Y no me refiero al de descuentos en el supermercado, el día naranja se conmemora cada día 25 de mes y tiene una razón de ser. Es importante que todos y todas lo conozcamos.
El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Esta fecha fue establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1999 para recordar el asesinato de las hermanas Mirabal, activistas que luchaban contra la dictadura de Rafael Trujillo en 1960 en una lejana República Dominicana.
Cada 25 de noviembre se hacen marchas, conferencias, conversatorios y diferentes eventos para crear conciencia.
Tal vez muchas mujeres no sabemos realmente qué es la violencia por género. Cuando yo era más joven, por mucho tiempo pensé que la violencia era algo muy grave, como una violación sexual o una fuerte golpiza. Jamás olvidaré la primera vez que me enfrenté y realmente entendí lo que es violencia de género. Fue una noche yendo a recoger a mi hijo Nicolas a la Prepa 6. Las alumnas habían colocado un tendedero de denuncias en donde ponían textos y demandas en contra de compañeros y profesores por acoso, exhibían casos de discriminación y machismo dentro de la institución.
Con interés leí cada uno de ellos. Mucho llamó mi atención lo poco que han cambiado las cosas y los casos tan similares que ocurrían cuando yo era joven y que estaban totalmente normalizados: los comentarios subidos de tono, las promesas de calificaciones a cambio de ir en minifalda a clases, los mensajes impropios, agresivos y con contenido sexual no consensuado, los comentarios ofensivos y discriminatorios relacionados con el género.
Tantos años viviendo inmersa en un ambiente completamente violento y que ahora las nuevas generaciones nos abran los ojos, tantos años soportando frases como “Tenías que ser vieja”, “Esto es tema de hombres”, “Las mujeres a su casa a barrer”, “Luego porque lloran”, hasta el mismo presidente de la República y diversos políticos proferían frases ofensivas contra sus parejas, hijas, compañeras de trabajo y nadie decía nada.
Pobres de nosotras, pobres generaciones que vivieron con el machismo sobre la cabeza, pobres de las mujeres como las hermanas Mirabal que quisieron visibilizarlo y fueron asesinadas por ello, pobres de las mujeres a las que se nos sentenció haber provocado agresión con nuestra rebeldía o libre pensamiento, o forma de vestir; pobres de las mujeres a las que no les creyeron, a las que ignoraron, porque ser acosados lejos de ser un delito debía ser tomado como un honor y una distinción de un hombre superior hacia una mujer.
Afortunadamente, y gracias a la conciencia que entre todas hemos creado, esta oscura cortina de hierro está poco a poco cayendo y cada vez tenemos más información y libertad para distinguir lo que es violencia y poder denunciarlo, porque ahora hay organismos, instituciones y espacios en donde la voz de las mujeres se escucha y se atiende, porque hablar de violencia de género ya es un tema de todos y de todas y porque sí, se vale soñar: algún día nuestras hijas podrán salir libres a la calle a sabiendas de que la sociedad y la ley las protege.
Apagones a la mexicana
SOLAMENTE UNA NACIÓN DE INSTITUCIONES SÓLIDAS Y DE LEYES CLARAS Y RESPETADAS PUEDE ASPIRAR AL PROGRESO.
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