La semana pasada hablé de la novela Para acabar con Eddy Belleguele del escritor francés Édouard Louis. Hoy quisiera completar el viaje, pues el mismo autor tiene una obra posterior que se llama Cambiar: Método (1) y la cual está directamente relacionada con la anterior pues continua con la historia interrumpida cuando por fin huye de su casa materna para continuar sus estudios en el liceo, siendo apenas un adolescente.
En esta nueva novela Édoaurd Louis relata su transformación desde el jovencito y desorientado Eddy al Édouard que con muchos esfuerzos consiguió escribir su primera novela, esa a la que nos referimos y donde relata sus vivencias infantiles, las limitaciones que tenía su familia y el rechazo generalizado que experimentó como consecuencia de amaneramiento y homosexualidad.
Si bien, a mi juicio, el último tercio de la novela se cae un poco, debido a las reiteraciones y a una especie de descontrol narrativo, la experiencia general de lectura es satisfactoria. A lo largo de los capítulos, casi todos muy breves, deja ver las auténticas angustias por las que el personaje –y futuro autor– debió transitar para convertirse en el escritor que es en la actualidad.
Quizá lo más atractivo es que no hace un retrato idealizado de sí mismo y que en cada línea se percibe verdad además de las herramientas literarias que le permiten renovar de manera constante la voz narrativa, rompiendo con ello una potencial monotonía que jamás se percibe.
En cada página se permean el dolor, la frustración y el desconcierto que Eddy-Édouard experimentó a lo largo de su proceso de metamorfosis. Dice el narrador: “Cuando crucé el umbral de mi apartamento, me senté en el borde de la cama y llore. Ni siquiera al llorar pensaba en nada. Ya no sabía mi nombre. No lloraba por lo que acababa de pasar, que no era tan grave, que sólo era un momento desagradable de esos que cualquiera puede vivir en cualquier situación; lloraba más bien porque lo que me acababa de pasar me permitía llorar por todas las veces de mi vida en las que no había llorado, todas las veces que me había aguantado las lágrimas. Puede que esa noche, en esa habitación, dejara que mis ojos llorasen veinte años de lágrimas no vertidas” (2).
Cuenta con total apretura desde sus más grandes logros, como ser aceptado en la Escuela Normal Superior, –donde habían estudiado autores de la talla de Jacques Derrida, Pierre Bourdieu, Michel Foucault y Jean-Paul Sartre– hasta su paso por la prostitución homosexual para completar la cuenta del dentista, cuya reconstrucción de la dentadura deteriorada de Eddy era fundamental para convertirse en Édouard.
Se trata de un relato intimista donde Édouard se confronta con sus propios recuerdos, con su propio pasado. A lo largo de la primera parte, la novela está escrita como una extensa carta que le escribe a su padre. En ella le explica cómo el entorno en el que nació y la vida que tuvo de niño lo había marcado para siempre convirtiéndolo en quién era. O más bien, quien realmente era había tenido que sobrevivir de algún modo en ese entorno que negaba y descalificaba su auténtica naturaleza. Dejar de ser Eddy para convertirse en Édouard: “Todos mis gustos, todo lo que hacía, lo que decía, mis opiniones, todo estaba marcado por el pasado. Tu presencia y la de nuestra familia estaban dentro de mí en todos los aspectos”(3).
En la parte final Édouard se da cuenta que su camino no ha hecho más que empezar. Quizá esa es la conclusión más alentadora. El pasado que lo lastraba ha quedado atrás. Ahora, desde una nueva perspectiva como escritor de éxito, la vida se le presenta de una forma mucho más prometedora, pero donde sabe que siempre habrá escollos y sinsabores. Dice Édouard: “Me siento tan lejos de los escritores que cuentan cómo descubrieron la literatura a través del amor por las palabras y de la fascinación poética por el mundo… No me parezco a ellos. Yo escribía para existir”(4).
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1. Louis, Édouard, Cambiar: método, Primera Edición, España, Salamandra, 2023, Págs. 284
2. Ibidem, P. 24
3. Íbidem, P. 49
4. Íbidem, P. 272

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