Dios “a la medida” y al gusto de cada quién

A raíz del revuelo desatado con motivo del documento papal “Fiducia Supplicans”, y del asedio generalizado hecho a la Iglesia Católica proveniente, irónicamente, de individuos y grupos predominantemente NO CATÓLICOS, me siento en la necesidad de expresar...

3 de enero, 2024

Julio Chavezmontes Messner

A raíz del revuelo desatado con motivo del documento papal “Fiducia Supplicans”, y del asedio generalizado hecho a la Iglesia Católica proveniente, irónicamente, de individuos y grupos predominantemente NO CATÓLICOS, me siento en la necesidad de expresar mi punto de vista como católico, siempre fiel al Santo Padre y a la Iglesia de Roma.

No deja de sorprenderme el hecho notorio de que, individuos y grupos ajenos a la Iglesia Católica pretendan que la Iglesia reconozca el aborto, como el ejercicio legítimo del derecho de las mujeres “A DISPONER DE SU CUERPO LIBREMENTE.”

(Aunque el aborto es la disposición de un cuerpo ajeno, indefenso además).

A raíz del documento Fiducia Supliccans, se ha recrudecido la presión sobre el Papa, los cardenales, arzobispos, obispos y hasta párrocos, para que modifiquen y alteren la doctrina fundamental de la Iglesia Católica, para “modernizarnos” y así reconocer y celebrar matrimonios entre parejas del mismo sexo.

¿Y QUÉ OCURRE CON LOS JUDÍOS Y LOS MUSULMANES?

Antes de seguir con mi exposición, debo decir que EN ISRAEL, NO SE PUEDEN CELEBRAR MATRIMONIOS HOMOSEXUALES, porque solamente los Rabinos están facultados para bendecir esas ceremonias, Y LA RELIGION JUDIA SOLAMENTE RECONOCE EL MATRIMONIO ENTRE HOMBRE Y MUJER.

Lo mismo ocurre con el ISLAM que solamente reconoce el matrimonio entre hombre y mujer.

Con la diferencia de que en los países musulmanes, no solamente no hay matrimonios gay, sino que la homosexualidad es castigada con la muerte.

SIN EMBARGO YO NO VEO QUE HAYA lobbies empecinados en hacer que los rabinos bendigan los matrimonios homosexuales, o que los prelados musulmanes hagan lo mismo.

¿Por qué será que solamente asedian a la Iglesia Católica y al Papa?

Yo nunca he visto que individuos o grupos no judíos, formen lobbies para obligar a los judíos a consumir carne de cerdo, o a abolir la circuncisión o a cambiar del sábado al domingo el día de su descanso.

No he visto que esos mismos grupos de interés, presionen a los ayatolas o a los mulahs para que las musulmanas puedan usar bikinis o vestirse a la europea.

DESDE LUEGO, NO TENGO CONOCIMIENTO DE CAMPAÑAS ENCAMINADAS A QUE LOS JUDÍOS O LOS MUSULMANES INSTITUYAN EL MATRIMONIO HOMOSEXUAL COMO PARTE DE SU RELIGIÓN.

La Iglesia Católica no ha modificado su doctrina en cuanto a las uniones homosexuales, POR LA SENCILLA razón de que ni el Papa ni todos los cardenales juntos pueden modificar los Mandamientos de la Ley de Dios ni alterar la doctrina de la Iglesia porque son designios de Dios.

Individuos y grupos de mala fe, pretenden que el hecho de BENDECIR HOMOSEXUALES, equivalga a reconocer sus uniones como matrimonio católico.

Eso nunca va a ocurrir.

Cualquiera que haya asistido alguna vez a Misa, se habrá percatado de que, al final, el sacerdote oficiante BENDICE A TODOS LOS ASISTENTES.

Esa bendición no tiene efectos de absolución de pecados.

Para que haya absolución es indispensable que la persona se confiese, movida por sincero arrepentimiento de sus pecados y con el propósito de no cometerlos de nuevo.

