Los romanos tenían una forma muy sugerente para representar esta dualidad de pasado y futuro. El dios Jano tenía dos rostros, cada uno mirando a lados opuestos, era el patrón de las transiciones. Por eso “enero” lleva ese nombre, más fácil de identificar con Janeiro o January, el primer mes de un ciclo que ofrece cambios y continuidades a lo que hemos vivido en el pasado. Con su peculiar fisonomía, Jano era capaz de observar pasado y futuro. Ahora, si Jano se asomara al estado de la educación en México, ¿qué podría decirnos?
Es sencillo describir la parte del pasado. 2023 fue un año complejo en materia educativa para nuestro país. Quizá lo primero que el lector puede recordar fue el acalorado debate concerniente a los libros de texto gratuito. Sin duda que eso hizo que la opinión pública se volcara de llenó al análisis de los planes y programas de estudio de la Nueva Escuela Mexicana, que todavía en 2022 apenas se conocían en versiones extraoficiales que circulaban en redes sociales.
La polémica a favor y en contra de los nuevos libros de texto estuvo viciada por argumentos ideológicos y políticos. Sin embargo, fue innegable el hecho de que la Secretaría de Educación Pública (SEP) presentó los programas de estudio de una forma irregular según la ley, pues no fueron dados a conocer hasta meses después de que circularan las primeras versiones de los libros. Además, examinaciones hechas por parte de especialistas, encontraron errores en los materiales que iban más allá de las faltas ortográficas. Se encontró una falta de consistencia y secuencia en los contenidos didácticos. El área de matemáticas fue particularmente descuidada.
Las autoridades educativas rebatieron estas objeciones alegando que los libros presentaban una nueva metodología donde los contenidos de cada materia ya no se aprenderían por separado, sino por medio de numerosos proyectos que los libros presentaban como opciones que serían seleccionadas y adaptadas según las necesidades de cada profesor y escuela. Sin embargo, los críticos de la reforma insistieron en que la falta de solidez en las secuencias didácticas no podía ser remediado sólo con el enfoque comunitario de la reforma educativa.
La situación llegó a ser tan grave, que varios estados impugnaron de forma legal la distribución de los libros y la SEP tuvo que organizar una serie de conferencias de prensa a unos días de iniciar el nuevo ciclo escolar, para intentar explicar las bondades de los nuevos libros de texto, siempre resaltando el hecho de que fueron el fruto de un trabajo inédito de profesores voluntarios de todo el país. Las conferencias de prensa se extendieron por tres semanas, explicando el contenido de cada libro. Por desgracia, la estrategia de comunicación de la SEP no resultó del todo efectiva y pareciera que lo que la gente recuerda de ese ejercicio fue el baile de la maestra Ana María Prieto (https://youtube.com/shorts/oWHeisPwUks?si=qNEjxzwTTEHt5sFY) quien criticaba el individualismo del modelo anterior frente al enfoque comunitarista de la Nueva Escuela Mexicana.
Los libros fueron distribuidos, a pesar de todo, a medida que los diferentes estados que habían presentado suspensiones vieron que su caso no prosperaba en la Suprema Corte de Justicia, amén de acuerdos políticos alcanzados con el gobierno federal. Cabe mencionar que los gobernadores pertenecientes a la alianza de gobierno del presidente López Obrador fueron activos defensores y promotores de los materiales de estudios, así que la batalla pedagógica cedió protagonismo a la batalla política.
Si bien los libros de texto acapararon titulares, el año pasado fue otro más en el que la SEP dejó sin implementar medidas especiales para paliar el rezago educativo presente antes y después del largo período sin clases presenciales, especialmente entre comunidades marginadas y estudiantes con discapacidad o necesidades educativas especiales. De manera muy discreta, el Consejo Nacional para la Mejora Continua de la Publicación (MEJOREDU) publicó su diagnóstico de la educación en México a principios de octubre, donde daba cuenta de varias carencias en los aprendizajes de Español y Matemáticas entre estudiantes de primaria y secundaria del país evaluados el año anterior.
Los malos resultados de la prueba diagnóstica fueron después confirmados por los resultados de México en la prueba PISA, cuyos resultados se dieron a conocer a principios de diciembre. La prueba encontró que, a nivel mundial, hubo un grave retroceso en los resultados entre estudiantes de numerosos países, México incluido. Las autoridades educativas del país no dudaron en descalificar a la prueba, calificándola como un ejercicio neoliberal, descontextualizado y alejado del nuevo modelo educativo. En palabras del presidente, no se le haría caso.
Pero entre los malos resultados de una prueba y otra, hay dos eventos que no es posible obviar. En primer lugar, el debate en el Congreso de la Unión acerca del presupuesto educativo para el próximo año fue duramente criticado por su apoyo limitado a distintas áreas. La versión final no presentaba un aumento del monto sin cambios significativos en su distribución, concentrando la mayor parte de los recursos en programas de becas y de asignación de recursos como La Escuela es Nuestra. El detalle de la propuesta puede revisarse aquí https://imco.org.mx/falta-presupuesto-para-atender-los-retos-educativos/ Mientras tanto, en México el rezago educativo de afectar a 23.5 a 25.1 millones de personas entre 2019 y 2022, según el Consejo Nacional de Evaluación (CONEVAL). El presupuesto del año que viene no luce promisorio para atender las necesidades educativas del país.
En segundo lugar, tendríamos que ver la emergencia educativa en Guerrero causada por el paso destructivo del huracán Otis entre el 25 y 27 de octubre que arrasó con Acapulco y varios municipios aledaños. Entre todas las pérdidas humanas y materiales, numerosas escuelas quedaron sin condiciones de operar y las clases fueron interrumpidas en toda la zona. Comienza el 2024 y la situación de los estudiantes en la costa de Guerrero sigue siendo incierta, en un contexto de debacle económica.
¿Qué nos depara el futuro? La Nueva Escuela Mexicana cumplirá un ciclo escolar completo como el programa federal y habrá tiempo para conocer las evaluaciones y diagnósticos. Esperemos contar con información transparente y accesible. Esto sin olvidar la álgida temporada electoral que tendremos. Seguiremos todo este detalle durante el año que comienza, siempre que el amable lector así lo quiera. Por lo pronto, le deseo que el rostro de Jano le sonría este 2024 con buena fortuna.
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