De la jalea real a la eritropoyetina

Pasando por el megapolen, la Espada de Rey, el perejil, el licuado de calabacita, chayote y pepino, los tres crudos y con cáscara, la leche...

4 de enero, 2019 abeja

Pasando por el megapolen, la Espada de Rey, el perejil, el licuado de calabacita, chayote y pepino, los tres crudos y con cáscara, la leche de arroz, la miel pura de abeja, la estricta dieta sin sal, pero rica en verduras cocidas y frutas, te de las siete columnas y te de ortiga y otros tradicionales, salmas, algunas galletas, sin faltar la salsa para dar un poco de sabor, queso, aguacate, margarina, requesón, briznas de cerdo, jamón de pechuga de pavo o de pollo, rara vez uno que otro huevo tibio o estrellado todo monitorizado por los análisis de 33 elementos, electrocardiogramas y placas de tórax, depuraciones de creatinina y pruebas de antígeno prostático.

Todo lo anterior sazonado con un promedio de 13 pastillas y cápsulas distribuidas a lo largo del día y que incluyen ácido fólico, vitamina B12, ácido acetilsalicílico, hierro, fumarato ferroso, sulfato ferroso, tolterodina, propanolol, carbonato de calcio, bicarbonato de sodio, calcitriol, metoprolol, furosemida, amlodipino, contumax, valsartán,  ureless, turasive, alopurinol, finasterida; a los que hay que agregar la interminable lista de antibióticos inútiles, hasta los de quinta generación como la bancomicina,  o los naturistas como el chaparro amargo y el concentrado de semillas de toronja que me aplicaron en el intento frustrado de desalojar una seudomona que me tiene colonizado y que, según el infectólogo, morirá conmigo pero cuidándome no me matará.

Lo anterior durante la exploración por varios ramales de la ruta en pos de la recuperación de mi función renal que hizo crisis el 15 de mayo de 2017, debido a la incorrecta aplicación de una sonda Foley, vesical, que me lastimó la vejiga causándome una hemorragia que me llevó a las puertas del otro mundo.

Baste mencionar que me transfundieron seis unidades de sangre y me quedó una hemoglobina de 7 puntos donde el mínimo aceptable es de 14; la opinión de los doctores al ver mis resultados de análisis era que los valores registrados no eran compatibles con la vida.

El trayecto de mi casa al hospital lo hice inconsciente en ambulancia y al despertar en una fría sala de recuperación poco iluminada, unido por una manguerita de plástico a una bolsita de sangre, sin fuerza para levantarme o para hablar fuerte y preguntar por mi estado de salud, de lo profundo de mi ser salió una oración poniéndome a la disposición de nuestro Creador, reportándome listo si había llegado a mi destino o plenamente dispuesto si recibía la oportunidad de continuar por estos lares. Pedí también a Santa María de Guadalupe me acompañara sea cual fuere el camino por el que fuese yo a seguir.

En la media penumbra de la sala se escuchaba la voz del médico tratante recibiendo el reporte de los responsables del turno.

  • Este paciente no tiene familiares.
  • Pues deme el reporte.

Estentórea, como repique de campana, resonó la voz de mi hija,

  • ¡Aquí estoy yo!,que soy su hija, denme a mí el reporte.

En la persona de mi hija y en su tono de voz encontré la respuesta a mi oración, tenía que seguir por acá, tengo por quienes vivir y me dan una razón para hacerlo.

Si tenía que levantarme de la lona en el último round con la pelea perdida me levantaría a pelear y terminaría con la cabeza en alto y la dignidad íntegra; si estaba en los 40 minutos del segundo tiempo de un partido de futbol cuyo marcador era de 10 a 3 en mi contra metería al menos un gol para llegar al vestidor con un buen sabor de boca.

Era indispensable firme decisión, iluminada por el Espíritu Santo, basada en la fe de mis mayores, respaldada por mi familia y … ¡ADELANTE!

Empezó la lucha apoyado por la incondicional actividad de mi esposa, la generosidad de mis cuatro hijos y el mayor de mis nietos,  quienes en la medida de sus posibilidades económicas y disponibilidad de su tiempo se mantuvieron al pie del cañón.

El diagnóstico del grupo de nefrología del Hospital Juárez, dado con gran respeto y actitud humanitaria, me enviaba a sesiones de hemodiálisis y mantenimiento con diálisis peritoneal, con una optimista esperanza de sobrevivencia de dos a tres años.

