La intención de López Obrador de seguir generando división cada vez es más patente. En días recientes lo hemos visto atacar a la UNAM al señalar que se ha “derechizado” y que se ha “hamburguesado” (sic). No solo eso. También expresó que si lo que decía no fuere cierto, entonces que los estudiantes salgan a las calles a manifestarse en su contra.
De igual forma y con la misma estrategia, el pasado 29 de octubre de 2021 Andrés Manuel López Obrador expresó que los Derechos Humanos (DDHH), tales como el feminismo, el ecologismo, la protección a los animales y en sí misma “la defensa a los derechos humanos”, si bien son nobles, fueron creados, impulsados o promovidos por el neoliberalismo, y que se usan para “poder saquear a sus anchas”. Así lo dijo:
“Una de las cosas que promovieron en el mundo para poder saquear a sus anchas fue crear o impulsar los llamados “nuevos derechos”. Entonces, se alentó mucho, incluso por ellos mismos, el feminismo, el ecologismo, la defensa de los derechos humanos, la protección de los animales.
“Muy nobles todas estas causas, muy nobles, pero el propósito era crear o impulsar, desarrollar todas estas nuevas causas para que no reparáramos, para que no volteáramos a ver que estaban saqueando al mundo y que el tema de la desigualdad en lo económico y en lo social quedara afuera del centro del debate. Por eso no hablaba de corrupción, se dejó de hablar de explotación, de opresión, de clasismo, de racismo.
“Entonces, agencias internacionales que apoyaban el modelo neoliberal, que es un modelo de pillaje donde corporaciones se apropian de bienes nacionales, de bienes del pueblo, estas mismas corporaciones financiaban, y lo siguen haciendo, a grupos ambientalistas, defensores de la libertad”.
Sobre estas declaraciones, José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), se refirió a ellas en su cuenta oficial de Twitter y las calificó como un “desquiciamiento total”.
No pienso que López Obrador haya hecho estas manifestaciones por estar “totalmente desquiciado”, no, al contrario, pienso que lo hace con todo el conocimiento de causa y alcance de sus palabras y, como siempre, con un fin personal, en el caso, perverso, de dividir al pueblo al ubicar a los Derechos Humanos como una creación del neoliberalismo para “saquear” y “distraer”.
Es perverso, ya que él sabe que muchas personas le escuchan y aceptan lo que diga sin pensar, así, tal cual, sin pensar, siendo evidente que AMLO pretende dividir a quienes respetan los Derechos Humanos contra los que a partir de ahora los denosten, atendiendo a sus infames palabras.
Una vez más el presidente de México evidencia su desprecio hacia nuestra Constitución Política, la cual protege en todo su cuerpo legal a los DDHH. De hecho, el primer capítulo está dedicado a su reconocimiento y protección, denominándose:
“De los Derechos Humanos y sus Garantías”.
Nuestra Carta Magna es enfática en la protección a los mismos reconocidos en ella y en los tratados internacionales de los que México es parte.
Pienso que todos debemos conocer por lo menos el artículo primero de nuestra Ley Fundamental, y por eso transcribo lo que ordena:
“Artículo 1o.- En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los Derechos Humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.
“Las normas relativas a los Derechos Humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia.
“Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los Derechos Humanos, en los términos que establezca la ley.
“Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su libertad y la protección de las leyes.
“Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”.
Como leemos, se ordena a todas las autoridades, comenzando por el Presidente de México, a respetar los Derechos Humanos, así como el propio Estado debe de prevenir y sancionar las violaciones a los mismos. Y López Obrador no solo los violenta, llama a su crítica, y de ninguna forma lo hace por estar desquiciado, repito, de ninguna forma, pues lo expone con todo el dolo ante quienes lo escuchan y lo replican, ahora desestimando la validez y trascendencia de los Derechos Humanos al definirlos como creaciones del neoliberalismo para “poder saquear a sus anchas”. Increíble.
México fue firmante de la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, elaborada por representantes de todas las regiones del mundo con diferentes antecedentes jurídicos y culturales. La Declaración fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948. Fue proclamada desde 1948 por todas las regiones del mundo con diferentes culturas, mientras que el representante de nuestra Nación dice que los DDHH fueron creados por los neoliberales. No, no está desquiciado, es un pensamiento con toda la frialdad que le caracteriza para desestimar todo lo que no le parece o no le acomoda, como las guarderías, como la aplicación de vacunas a los menores, como las marchas feministas o el reclamo de la sociedad acerca de la venta de niñas indígenas, así como cualquier ley o tratado que cuide al medio ambiente, hasta ir en contra de la protección a los animales.
No nos confundamos, López Obrador no hace ni dice nada sin pensar en las consecuencias mismas que busca. Sus últimos actos de vileza fueron, primero, poner a la sociedad civil en contra de la UNAM, lo que genera división; y, segundo, desacreditar a los movimientos feministas, ecologistas y en general a los Derechos Humanos. Y, bueno, es obvio que le molesten algunos humanos, como, por ejemplo, las feministas, pero aún así tiene la obligación constitucional de proteger nuestros Derechos Humanos. El desestimarlos y desacreditarlos tiene más de perverso que de loco.
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