MIENTEN quienes quieren envolver a la Iglesia Católica en escándalo, afirmando que el Santo Padre Francisco ha reconocido oficialmente la validez del matrimonio homosexual.

Los católicos creemos que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, Y NO AL REVÉS.

Dios no es un monigote obligado a conceder nuestros caprichos.

Gran parte de la humanidad sigue prisionera de la GRAN MENTIRA que los católicos conocemos como el PECADO ORIGINAL.

Cuando el demonio tentó a nuestros primeros padres convenciéndolos de que, si desobedecían a Dios, ELLOS MISMOS SERÍAN COMO DIOSES…

La misma rebelión sigue y mantiene al mundo en su estado actual de caos y brutalidad.

Gracias a nuestra SOBERBIA, creemos que podemos “matar al hijo del dueño de la viña” y QUEDARNOS CON SU HEREDAD. (1)

Al escribir estas líneas, vienen a mi mente los esfuerzos emprendidos por aventureros y hombres sedientos de poder, que han buscado el SANTO GRIAL, en la creencia estúpida de que funciona como la lámpara maravillosa de Aladino, el de los cuentos.

CREEN QUE APODERÁNDOSE DEL SANTO GRIAL, PODRÁN FORZAR A DIOS A CONCEDERLES SUS DESEOS, como si se tratara de un genio de cuento, sometido a la voluntad de quien posea el cáliz de la Última Cena.

Creo que el documento Fiducia Supplicans ha tenido un efecto desafortunado, porque ha dado márgenes de interpretación que han propiciado tergiversaciones de mala fe.

No recuerdo que haya habido época alguna de la humanidad, en la que el frenesí de una sexualidad desenfrenada, se haya generalizado al grado que hoy vivimos.

Comparadas con nuestra actualidad, Sodoma y Gomorra son tan inocentes como Plaza Sésamo o Bob Esponja.

A este paso, la pederastia dejará de ser delito, y se revestirá como un esfuerzo pedagógico para orientar a los pequeños, guiados por la experiencia de los adultos.

La llamada ideología de género, la promocion intensiva de la homosexualidad y de la estimulación prematura de los niños, siguen una agenda perversa, patrocinada por la ONU, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y demás instancias que no tendrían que impulsar semejantes agendas.

NI LOS ROMANOS en sus épocas de mayor desenfreno, pretendieron engañarse ellos mismos instituyendo el matrimonio entre lesbianas y entre homosexuales.

Los romanos no se engañaban ni acomodaban a sus dioses para saciar sus apetitos.

Para Roma el matrimonio siempre fue y siguió siendo “CONJUNCTIO MATIS ET FEMINAE; CONSORTIUM OMNES VITAE; DIVINI ET HUMANI JURIS COMUNICATIO”.

UNIÓN DE UN HOMBRE Y UNA MUJER; CONSORCIO PARA TODA LA VIDA; COMUNICACIÓN DE LA LEY HUMANA CON LA LEY DIVINA.

DIOS NOS CREÓ A SU IMAGEN Y SEMEJANZA, Y NO AL REVÉS.

MATEO 21:33-45

“Escuchad otra parábola: El dueño de una finca plantó una viña, le puso una cerca, construyó un lagar y levantó una torre para vigilarla. Luego la arrendó a unos labradores y se fue de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, mandó unos criados a recibir de los labradores la parte de la cosecha que le correspondía. Pero los labradores echaron mano a los criados: golpearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. El dueño envió otros criados, en mayor número que al principio; pero los labradores los trataron a todos del mismo modo. “Por último mandó a su propio hijo, pensando: ‘Sin duda, respetarán a mi hijo.” Pero cuando vieron al hijo, los labradores se dijeron unos a otros: ‘ESTE ES EL HEREDERO; MATÉMOSLO Y NOS QUEDAREMOS CON LA VIÑA.’

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