepción de que la «clase política» es corrupta y sea una noción tranquilamente aceptada, debería ser motivo de gran preocupación. Sin embargo, al aceptarlo como hecho y no hacer efectivamente un esfuerzo social, esta idea ha permeado en lo más profundo de nuestra narrativa nacional.

Cualquier político debería ser aquella persona que realmente proteja los intereses «públicos»; es decir, de toda la ciudadanía –más que del «pueblo»–. Así, si es «corrupto» ni siquiera deberíamos llamarle «político». Si no llamamos «médico» a alguien que no posee ni el título ni el grado académico correspondiente, ¿por qué deberíamos llamar «político» a alguien que no ejerce correctamente la política? Incluso, cuando un médico obra sistemáticamente mal su profesión, no decimos que sea un «buen» médico.

La jerga mexicana usará términos tan simbólicos como «médico pirata» para referirse a tales personas. Así, un doctor Mengele no lo calificamos como «médico» sino como «criminal» o «perverso». Ya que reconocemos que la teoría y la práctica deben conectarse a través de la finalidad u objetivos de la acción. Un médico brinda la ayuda necesaria para mejorar la vida, prevenir enfermedades y curar padecimientos. Un político ha de ser aquella persona que trabaje por el bien público, preservando el orden y asegurando que las libertades individuales se reconozcan y protejan. Sin políticos reales, naturalmente crece la corrupción⁴.

Lo cual, me lleva a la segunda variable. Desde que tengo uso de memoria, el gran problema de este país es la corrupción y la educación es la manera de combatirlo. ¡Fantástico! Tal tendencia se mantiene hasta la actualidad:

Pese a que la sociedad mexicana identifica a la corrupción como uno de los principales obstáculos para el desarrollo social y la reducción de las desigualdades, las grandes tramas de corrupción no han sido sancionadas; ni se han devuelto a las arcas de la nación los recursos desviados. Cada vez hay más evidencia pública de que las autoridades responsables de la impartición de justicia en esta materia podrían utilizar estas instituciones con un sesgo político-electoral⁵.

Sin embargo, ¿qué entendemos por corrupción y cómo se conecta con la desprofesionalización de la política? Básicamente se refiere a:

‘Un intercambio clandestino entre dos «mercados», el político o administrativo y el mercado económico o social. Es un intercambio oculto por el hecho de que viola normas públicas, jurídicas y éticas, y sacrifica el interés general por los intereses privados (personales, corporativos, de partido, etcétera)’. Por ende, la corrupción es una relación de poder entre sujetos mediada por campos institucionales y sociales de diversas procedencias⁶.

Si no tenemos políticos reales que velen por el interés público y sólo vean el servicio público como carrera para el enriquecimiento económico y saciedad de la hambruna por el poder, difícilmente se procurará por el correcto mantenimiento del Estado. Lo cual, conduce a la tercera variable que es la ideología hegemónica partidista que deviene en una corrosión populista.

Tal variable se refiere a cómo la mentalidad de partido absoluto basada en un culto a la personalidad del líder pervierte las instituciones públicas. Está íntimamente ligado con las dos variables anteriores. Sin auténticos políticos, los fines públicos no son procuradores pues el criterio no es el del bien público, sino lo que dicte el líder hegemónico. Un ejemplo claro de la ciencia ficción que llamamos política es la declaración que hizo Ricardo Monreal –presidente de la Junta de Coordinación Política en el senado– acerca de las contiendas internas de Morena: “Nunca voy a traicionar al presidente, al licenciado López Obrador. Prefiero no ser nada, prefiero no participar en nada, antes de traicionar al presidente de la República ⁷“. Ahora, nadie cuestiona que la lealtad sea un rasgo virtuoso, sin embargo, como funcionario público la primera lealtad es al orden constitucional que es la soberanía mexicana. No cabe duda que, para los morenistas, el bien real es la palabra del presidente y no la ciudadanía mexicana.

Las tres variables descritas describen principios del fenómeno que se conoce como «erosión democrática», que es “un proceso por el cual el Estado se debilita paulatinamente y reduce tanto su capacidad de control, como su legitimidad frente a la sociedad civil” ⁸. Recordando lo que Platón explicó en República IV, cuando los guardianes del Estado se corrompen, se pervierte el mismo Estado, el cual se justifica al ser el garante justo entre el orden y la libertad –entre la mantención de la organización del poder y la protección de los derechos para que cada ciudadano desarrolle una buena vida–.

