Entren Santos Peregrinos

Desde este hogar mexicano al otro lado del mar, hacemos hoy un coro con nuestros hermanos que viven en la patria amada que nunca olvidamos a través de la vieja canción: ¡ENTREN SANTOS PEREGRINOS, PEREGRINOS!

22 de diciembre, 2021

¿Qué significa México para mi corazón en estos días de diciembre?

Para poder explicar lo que siento por nuestra patria, tengo que comenzar diciendo que Dios me concedió la inmensa fortuna de nacer en una familia tradicional, católica (de verdad); una familia de patriotas.

Nuestra casa de las calles de Orizaba, en la parte antigua de la Colonia Roma, estaba justo al lado de la Iglesia de la Sagrada Familia. Mi padre tenía su consultorio médico en la planta baja y por las tardes, la puerta de la calle permanecía abierta, motivo por el cual, muchas gentes confundían el consultorio con la oficina parroquial, y entraban a la recepción a pedir Misas de difuntos, amonestaciones matrimoniales, fechas para bodas, bautizos, primeras comuniones, clases de  catecismo y funerales, entre otras cosas.

Mientras mis hermanas estudiaban en el Sagrado Corazón (Instituto Femenino Mexicano), yo asistía al Colegio México de Mérida 50, con los hermanos Maristas de San Marcelino Champagnat. Lo que aprendíamos en la escuela era confirmado por nuestros padres y nuestros abuelos; por los amigos de mis padres, por nuestros tíos, nuestros padrinos, nuestros amigos. No éramos santos, pero la fe que nos fue inculcada con cariño, predicada con el ejemplo, era el centro de nuestras vidas, y lo sigue siendo.

Para mi grata sorpresa, viviendo en un minúsculo pueblito en el sur de Alemania, a 10 mil kilómetros de México, he tenido la dicha de vivir la algarabía de los niños de Stahringen, sirviendo como monaguillos en la única iglesia que hay, dedicada a San Zeno. En mayo aquí, los niños también ofrecen flores a la Virgen María, y desde el 6 de diciembre, las calles de Radolfzell, a la orilla del lago de Konstanza, son recorridas por procesiones de padres acompañando a sus hijos seguidos por farolas encendidas y música navideña de la región; porque el 6 de diciembre se festeja a Heilige Nikolaus.

Mi primer 12 de diciembre en este pueblito, me llevé la maravillosa sorpresa de que el párroco, Michael Hauser me invitara a la Misa de ¡seis de la mañana!, que se celebra en la catedral de Radolfzell a esa hora, para empatarla con las mañanitas a la Virgen de Guadalupe en México.

Durante los dos años que serví como sacristán voluntario de la iglesia del pueblo, me tocó preparar todo para la Misa de la Virgen de Guadalupe, que se celebra con el templo casi a oscuras, de no ser por las 300 veladoras que me tocaba encender a mano, una por una.

Al ir viviendo estas manifestaciones de fe tan lejos de mi patria, las campanas de Stahringen comenzaron a entonar la voz de los bronces de Churubusco y del Tepeyac; el incienso olía al copal de la Natividad de Tepoztlán, y la Virgen de Guadalupe se fue multiplicando en sus imágenes que me fueron regalando mis amigos alemanes en pequeñas figuritas, estampas, y relicarios. Una señora polaca me regaló unas reliquias de San David Uribe, el sacerdote cristero asesinado por Elías Calles.

Jamás me he alejado de México porque ante todo y sobre todo soy y seré siempre MEXICANO y únicamente MEXICANO. Los sufrimientos de México NO ME SON AJENOS; me angustia ver nuestra patria sacudida por el odio y el encono; asediada por la mentira, por la simulación, por la desesperanza.

Pero tanto como me aflige lo que sucede en nuestra patria, crece mi fe en Dios, y en el inmenso amor de la Virgen de Guadalupe cuyas palabras se me quedaron grabadas desde que pude leerlas al ir a la Basílica con mis  papás y mis abuelitos:

¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás en mi regazo? No te apene ni te aflija cosa alguna.

En mi ya largo camino, México siempre está conmigo; las imágenes de la Virgen de Guadalupe adornan nuestra casa y nos hacen compañía.

Para esta Navidad, viajaron hasta aquí desde México, las figuras de barro la Sagrada Familia, los Reyes Magos, el Ángel y los pastores para ponerlos en nuestro Nacimiento iluminado con veladoras y foquitos tradicionales.

Los ya numerosos borreguitos de barro llegados desde México al paso de los años, llevan pintado el nombre de Dominguita, de mis hijos, de mi nieta, de mis hermanas, Malu, Coca, Silvia (la güerita) y Lourdes; de mis amigos más cercanos y realizan una carrera a través del Nacimiento para llegar a adorar al Niño Jesús en Nochebuena y Navidad.

Los borreguitos de barro son movidos por los ángeles, gracias a cuya imparcialidad, mis hijos siempre han ganado la carrera navideña.  Como debe ser, permanecen en adoración hasta el 2 de febrero en que celebramos la Candelaria con chocolate mexicano en jarritos de barro, nacidos de su entraña.

Al asistir a la Misa de Gallo en la Iglesia grande, al escuchar Noche de Paz, la canción navideña alemana, cantada en alemán, y en un templo de Alemania, mis emociones se unen con el recuerdo de la misma Misa de Gallo a la que asistí cada Nochebuena mientras viví en Tepoztlán.

Mientras escucho Schtile Nacht,  le pido a Dios la paz para nuestra patria muy amada; y en mis ojos nublados por la emoción de viejo nostálgico, se mezclan las imágenes de los pequeños y jóvenes alemanes, con las de los niños de Tepoztlán, que llegan cada Noche Buena a la Iglesia de la Natividad, vestidos de San José y de Virgen María subidas en burritos de verdad, acompañados por bandas de música, e iluminados con farolas y antorchas.

Sé que en muchísimos rincones de México, como mi patria chica de Chinameca, Morelos, y en Sombreretillo, Chihuahua, se siguen celebrando las Posadas, recordando a San José que buscaba un sitio para que Nuestra Santa Madre, la Virgen María, pudiera descansar y recibir al Niño Jesús CUYO NACIMIENTO ES LA ESENCIA IMBORRABLE DE LA NAVIDAD.

Cada 24 y 25 de diciembre, se renueva la promesa de AMOR encarnada en Jesucristo nuestro redentor,  que por eso vino a hacerse uno con nosotros y uno de nosotros.

Desde este hogar  mexicano al otro lado del mar, hacemos hoy un coro con nuestros hermanos que viven en la patria amada que nunca olvidamos, y entonamos juntos a través de la distancia la vieja canción que nos heredaron nuestros mayores:

¡ENTREN SANTOS PEREGRINOS, PEREGRINOS

RECIBAN ESTE RINCÓN

AUNQUE ES POBRE LA MORADA, LA MORADA

SE LAS DAMOS DE CORAZÓN!

    _______________________________

Stahringen am Bodensee

Quinta posada 

21 de diciembre de 2021

Gracias a mi comadre Carmen Téllez, a Carlos Ruiz de Teresa y a Manuel Abizaid por las figuritas para el Nacimiento.

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