El INEGI exhibió hace unos días a López -Gatell como lo que es: un mentiroso. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía dio a conocer que el Covid-19 se convirtió en la segunda causa de muerte en el periodo enero – agosto 2020, solo detrás de las enfermedades cardiacas. Las enfermedades del corazón provocaron 141 873 muertes entre enero y agosto de 2020, mientras que el Covid-19 ocasionó 108 658 defunciones.
De acuerdo con las cifras oficiales comunicadas por López-Gatell, el 18 de marzo de 2020 falleció el primer mexicano víctima de Covid-19. El encargado de la pandemia, el mismo que decía que el escenario catastrófico era de 60 000 muertes, informó el 31 de agosto que ese día se alcanzaba la cifra oficial de 64 414 personas muertas por Covid-19, pero hoy el INEGI lo exhibe y muestra, con números y pruebas, que para ese día la cifra real de personas fallecidas debido a la pandemia era de 108 658 personas, es decir, 44 244 personas más de lo que él había reportado. Para que se entienda mejor: al 31 de agosto habían muerto casi 70% más personas de las que López-Gatell reportó.
Al 26 de enero, la cifra oficial que se reportó es de 152 016 muertes. Si le restamos las 64 414 que oficialmente se reportaron al 31 de agosto, sustituimos esa cantidad con las 108 658 reales y sumamos la cifra que ha dado el gobierno del 1 de septiembre al día de ayer, la cifra de muertes sería de 196 260. Obviamente la cifra real supera las 200 000. Y puede usted apostar a que las cifras serán iguales o peores al cierre del año. Eso lo sabremos en octubre de este año.
Pero también hay esperanza. Y no solo en la vacuna. Mucha gente cifra toda su esperanza en la vacuna mientras hay científicos trabajando en diversos tratamientos para la enfermedad. Tal es el caso de la plitidepsina, un antiviral que se usa en el tratamiento contra el mieloma múltiple, que es un cáncer en la sangre, y que en las pruebas clínicas ha reducido la carga viral hasta en un 99%.
El estudio sobre este tratamiento es encabezado por el virólogo español Adolfo García-Sastre del Hospital Monte Sinaí de Nueva York y el medicamento se obtiene de un animal invertebrado que suele vivir en rocas o muelles en el mar. Además de reducir la carga viral, este fármaco combate la inflamación en las vías respiratorias. La sustancia activa no ataca al virus, sino que actúa sobre una proteína humana que el virus necesita para replicarse.
Lo que sigue con este medicamento es la Fase 3 de experimentación y publicar los resultados de la misma. Lo que se puede decir es que la comunidad científica está entusiasmada con los resultados hasta ahora mostrados y habrá que esperar los resultados de la fase 3. Ojalá que sea tan exitosa como las fases 1 y 2.
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