Cuando no hay políticos reales, ni se combate la corrupción y sólo se busca complacer a un poder hegemónico, el Estado democrático se va debilitando a tal grado que van perdiendo las libertades y se instaura un orden totalitario. Las votaciones de este y el siguiente año serán, sin lugar a duda, momentos cruciales que corrijan el rumbo o consoliden la caída de las instituciones públicas. Podré sonar alarmista, pero los casos actuales lo confirman. ¿Quién iba a pensar que un gobernador se manifestaría con amenazas de muerte a la ministra presidente sólo por cumplir su trabajo? Más aún, que el mismo presidente lo defienda ⁹ –eso sí, cuando son ataques a su gestión, la historia cambia–. La historia nos enseña, una y otra vez que, si no frenamos el poder, éste acabará por corroer toda manifestación del libre pensamiento y acción ciudadana, pues “los asesinos de la democracia utilizan las propias instituciones de la democracia de manera gradual, sutil e incluso legal para liquidarla” ¹⁰

1 Portal de Transparencia Internacional: https://www.transparency.org/en/cpi/2022/index/mex.

2Pedro Pablo Cortés, “Los homicidios dolosos en México repuntan 4,23 % en primer bimestre de 2023”, portal de SwissInfo, 22 de marzo de 2023. Disponible en: https://www.swissinfo.ch/spa/m%C3%A9xico-violencia_los-homicidios-dolosos-en-m%C3%A9xico-repuntan-4-23—en-primer-bimestre-de-2023/48383294#:~:text=%2D%20El%20n%C3%BAmero%20de%20homicidios%20dolosos,y%20Protecci%C3%B3n%20Ciudadana%20(SSPC).

3Hago esta distinción porque el gentilicio «pueblo» ha sido tañido de una semántica altamente propagandista y populista, donde se enfatizan las diferencias sociales con el objetivo de incendiar percepciones y esparcir la terrible visión maniquea de «ellos contra nosotros». Tal tiene un origen desde la época romana donde el ius civiles se separaba del ius gentium, siendo el primero el derecho reservado para los ciudadanos romanos y el segundo destinado para las provincias conquistadas.

4 A la posible contrargumentación de que, si se estudió algo, sea efectivo o torpe en el oficio, no deja de ser tal profesión, considero lo siguiente. Hay que dejar atrás el paradigma moderno de que la técnica prima por encima de la moral y de los fines. Un médico tiene un fin propio, así como el abogado/jurista, el ingeniero, los contadores y cualquier otra profesión. Saber hacer una técnica adecuadamente no califica más que eso, que se sabe hacer algo. No implica que realmente cumpla con su fin.

5 Transparencia Mexicana, “Se estanca México en percepción de la corrupción: Transparencia Mexicana” en su propio portal, 30 de enero de 2023. Disponible en: https://www.tm.org.mx/ipc2022/.

6 Israel Covarrubias, “Corrupción” en Carlos Pereda (editor), Diccionario de injusticias, (México: Siglo Veintiuno Editores, UNAM, 2022), p. 154.

7 Redacción de Expansión Política, “‘Prefiero ser nada antes que traicionar al presidente AMLO’, dice Monreal”, en el portal de Expansión Política, 4 de mayo de 2023. Disponible en: https://politica.expansion.mx/congreso/2023/05/04/la-campana-de-sucesion-anticipada-me-ha-debilitado-dice-ricardo-monreal.

8 Fabián Nievas y Carolina Sampó, “¿Estados fallidos? O sobre la imposibilidad de constituir el Estado Nación moderno” en Revista de Relaciones Internacionales, Estrategia y Seguridad, 11(1), pp. 106-107.

9 Redacción del portal de López Dóriga, “Hacía mucho tiempo que Veracruz no tenía un gobernador como Cuitláhuac García: AMLO”, 22 de mayo de 2023. Disponible en: https://lopezdoriga.com/nacional/hacia-mucho-tiempo-veracruz-no-tenia-gobernador-cuitlahuac-garcia-amlo-lopez-obrador/.

10 Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, Cómo mueren las democracias, trad. de Gemma Deza Guil, (México: Ariel, 2020), p. 16.

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