2030 visto desde 2025: sólo habría dos opciones sucesorias

La sucesión presidencial hacia 2030 ha comenzado. ¿Quiénes tienen posibilidades reales de ocupar el máximo cargo de elección popular?

5 de marzo, 2025

Ginés Sánchez

2030 visto desde 2025: sólo habría dos opciones sucesorias

Como deporte nacional se considera el “futurear” en cuestiones sucesorias. Y es que en México, desde el día uno de cada sexenio arranca la carrera sucesoria; unas ocasiones con muchos suspirantes con posibilidades reales, otros sexenios más con muy pocos. Creo que con miras al 2030 sólo habría ya dos cartas visibles y viables con miras a la Presidencia en el periodo 30-36. Esto es, con un sólo personaje adelantado y muy separado del pelotón principal, en la jerga de una carrera de maratón: el secretario de Seguridad Ciudadana Omar García Harfuch.

García Harfuch ha dado resultados en su materia, que es el mayor flagelo de México en lo que va del siglo: la violencia. Y ya desde el mismo enfoque que se utiliza cada que se refiere a los objetivos detenidos, abatidos o por hacerlo aún viene a todos bien, el de “GENERADORES DE VIOLENCIA”, ya que se trata de servir a los mexicanos, que poco les importa que en los Estados Unidos haya una epidemia de adicciones bestial.

El mexicano está muy preocupado y ocupado en salir adelante en su día a día, y lo que demanda es una disminución de la violencia y el combate a los delitos que lastiman al país. Un ejemplo de que el actual gobierno lo entiende es la reciente detención de bandidos michoacanos que siembran el terror en esa entidad y que cometen todo tipo de abusos a la población, con el lujo de (como si de un gobierno paralelo se tratase) cobrar onerosos impuestos a la producción del aguacate y del limón. ¿Que también se tiene que tener contento al segundo gobierno de Trump? Cierto, pero el Tío Sam tampoco es que exija detenciones de inocentes palomitas.

El otro aspirante real es una suerte de candidato emergente en caso de algún escenario extremo: el Doctor Juan Ramón de la Fuente. Su prestigio abarca a todas las fuerzas políticas y forma parte además del gabinete actual. En la crisis electoral del año 2006 se le mencionó con seriedad para entrar al quite en una especie de interinato, lo que a la postre no sucedió, pero el Doctor ya gozaba de aceptación generalizada dado, principalmente a su esencia académica (fue rector de la UNAM) mezclada con buenos oficios políticos.

Ahora que, ojo, en el caso del 2030 un escenario como para considerarlo candidato sería uno extremo, como la falta del hoy secretario García Harfuch, lo cual ojalá no ocurra, dado que esto supondría una auténtica tragedia, y por lo mismo, el Estado mexicano tiene la enorme responsabilidad de mantener a buen resguardo la seguridad de este personaje, dado el innegable riesgo que se cierre sobre él, dado la naturaleza de sus responsabilidades, y que iría a la par de una crisis institucional en México.

Algunos se preguntarán por otros aspirantes. Marcelo Ebrard Casaubón ha mostrado demasiada torpeza en todo lo relacionado a lo electoral, y no tendría por qué ser distinto en esta ocasión. Andrés Manuel López Beltrán carece de una trayectoria lo mínimamente robusta como para considerarlo en serio, además de que el carisma que tenía su padre no se hereda ni se compra en un supermercado. Otros personajes como Raquel Buenrostro, secretaria de la Función Pública no se ve con intenciones de ese calibre.

Entonces, pues, sólo se ve a un aspirante ya muy adelantado, y a manera de un portero suplente en el fútbol, el Doctor Juan Ramón de la Fuente ahí disponible para el advenimiento de algún escenario tanto imprevisto como trágico, que en política éstos no se pueden descartar jamás.