El comentario y la nota, al menos en las redes sociales, fue, sin duda, la megamovilización que la gente de FRENAAA llevó a cabo en la Ciudad de México. Lo numerosa que resultó obliga a comentarla: casi 200 mil personas, de acuerdo a las más entusiastas voces de FRENAAA y sus aliados, por supuesto; 187 mil personas de acuerdo a lo presentado en actas de notarios que constan y dan fe de la asistencia. Pero si se le pregunta a la señora Claudia Sheinbaum, fueron solo 5 mil personas las que entraron al Zócalo.
Las que hayan sido, no fueron una, ni dos, ni tampoco cinco mil. Eso es cierto. La plancha del Zócalo lucía impresionantemente llena. Solamente el mismo AMLO había sido capaz de lograr una hazaña de ese tamaño. Debe de haber sorprendido a propios y extraños, sobre todo, al gran y más extrañado: a nuestro “ya no tan querido presidente”.
Ni don Andrés ni sus cercanos se imaginaron que crecería de esta forma el contingente que un par de semana antes irrumpía por la avenida Juárez con unas casas de campaña o carpas para instalarse. Un grupo al que menospreciaron por lo diminuto, ante las manifestaciones que el “lopezobradorismo” ha sido capaz de reunir en el pasado. Fueron desdeñados. Pero ¡oh sorpresa que se llevaron!
Antes de continuar debo dejar en claro que nunca he simpatizado con Gilberto Lozano en sus posturas. No formo parte de FRENAA ni formaré. No soy su apologista; sin embargo, el tamaño y la calidad de la gente que acudió a esa manifestación el pasado sábado, en contraste con otras marchas recientes y de menor tamaño que han causado un verdadero caos en las ciudades que se dan, no puede y no debe de pasarse por alto.
La marcha de FRENAAA, no se debe de tomar a la ligera. Y sí, es la primera muestra masiva de esta magnitud que enseña la animadversión existente en el país en contra de la administración federal, generada y auspiciada por el mismo presidente de la República.
¿Quiénes son los de FRENAA? Se describen como un movimiento ciudadano y pacífico que busca, a través de herramientas jurídicas, de presión social o medios de comunicación, sacar de la presidencia a López Obrador antes del 30 de noviembre de 2020.
Notas periodísticas mencionan que: “detrás del movimiento hay otras personas de reconocimiento masivo en México, quienes poco a poco se han revelado como miembros activos Entre ellos, destacan Gilberto Lozano, quien fue parte del Consejo de Administración de FEMSA; el periodista Pedro Ferriz de Con y su hijo Pedro Ferriz Hijar, así como Rafael Loret de Mola; también el empresario Juan Bosco Abascal”.
Hoy lunes 5 de octubre de 2020, le ha quedado claro a la presidencia de la República y a su movimiento que es cierto lo que se rehúsan a aceptar: que ya cuentan con un apoyo unánime. La marcha le puso rostro al repudio popular, a las encuestas que desde hace meses se vienen manifestando contrarias al régimen actual y a su movimiento autonombrado “cuarta transformación”.
Muchos más no estamos a favor de AMLO, pero no es de hace dos años para acá, sino desde siempre. Muchos no nos hemos sorprendido con el pobre desempeño de la gente en la nueva administración federal, de la gente en el congreso, y ahora, en el Poder Judicial. En cambio, sí nos ha sorprendido la forma avasalladora de la victoria que obtuvieron. Así como la velocidad para dilapidar los recursos del país que ahora tratan de gobernar sin conseguirlo.
El cambio no se logra per se, porque se dice o porque se quiere. No todos los cambios son para bien. También los hay para mal. Un cambio, cuando es para mejorar, ocasiona que se progrese. Y para que éste sea sólido y funcione, debe de conservar parte de la esencia de lo que quiere cambiar.
La reacción presidencial ante el plantón de FRENAAA, cuando el movimiento comenzaba a mediados de septiembre, fue de menosprecio. Las ninguneó. De tal forma el llamado presidente de todos los mexicanos se burló de estos mexicanos, que fanfarronamente expresó la frase ya “celebrizada”: “A la primera manifestación de 100 mil personas en mi contra, me voy a Palenque”. ¡Y que le cumplen los de FRENAAA!
No se lo esperaba nadie. Nunca, alguien fuera de esa organización ha de haber creído que Gilberto Lozano tuviera tal fuerza y capacidad en su movimiento. Que hasta ahora no había pasado de manifestaciones en pequeños cafés y restaurants, así como en plazas públicas donde leía sus declaraciones incendiarias.
Ahora lo han de estar tomando muy en serio por más que nuestro “ya no tan querido presidente” lo niegue. Eso le debe de haber calado en su ánimo egotista, porque una manifestación tan grande como la que se vio este fin de semana, es solo la punta del iceberg.
Asimismo, la marcha confirma los datos que deben de tener de la baja en las preferencias electorales y la gran decepción que existe en el país con su gobierno y el movimiento que, dicen, va a transformar a México. Lo que dista mucho no solo de ser cierto, sino real y pragmático. Por ello es evidente la desesperación de mantener a como dé lugar los programas y dádivas para la gente y así asegurar el voto para el año entrante.
Las personas se han dado cuenta de la realidad, una muy diferente a la que cada mañana expresa don Andrés en su perorata. La gente ahora sabe que esa realidad presidencial es tan ficticia, como el que se iría a Palenque a la primera manifestación de 100 mil personas en su contra. La que le cumplieron, la que lo mostró, El Meollo del Asunto.
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