De Mapaches y huipiles

Marcelo Ebrard Casaubón, aspirante a la coordinación nacional de los comités de Defensa de la Cuarta Transformación, aseveró que el proceso interno de Morena tiene vicios y favoritismos, por lo que pidió que se evite caer en prácticas antidemocráticas. Esto ocurre a unos días de levantarse la encuesta final que definirá de forma fáctica, al candidato o candidata presidencial del oficialismo y que muy probablemente será el ganador del proceso presidencial en el siguiente año.

Ebrard a diferencia del intrascendente Enrique de la Madrid, sí tiene posibilidades presidenciales, con la dificultad de que en ningún conglomerado de encuestas lo muestran como puntero en las preferencias. A pesar de lo imprecisos que son los ejercicios demoscópicos, la mayoría de las casas encuestadoras con cierto prestigio, mantienen a la exjefa de gobierno Claudia Sheinbaum con cómoda ventaja, habrá que seguir de cerca cómo se define este conflicto al interior de Morena.

En contraste con el proceso interno opositor, hasta el pasado 16 de agosto la gira de las corcholatas de Morena había caído en cierto letargo y hasta intrascendencia ante lo decantado que parecía el continuismo en el poder. Las denuncias de Ebrard y la construcción de una figura que pueda competir mejor al oficialismo hicieron un poco más atractiva la sucesión presidencial adelantada.  

 

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Sin embargo, aunque con el fenómeno de Xóchitl Gálvez el trompicado proceso opositor obtuvo mayor notoriedad, no necesariamente lo es  por ser un ejercicio pulcro, democrático y ciudadano. Con la rasurada de la Madrid, quien siempre fue una figura inflada que estuvo a punto de bajarse en los inicios del proceso, la oposición entrará en la última etapa en la carrera presidencial contra el oficialismo.

La tercia finalista opositora está conformada por la senadora Xóchitl Gálvez del PAN, el exlíder del congreso el también panista Santiago Creel Miranda y la senadora del PRI, Beatriz Paredes Rangel, de la enorme lista de suspirantes que se fue depurando, o saliendo del proceso interno. Algunos incluso con acusaciones de dados cargados, y litigando ante el TRIFE para que se repita el proceso. En realidad nadie espera que de verdad puedan ganarle una elección presidencial a morena y su nueva maquinaria electoral.

Es en esta parte final del proceso interno opositor es donde se dan las más grandes suspicacias en cuanto a la movilización de estructuras partidistas que podrían no coincidir con las cifras de popularidad de Xóchitl Gálvez. La senadora panista, que también viste huipiles como Beatriz Paredes, en teoría tendría un reconocimiento más amplio entre la población y una mayor aceptación en la enorme base opositora que busca un candidato competitivo ante el oficialismo.

Pero al ser un proceso compuesto entre una encuesta y una elección interna realizada con el padrón de simpatizantes conformado por los aspirantes, sus equipos de campaña y los aparatos electorales del PRI y del PAN,  dicho padrón es controlado por los partidos políticos y sus viejas artes antidemocráticas. Incluso a días de realizarse la elección interna se desconocen los lugares donde se instalarán las casillas para que los simpatizantes acudan a sufragar en la elección interna. 

Para Beatriz Paredes, la llegada a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador fue un accidente histórico, así lo dijo en el foro previo a la depuración de los suspirantes. Antes de que el senador José Luis Preciado y que el exjefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera acusaran de fraudulento el proceso. Llama la atención que la senadora tlaxcalteca tenga mayor conocimiento que los aspirantes cepillados, pues muchos de ellos vienen de cargos legislativos y ejecutivos con mayor visibilidad pública. Es indudable que el PRI y sus cargadas salieron a apoyar a sus dos candidatos, de la Madrid y Paredes, pues el diseño del proceso interno, secuestrado por la partidocracia nunca estuvo en peligro de ser ciudadano en verdad.

Por su parte Santiago Creel que parece ser el suspirante más gris, se había montado en la polémica creada de los libros de texto a los que llamó a tirar por no servir para nada. Sumándose claramente a la campaña creada desde Televisión Azteca, del magnate Ricardo Salinas Pliego, quien no oculta su desprecio por lo que llamó libros con carga ideológica comunista. El polémico empresario sigue litigando para no pagar los 18 mil millones de pesos que adeuda a la hacienda pública en materia de impuestos, además de ser sancionado como violentador en razón de género por el INE, debido a sus constantes ataques personales en twitter contra de la senadora morenista Citlalli Hernández.

No es casual que los árbitros del proceso interno opositor no generen certeza, el método es hasta cierto punto tragicómico y no ha dejado satisfecho ni a los mismos participantes, que veladamente o con todas sus palabras, han acusado de estar cargado a favor de la senadora Gálvez.

La última vez que el PRI realizó una elección interna para elegir su candidato presidencial en el año 2000, se vieron escenas de personas armadas robándose urnas, brotes de violencia y prácticas antidemocráticas registradas en otros procesos presidenciales del otrora partidazo en el poder. Nadie asegura que estas bizarras prácticas no se vuelvan a presentar en lo que sería el descrédito total de un proceso, que de ciudadano solo tiene el nombre, ya que esas comisiones de vigilancia anunciadas tienen claros vínculos con la sociedad civil secuestrada por exmilitantes de Acción Nacional.

El proceso opositor provocaría la risa loca, de no ser por lo evidente de la irracionalidad, ya que para la creación de un proyecto de gobierno se designó al tecnócrata José Ángel Gurria, padre del FOBAPROA, conocido como el ángel de la dependencia al haber renegociado la deuda externa mexicana con condiciones totalmente desfavorables para México. Es más conocido por haber logrado una millonaria pensión de NAFIN que por políticas públicas que beneficien a los mexicanos. El colmo de la miopía política fue el nombramiento del prófugo exgobernador Cabeza de Vaca, como el coordinador principal de la estrategia de seguridad del frente opositor.

La lucha por el poder se realizará en forma salvaje, cuando menos de forma ríspida, en el oficialismo se define muy probablemente al siguiente presidente o presidenta. En la oposición solo la posibilidad de crecer en número de diputados y senadores, pues su renuencia a renovar cuadros políticos, jubilar cartuchos quemados y realizar autocrítica por sexenios de pobreza y marginación para los mexicanos, simplemente nunca llegaron. Por lo que las promesas en huipiles, el circo de campaña y sus estratosféricos gastos, están sentenciados a ser simple atole con el dedo.

 

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