Cuando comienzo a escribir estas líneas, viene a mi mente la famosísima tregua de Navidad, que tuvo lugar durante la semana previa a la Navidad de 1914, en el Frente Occidental, entre alemanes, ingleses y franceses.
En aquel episodio inédito, los soldados de ambos bandos salieron de sus trincheras y se encontraron en la llamada “tierra de nadie”, donde se abrazaron, estrecharon sus manos, charlaron, compartieron sus alimentos y brindaron ¡EN PAZ!
Recordándolos, me gusta imaginar qué es lo que habrían hecho los líderes políticos, si esa tregua se hubiera transformado en un armisticio a partir del cual, esos líderes políticos que nunca participan en las guerras que lanzan, hubieran sido enjuiciados y castigados.
Pero no escribo hoy para hacer propuestas legislativas ni cambios políticos.
Escribo para recordar la razón por la cual aquellos jóvenes convertidos artificiosamente en “enemigos”, decidieron deponer las armas y reconocer su humanidad y su hermandad.
Suspendieron las hostilidades en honor del anfitrión de EL ACONTECIMIENTO QUE HOY FESTEJAMOS A PESAR DE LOS PESARES.
Dejaron de verse como enemigos, en nombre del AMOR DE DIOS, DEL AMOR DE JESÚS.
Fue por eso que los soldados de ambos bandos se unieron en un coro común para cantar los mismos villancicos, en recuerdo del NACIMIENTO NUESTRO SALVADOR.
¿Para qué habrá sido que el Hijo de Dios se hizo hombre?
Se hizo hombre para ofrecerse como víctima propiciatoria en desagravio a Dios Padre, cuyo amor rechazamos con la intención de ser nosotros los que ocupáramos su lugar.
El PECADO ORIGINAL, fue lisa y llanamente, UNA REBELIÓN movida por la soberbia.
Creímos como muchos siguen creyendo QUE SI HACEMOS LO QUE NOS DÉ LA GANA, “SEREMOS COMO DIOSES”…
…los dioses de la revista Forbes…
…los dioses de Wall Street…
…los dioses de los 500 más ricos…
Nuestra rebelión contra Dios continúa.
Conste que no escribo hoy, pretendiendo dar una clase de catecismo, porque soy el menos autorizado.
Creo que tanto para lanzar la primera piedra, como para catequizar a otros, HAY QUE TENER AUTORIDAD MORAL Y YO NO LA TENGO.
Lo que sí puedo decir, es que a estas alturas de mi vida, EN ESTA NAVIDAD, alientan mi esperanza las enseñanzas de dos hombres excepcionales:
NELSON MANDELA y SAN DIMAS.
Nelson Mandela decía QUE EL SANTO, ES UN PECADOR QUE NO SE DA POR VENCIDO.
San Dimas, era aquel buen ladrón crucificado al lado de Jesucristo en el Calvario.
Su gran enseñanza fue, saber reconocer la MISERICORDIA DIVINA encarnada en Jesús, y pedirle que se acordara de él, cuando estuviera en su reino.
Esta Noche Buena, lamentablemente, no habrá treguas en las VEINTE GUERRAS que hoy causan horror y muerte en muy distintos sitios de nuestro planeta.
¿Qué podemos hacer ante tanta violencia, tanta depravación, tanta soberbia?
Aunque parezca inútil a muchos, LO QUE PODEMOS HACER DE INMEDIATO ES REZAR.
PODEMOS PEDIRLE A DIOS QUE NOS PERDONE Y QUE NOS TRAIGA LA PAZ.
PODEMOS PEDIRLE A DIOS QUE NOS QUITE LA CEGUERA PARA QUE PODAMOS VERNOS COMO HERMANOS. Y NO COMO ENEMIGOS NI COMO ADVERSARIOS.
PODEMOS LLAMAR A LAS COSAS POR SU NOMBRE EN VEZ DE PERMITIR LA CENSURA DE LA FALSEDAD LLAMADA “LENGUAJE INCLUSIVO” QUE ES PRECISAMENTE LO CONTRARIO.
Basta que recordemos que el calendario que seguimos, ha contado el transcurso del tiempo a partir del NACIMIENTO DE CRISTO ocurrido hace 2023 años.
Hoy podemos darnos una TREGUA, dándonos el tiempo necesario para apreciar las bendiciones que SÍ tenemos.
Una TREGUA en la que con calma, hagamos los mejores propósitos y los más sinceros para cumplirlos en el año que está por comenzar.
Nosotros, en nuestra casa, conmemoramos LA NAVIDAD como lo que es: EL ADVENIMIENTO DE JESUCRISTO.
Por eso cada año, estemos donde estemos, ponemos un nacimiento conmemorándolo.
En nuestra casa, el nacimiento comienza con una gran carrera de ovejas que llevan los nombres de mis hijos, mis ahijados, mis comadres, mis nietas, mi sobrino Carlos, mis hermanas, Dominguita, y nuestra familia cercana.
La meta de esa gran carrera anual, es llegar al pesebre del niño Jesús, para adorarlo y agradecerle por las bendiciones recibidas.
Hagamos pues, UNA TREGUA que se convierta en paz permanente; una paz de reconciliación con quienes tengamos pendientes; una paz de acercamiento con quienes son nuestros hermanos y no deben sernos indiferentes; una paz de compartir, de comprender, de abrazarnos, no solamente en diciembre, sino todos los días, en un esfuerzo renovado de amor fraternal.
Démosle posada hoy y siempre, a quienes podamos recibir en recuerdo de Maria y José cuyo peregrinar conmemoramos con nuestras mexicanísimas posadas.
Recuperemos lo que significa ser católicos y mexicanos; hermanados bajo el manto de la Virgen de Guadalupe.
LES DESEO A TODOS LOS QUE ME HACEN EL FAVOR DE LEERME, QUE ESTA NAVIDAD LA PASEN EN FAMILIA, RODEADOS DE AMOR Y BENDICIONES, Y QUE EL 2024, LES SEA VENTUROSO EN TODO LO QUE NECESITEN Y DESEEN.
BIENVENIDO NIÑO JESÚS.
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