¿Dónde te encuentras? Y pasan los minutos y no hay respuesta, te lanzas a la calle buscando a tu padre, madre, hijo o hija. Nadie te da respuesta, nadie sabe nada, y los que saben no dicen nada por temor.
La angustia crece hora a hora, buscas ayuda con las autoridades y si bien te va levantas un acta o denuncia, la cual pasará al fondo de una fila fila de casos, como de un metro alto que será turnada a la Policía de Investigación.
Desde este punto, ya han pasado un día y medio y el calvario aún no comienza y tu caso tiene como destino el olvido, la desesperación, el desasosiego… En otras palabras: comienza el fin de tu vida.
En la actualidad, el número de desaparecidos, ausentes, no localizados y cualquier otro nombre que quiera la autoridad para no aceptar la desaparición de una persona, es creciente de manera peligrosa, pero que debería ser una cuestión de alarma social que crea y creará un descontento social, el cual, a pesar de las cifras maquilladas, no conlleva una consecuencia que afecte tarde o temprano a los políticos y sus gobiernos.
La rueda de la vida nunca para, siempre está en movimiento. Así, la historia de la humanidad, nos demuestra que hay que seguir viviendo, no quiero decir que olvides, vive para seguir dando la batalla por el desaparecido, para recordarles a las autoridades que tu familiar está desaparecido más no olvidado.
En tu comunidad, en cualquier parte del mundo, ya sea lejos o cerca, conocerás de desaparecidos por cualquier motivo, pero en su gran mayoría se debe al mal que acecha a la humanidad.
El secreto está en no parar y si por alguna razón se localiza al desaparecido, la autoridad debe de informar las causas de la desaparición de la persona, para que así, el pueblo sepa qué hacer o cómo protegerse.
La gente no desaparece así por así, hay un detonador externo al núcleo familiar que causa la desaparición, por lo cual es importante e imperativo mantener el contacto y comunicación constante.
Además, el pueblo debe de ayudar de manera activa y comprometida cuando se le requiera, conozca o no a la víctima de la desesperación o su familiar que lo busca, porque en algún momento dado puede pasarte.
Los tiempos de antes han cambiado, mira alrededor de tu ciudad o pueblo, date cuenta que ya no es aquel lugar amable donde la gran mayoría se conocía entre sí, sino que hay una gran cantidad de migrantes legales o ilegales que no sabe uno qué costumbres y valores tengan. Con esto no me refiero a la actual situación migrantes, sino a que las costumbres están cambiando y no te debes confiar.
Recuerda “Ándate a la desconfiada”.
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