Donald lo volvió a hacer

Solo hay una imagen capaz de opacar a cualquier noticia ocurrida este mes o este año. Ni siquiera Messi levantando la copa America es capaz de competir con un Donald Trump levantándose fuerte e indestructible con la cara en alto, el puño ensangrentado, la bandera de Estados Unidos como fondo, llamando a sus seguidores al grito de ¡Pelea!

Especular, suponer, afirmar en una situación como esta sería no solo irresponsable, también muy poco asertivo por parte de cualquiera que subestime los alcances del candidato del partido Republicano a la presidencia de la nación más poderosa del mundo.

Lo que sí puedo es comentar acá en voz baja las preguntas que mi mente llena de emociones y dudas tiene al respecto.

Pienso yo que nadie podría ser capaz de, después de recibir el roce de una bala en la cabeza que le vuela parte de la oreja, proveniente no sabemos de dónde en un evento público, no solo no morirse de un infarto por el susto, mucho más que eso: reincorporarse por encima de los miembros del servicio secreto que lo protegen con sus propios cuerpos y en segundos con total entereza levantar el puño y exclamar una palabra que, perdón, a mí me pareciera claramente ensayada.

Poco sabemos del francotirador de 20 años, Thomas Matthews Crooks, que con un rifle adquirido por su padre tiró con tal puntería al candidato que por un error de milímetros considerando las condiciones del aire no le dio en la cabeza sino en la oreja, lo que era mucho más complicado. No se sabe que perteneciera a ninguna organización o que tuviera algún tipo de ideología asociada; en sus redes sociales no se rastrea ninguna clase de enfermedad mental ni inclinación terrorista. Su secreto, como en la mayoría de este tipo de casos, se irá con él a la tumba. La verdad, al menos de su boca, no la sabremos en caso de que existiera, pues fue abatido momentos después del incidente, así como no sabemos sus antecedentes, tampoco sabemos nada de la bala que no entró en el cuerpo de Donald Trump y que debería de haber seguido su curso ni del destino de los otros tiros que supuestamente se escucharon pero no dieron en ningún sitio.

Donald Trump fue atendido en una clínica local y el médico que lo atendió declaró al New York Times que nunca había visto nada así y que sin duda se trataba de un milagro, suponiendo sin conceder que así fuera, que una fuerza superior protegió al candidato y no solo eso: de paso mató la campaña política de su contrincante Joe Biden.

Tendremos  que esperar, pues, los estudios forenses por lo menos para saber si el impacto del tiro coincide con la distancia de la que el arma supuestamente fue disparada para saber si fue suerte o protección divina. Tantas opiniones como posibilidades, en los siguientes días nos dedicaremos a escuchar y proferir argumentos a favor y en contra, aquí la única respuesta aunque sea lejanamente lógica me parecería la que nos indique quién salió beneficiado de la situación. Y así por descarte tal vez alguna vez sepamos qué sucedió.

“Se supone  que debería estar muerto, mucha gente dice que es la foto más emblemática que han visto jamás” palabras de Donald Trump.

Que es el candidato con más posibilidades de ganar es cierto, no necesitaría recurrir a ningún tipo de montaje cuando su estrategia ha sido demostrar que su oponente Joe Biden ya no está en condiciones para gobernar debido a los problemas neurológicos degenerativos que padece y que le generan confusión constante; que el riesgo de prestarse a un montaje que por la complejidad puso en riesgo su vida también es difícil de creer, lo de las vidas de las otras dos víctimas y el tirador no es tan grave como el hecho de que el tiro pudiese haber fallado.

Pasarán los días y las elecciones se verán muy influenciadas por el acontecimiento.

“Sea como sea” el hecho es inaceptable, fueron las palabras del Presidente de México que algo debe de entender y que creo dicen mucho más entre líneas siendo secundado por la Presidente electa.

En fin, si usted me pregunta mi opinión no afirmaré ni negaré nada sino todo lo contrario, solo diré que me parece tan real o falsa como el primer alunizaje del hombre en 1969.