Desolación

El escribir sobre la realidad es muy difícil porque el escribiente trata de no dejar de retratar la realidad que es aplastante y castrante. Esto causa vivir en constante alerta, constante desesperación ante la injusticia, desolación y muchísimas sensaciones humanas que tener que sobrellevar para seguir adelante.

Esto le sucede a cualquiera, ya sea el encumbrado económicamente, o el poderoso en algún turno político que nos lee, o al pobre que lucha diariamente por mantenerse a flote sin futuro estable, sin casa, solo con lo que trae en su mochila.

Así pues, todos tenemos algún problema que causa desolación. A decir del papa Francisco en su Catequesis completa sobre el Discernimiento nos dice que la Desolación es: “Oscuridad del ánima, turbación en ella, moción a las cosas bajas y terrenas, inquietud de varias agitaciones y tentaciones, moviendo a infidencia, sin esperanza, sin amor, hallándose toda perezosa, tibia, triste y como separada de su Criador y Señor» (S. Ignacio de L., Ejercicios espirituales, 317). En otras palabras, lo que la vox populi definiría como el sentimiento de “ya no tengo nada que perder”.

Este sentimiento humano causado por la desgracia que nos rodea, hace por instinto natural que busquemos una salida para darnos claridad mental. Muchos, la gran mayoría se refugia en actitudes positivas a parte de las espirituales, otros bloquean la mente con ejercicios extenuantes o dedicándose a algún hobby que les distraiga la mente. Estos son los llamados “positivos”, mientras que los negativos se enfrascan en un sinfín de malas decisiones que solamente los hunde más en el o los problemas.

Al respecto, el papa Francisco dice en Catequesis completa sobre el Discernimiento: Una regla sabia dice que no hay que hacer cambios cuando se está desolado. Será el tiempo sucesivo, más que el humor del momento, el que muestre la bondad o no de nuestras elecciones.

Este es un sabio consejo, el cual debemos de practicar, pero ponértelo más entendible, cuando caigas en el desgano y la tristeza, primero identifica el problema, mira bien dónde estás sin engañarte y mira tus opciones, así te estarás reagrupando para enfrentar lo que venga y resolver cualquier problema. Todo esto recordando que siempre hay un mañana y que será mucho mejor.

“Es interesante notar, en el Evangelio, que Jesús rechaza las tentaciones con una actitud de firme determinación (cf. Mt 3,14-15; 4,1-11; 16,21-23). Las situaciones de prueba le llegan desde varias partes, pero siempre, encontrando en Él esta firmeza, decidida a cumplir la voluntad del Padre, disminuyen y cesan de obstaculizar el camino”, nos dice el papa Francisco.

En este punto, las decisiones que tomes hacia donde llevar tu vida serán por el camino malo o por el bueno. El camino bueno es de lucha diaria, de caer y levantarse, de buscar el mejor algoritmo (o camino) para seguir en tu vida.

El camino malo es la soledad que cause una mala decisión. Te puedo escribir sobre muchas malas decisiones, pero tú bien sabes que en el momento que lo haga herimos susceptibilidades, pero en verdad te digo que uno mismo es el verdadero sensor y juzgador de las decisiones de cómo llevar su vida, lo que nos llevar a decir si decidimos por la mentira y la auto complacencia o por el camino de la verdad por muy difícil que sea.

Equivocarse sobre las decisiones que uno tome no es un gran error que lleve a otro, puede ser, pero si lo aceptas, corriges el rumbo y sigues adelante con más aprendizaje.

Ante todo, lo que vivimos, te dejo este pensamiento del Papa Francisco para terminar: Si sabemos atravesar soledad y desolación con apertura y conciencia, podemos salir reforzados bajo el aspecto humano y espiritual. Ninguna prueba está fuera de nuestro alcance; ninguna prueba será superior a lo que nosotros podemos hacer.

Te recomiendo leer (http://www.aciprensa.com/noticias/catequesis-del-papa-francisco-sobre-la-desolacion-como-materia-de-discernimiento-96374 )