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El PAN se desnuda con Vox

7 de septiembre, 2021

El deslinde apresurado de destacados panistas luego del balazo en el pie que fue la firma de la carta de Madrid por senadores de la bancada albiazul con el ultraderechista líder de Vox, Santiago Abascal, sigue provocando hilaridad y desnuda la orfandad ideológica de la oposición en el país. Los saldos de la deschavetada idea de relacionar al PAN con el partido de extrema derecha español son aún de pronóstico reservado y brinda un apetitoso manjar para el partido oficialista.

La peregrina idea de invitar al Senado de la Republica al oscurantista líder español, provocó un cisma anticipado en Acción Nacional, cuando el pasado 2 de septiembre mediante la cuenta oficial de Twitter de la bancada del PAN, se presumía su adhesión al proyecto anticomunista iberoamericano que provocó toda clase de descalificaciones y deslindes desde la cúpula panista.

La sucia jugarreta del líder parlamentario albiazul, Julen Remetería, embarró la ya deteriorada imagen del partido opositor, que indudablemente tiene simpatizantes en su interior de los controvertidos posicionamientos de grupos de extrema derecha. Hasta el día de hoy, solamente un intrascendente community manager fue cesado por la “pifia” de la reunión con el partido español inspirado en el franquismo y el fascismo.

En política mexicana se sabe que nada ocurre de forma fortuita, por lo que los deslindes de los senadores panistas, encabezados por Remetería mueven a la mofa al entenderse que la firma de dicho documento no se hizo a nivel personal, sino con la intención de utilizar dicha alianza con Vox en forma institucional para beneficiarse de sus recursos económicos.

Es de dominio público que dentro de Acción Nacional existen grupos simpatizantes de extrema derecha desde su fundación en 1939, que con mayor o menor poder han ostentado importantes cargos públicos, destacando la facción derechosa del Yunque enquistada en los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón.

Antes de la famosa firma del pacto de Madrid, personajes panistas que simpatizan con Vox ya habían hecho público su apoyo a dichos posicionamientos, como el exdiputado Fernando Rodríguez Doval, y aún después de la hecatombe interna, la diputada local de Querétaro, Elsa Adané Méndez, presumió su foto con el misógino líder ultraderechista mientras vaticinaba que muy pronto se conformaría Vox México.

La estridencia política de la senadora Lilly Téllez se acompaña con sus visiones oscurantistas sobre la interrupción legal del embarazo, los posicionamientos e innumerables fake news difundidas en medios tradicionales, desnudan su talante fascistoide en concordancia perfecta con la agrupación xenófoba española. Resulta incongruente que pretendiera retractarse de la firma y de la reunión, luego de la lluvia de críticas, pues en el evento con Abascal, fue la propia senadora quien dio lectura del documento asignado en las oficinas del grupo panista.

Aunque muchos destacados ideólogos y personajes simpatizantes del PAN salieron a deslindar al partido derechoso mexicano de Vox, es poco creíble que puedan controlar el desastroso mensaje que les ha unido a la versión cavernosa del instituto político inspirado en el franquismo.

El expresidente Felipe Calderón criticó dicho acercamiento, pero sus señalamientos están más enfocados a atacar al grupo opositor a su proyecto reeleccionista por interpósita persona, que por una diferencia ideológica real en el espectro político dentro del PAN. El mismo monero de derecha Paco Calderón criticó la estulticia de invitar a Abascal cuando existían tantas opciones en la esfera de la derecha liberal mundial.

La denominada carta de Madrid es una fachada anticomunista a lo que es en realidad es un llamado al terraplanismo ideológico de una España medieval, sin derechos humanos de minorías sexuales, la segregación de etnias e imposición de la moral católica inspirada en Agustín de Hipona.

El fantasma del anticomunismo ha servido para que los senadores panistas firmantes de la carta de Madrid den rienda suelta a su fascismo, clasismo, su xenofobia, además de impulsar su agenda anti derechos de la comunidad LGBT y antiaborto. El resbalón de los legisladores panistas dio material para la crítica infinita del presidente Andrés Manuel López Obrador, desde las conferencias mañaneras, donde señaló como iguales al PAN y Vox al calificarlos de fascistas y antidemocráticos.

La agenda antiaborto de los firmantes derechosos mexicanos es conocida, intentaban mantener su ideología de defensa de la vida en el bajo perfil, pero al fotografiarse con el líder de Vox, desnudaron sus verdaderas posiciones conservadoras y antidemocráticas, destruyendo de paso los contados liderazgos progresistas que existen en el arcaico PAN. Los intentos de deslindar la imagen del partido neofascista español con el panismo mexicano serán infructíferos, por más intentos que realice Santiago Creel como voz institucional.

El golpe autoinfligido por el propio PAN a manos del oscurantista y fascista Vox será imposible de matizar o deslindar, ya que muchos militantes históricos, representantes populares actuales y amplias bases ideológicas en redes sociales, están perfectamente identificados con la ideología reaccionaria del partido neofascista español.

El pésimo momento de la reunión se da cuando WikiLeaks había publicado a finales de agosto, documentos con testimonios de la organización ultraderechista española Hazte Oír, que es una subsidiaria del Yunque mexicano, donde desnudan los intentos de complot político en países como España, Estados Unidos, Alemania y México.

No es malo que los militantes y destacados miembros de Acción Nacional se presenten con sus verdaderas ideologías supremacistas e intolerantes, pero saben en su doble moral que para recuperar el poder político perdido, deben matizar al menos un poco, sus impresentables políticas fascistas.

La forma en cómo se originó el encuentro de Vox, con al menos la mitad de la bancada albiazul en el senado no es fortuita, se gesta en un momento histórico donde la mayoría de los movimientos nacionalistas en el mundo, buscan resurgir a partir de un desencanto con la democracia liberal. Donde cualquier oportunidad de radicalizar sus particulares políticas públicas de derecha encuentra eco en sectarias organizaciones similares, enquistadas en los partidos políticos neoconservadores tradicionales.

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