Uno de los médicos más jóvenes amablemente me sugirió buscar una atención institucional, ya que el ritmo de gastos que implica la diálisis, no hay fortuna que los soporte.

Mis hijos se movilizaron y antes de lo que podía esperarse ya estaba inscrito como beneficiario del IMSS; con mi reconocimiento y gratitud al excelente servicio prestado por el personal del Hospital Juárez turné al Hospital Mc Gregor del IMSS.

Mi nuevo diagnóstico incluyó fortalecimiento general con especial atención al sistema inmunológico para cirugía de próstata, y posterior tratamiento con diálisis.

Hace algunos años un muy querido tío falleció por falla renal, en esos momentos mi hermano estaba siendo sometido a diálisis peritoneal y no le veía mejoría, y en esos días falleció; la esclavitud a la que se someten el dializado y su familia me hicieron insistir en la búsqueda de otras opciones, la vía institucional y alopática marcaban fatalmente el camino: dieta, diálisis, hemodiálisis, trasplante, fallecimiento.

En mi caso ni lugar en la lista de espera de trasplantes, ni opción para recibir de un donador, la posición nefrológica para utilizar un riñón disponible era para utilizarlo en un receptor con esperanza de vida más larga que la mía, el médico habló conmigo para concientizarme de que no era justo perjudicar a mi esposa o a alguno de mis hijos para utilizar un riñón por unos cuantos años y dejarlos mal por el resto de sus vidas, y su cantaleta parecía disco rayado, diálisis, diálisis, se salva en esta consulta pero con certeza en la siguiente empezamos a dializarlo, ni piense en la medicina privada, no hay fortuna que soporte el gasto, yo tuve un paciente que…

Medicina privada no es solamente hospitales carísimos y tecnología de investigación, existe un amplio abanico de opciones, no he explotado todas, que no requieren más que búsqueda y buena voluntad, tiempo y, a veces, algo de dinero.

Mi investigación me ha llevado a la electroacupuntura, a la herbolaria, homeopatía, nutriología, protocolos de investigación alemanes con los laboratorios Fresenius Kabi, fabricantes de una proteína alimenticia no animal que bloquea el deterioro renal y que es altamente ventajosa como alternativa a la diálisis peritoneal, misma que extrañamente no suple a la diálisis ni valiéndose de su costo inferior y que será muy interesante sujeto de investigación durante la ola anticorrupción que hoy pregona el nuevo gobierno y que ojalá no sea una moda de inicio de sexenio sino una verdadera manera de actuar; no basta con las publicitadas buenas intenciones, hay que tomar acciones profesionales con profundidad y técnicas de investigación científica y contable hechas por personas capaces y honestas a las que se les paguen salarios adecuados a sus capacidades profesionales.

Me integré a un nuevo protocolo de investigación de estos laboratorios que me ofreció una dieta diseñada específicamente para mi y que pretendía durante tres meses no deteriorar mis riñones, o sea mantener la calidad de mi función renal, misión cumplida y dieta que continúo llevando.

Sin interferir con la dieta, recurrí a las investigaciones que en Chapingo lleva a cabo el Dr. Erick Estrada y que ofrece la recuperación de la función renal a mediano plazo mediante un sencillo licuado de Chayote, pepino y calabaza.

Diferentes herbolarios han colaborado con sus experiencias y he descubierto los beneficios de la Espada de Rey y del agua de perejil.

La guerra no está ganada, pero muchas batallas si, la primera me permitió dejar el hospital Juárez y después paso a paso mi recuperación, a manera de indicador puedo comentar que antes de la crisis mi peso era de 76 Kg. Y en el peor momento llegó a ser de 52 Kg. Hoy estoy en 63 Kg. Y la nutrióloga opina que es un peso ideal y debo conservarlo.

Médicos que me vieron antes y ahora se han sorprendido de mi recuperación, familiares y amigos la han calificado hasta de milagrosa y les comparto que espero mantenerme en la lucha con la bendición de Dios y el amor de mi familia.

De la misma manera espero que los barruntos de tormenta que asoman en el horizonte de nuestro país se desvanezcan y salgamos adelante a pesar de AMLO y su banda, y yo tenga la fuerza y el ánimo para seguir comentando.

 

 

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